lunes, 17 de febrero de 2014

CUATRO MIL CONDENADOS A MUERTES SIN DELITO



* 400 nepalíes han muerto en las obras de construcción para el Mundial de Qatar (Aumentan las críticas de ONGs a la Fifa para que tomen medidas para mejorar la condiciones de trabajo. […]Se acumulan las presiones por tanto sobre las autoridades de Qatar y sobre la FIFA para frenar la cifra de muertos en las obras, una cifra que algunos advierten podría llegar a 4.000 en el 2022, cuando se lleve a cabo el Mundial. […] Enlace web: http://www.lavanguardia.com/deportes/futbol/20140217/54401262473/400-nepalies-han-muerto-obras-construccion-mundial-qatar.html).

 

El gran Pedro Calderón de la Barca escribió estos versos:

 

¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!

 

Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.

 

Sólo quisiera saber
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
qué yo no gocé jamás? […]

 

En estos momentos tres mil seiscientas personas están sentenciadas a muerte sin que su único delito cometido haya sido el de nacer y necesitar sobrevivir. ¿Tienen que morir solo por haber nacido? ¿O es por necesitar empleo y tener que ir a trabajar a Qatar para el mundial de futbol de 2022 en condiciones francamente infernales (según la noticia el sistema empleado es el sistema kafala bajo el cual los empleados no pueden cambiar de empleo o dejar el país sin el permiso de sus jefes permaneciendo así atados a ellos)?

 

Si ya en España el asunto del trabajo está como está (El Gobierno reduce de 42 a cuatro los tipos de contratos y habrá un asistente virtual para hacerlos – Enlace web: http://www.expansion.com/2013/12/20/economia/1387522776.html) sin contar el paro que asciende ya a 26,7% (datos octubre de 2013), podéis haceros una pequeña idea de a lo que están siendo duramente sometidos los trabajares en Qatar para poder llevar un evento a cabo que durará sólo un mes. ¿Merece la pena llorar a cuatro mil muertos antes de un mundial sólo por la gloria de organizarlo? ¿Qué dignidad debe obtener un país que no mira el cómo organizarlo, ni el coste en vidas, sino la explotación del ser humano en su beneficio propio?

Un mundial no es cosa de un día al igual que no lo son unos juegos olímpicos. Durante mucho tiempo se apostó por ese país o el otro por unos criterios difícil de comprender a veces. Pero que en estos momentos ni la FIFA ni el país anfitrión estén tomando cartas en la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores en las obras del Mundial 2022 con cuatrocientos muertos ya en sus espaldas, es para poner no sólo el grito en el cielo sino para paralizar un proyecto que es un sin sentido si las pérdidas humanas no tienen valor alguno para ellos.

 

¡El valor de una vida es incalculable! Multiplicar esa cifra por cuatrocientos y tenéis la respuesta: NINGUNA OBRA PARA LA COPA MUNDIAL DE FÚTBOL VALE TANTO COMO PARA NO SER PARALIZADA EN ESTOS MOMENTOS POR SU FALTA DE VALOR HUMANITARIO. Si para ellos una vida es menos que nada eso es lo que deberían obtener como país: ¡NADA!

 

Si nadie vela por los vivos condenados injustamente sólo por estar vivos, al menos que alguien recuerde a los muertos y diga: ¡No queremos más entierros de este tipo! ¡No por insensatez! ¡No por las malas condiciones! ¡No sólo por darle a un balón! ¡No por ganar una copa que siempre estará vacía! ¡No por más vidas perdidas! Por eso no vale la pena organizar un evento así. A favor de la muerte laboral,… ¡JAMÁS!

 

MORALEJA: El gran Nelson Mandela dijo: “Si tengo que morir, declaro para todos los que quieran saberlo que iré al encuentro de mi destino como un hombre”. El sabía que sus fuerzas podían desfallecer en cualquier momento. Pero todos aquellos que no lo saben, pese a que para morirse sólo hace falta estar vivo, deberían ser capaces de saber como ir como hombres hacia su destino y no verlo precipitado contra ellos por los nefastos acondicionamientos laborales.

 

domingo, 16 de febrero de 2014

¡LO INTENTÉ! (poema)


¡LO INTENTÉ!

 

¡Lo intenté!

Durante dos años

no tuve nada mío,

todo fue para ella.

Mis peores horas,

mis amargos minutos,

mis pésimos segundos

se acababan tras pasar sus puertas

(en su pequeño mundo

no debía existir nada horrible).

 

¡Lo intenté!

Mi corazón lo sabe,

las lágrimas derramadas

millones de veces

lo corroboraron infinitamente

mientras volvía a casa.

 

¡Lo intenté!

Mas fui la única que lo hizo.

Ni sus hijas, ni su esposo, ni su familia.

Para ellas no era nada.

Buscaban lo fácil,

que no hiciera mucho ruido,

que muriera sin molestar mucho.

¡Yo no la quería así!

La quería viva, vital, alegre.

 

¡Lo intenté!

Ya no volveré a verla.

¡Lo intenté!

Mi alma muere

lentamente sin su amor.

¡Lo intenté!

Y ya no me queda nada.

¡Lo intenté!

Pero no conseguí nada.

¡Lo intenté!

Y la perdí.

 

CHANTAJE EMOCIONAL



Siempre se ha dicho que por amor se hacen grandes locuras refiriéndose a un amor de una pareja que se ama, una relación de dos.

 

Por amor, amor fraternal, amor parental, amor en mayúsculas, que a veces puede ser infinitamente mayor que el que sientes por una pareja, no se suelen hacer grandes locuras pero se pueden llegar a soportar condiciones de lo más dolorosas físicas, psíquicas y emocionales.

 

Hace dos años (bueno, mañana los haría), entré a trabajar en casa de una mujer mayor, de unos 76 años con problemas de movilidad.

 

Con el tiempo (en mi caso fue realmente poco y en el suyo igual) le cogí mucho cariño. Era como una madre para mí que me había regalado el cielo para poder ayudarla en el invierno de su vida.

 

Pese a que estaba en una situación de negación en recuperarse, mi bueno humor, mis mimos, mi cariño y mi inmenso amor, hicieron que saliera a la calle, que cogiera un andador para adultos y que saliera de esa represión obligada por su enfermedad (ataxia con problemas de equilibrio).

 

Sabía que poco a poco sus neuronas se iban a ir debilitando pero, por verla sonreír, por verla feliz y contenta, sería capaz de soportar un dolor tremendo llegado el día en que ya no se acordara ni siquiera de mí, de quien yo era, de lo mucho que la quería.

 

Pero en todo “cuento” o “fábula” con una gran moraleja, hay personas non gratas que tratan siempre de someter a las personas a su voluntad y lo peor, es que son abominables seres humanos que no merecen la pena ni existir.

 

En mi historia el “malo” era su esposo, un personaje inculto, gandul, malvado, sin educación, sin presencia, si vida propia, sin higiene mínima,… el que se anclaba a sus pies dejándola que su movilidad vital de ganas de sobreponerse y continuar, fuera mas rápida y mejor.

 

Este personajillo, a sus hijas las trataba como a chóferes, como chachas que tenían que estar a su disposición, a criadas que tenía que hacer lo que él ordenara porque sí, porque sí. Trataba a sus nietas (de doce y ocho años) como sus pequeñas esclavitas y si las niñas, reían o le daban más besos a su abuela que a él, incluso las insultaba (las buenas maneras nunca formaron parte de su insulso y limitado aprendizaje).

 

Si la pobre mujer ayudaba, con lo poquito que ganaba, a sus hijas tanto con comida como con dinero para el gasoil de llevarlo a él donde quisiera, le montaba una bronca que le hacían subir la tensión, el azúcar y que entorpecían, aún más, su pequeñas mejoras.

 

Ahí no acababa la cosa, pues pese a que su mujer estaba enferma, su santa voluntad de macho, le llevaba a meterse en su cama y hacerle tocamientos pues el ERA EL HOMBRE y daba igual que la mujer no quisiera o estuviera MUY ENFERMA,… El tenía que satisfacer sus deseos lascivos aunque eso a ella le hiciera mas daño que bien (las hijas lo sabían y no hacían nada. ¡Eso era lo peor!).

 

Si todo esto hacía con personas de su sangre imaginar lo mucho que tenía que soportar una persona que no era de su sangre: gritos, insultos, vejaciones, intentos de agresión física, etc.

 

Cuando esa persona se lo comentaba a las hijas su respuesta, sobretodo de la mayor, era siempre la misma: el siempre ha sido así.

 

Dos años puedes ser una delicia o una verdadera tortura. Para mi fueron peor que mas inimaginable de los tormentos que se puedan llegar a imaginar. Sufría por el daño que me hacía a mí pero lo pasaba francamente mal cuando el martirio se lo causaba a mi “madre”.

 

Yo no era nadie. No podía romper una familia pues la sangre, la de aquella mujer que merece gloria bendita donde quiera que vaya, no corría por mis venas. Las que podían hacer algo,… nada, no hacían nada.

 

Después de dos años menos un día, yo ya no he podido más. Aguanté, soporté lo que no está en los escritos por una mujer que se merecía mi amor y mi cariño por entero. Con sus abrazos, con sus sonrisas, con su palabras, con su presencia yo era feliz al verla feliz. ¡Eso ya no ha sido suficiente! Si las que pueden hacer algo no lo hacen,… yo no puedo vivir eternamente ligada a una persona a la que están viendo morir en vida y no hacen nada por ayudarla. Yo estuve ahí, día y noche, cuando tuvo el cáncer, cada día de radioterapia, cada ingreso,… Hoy ya no he podido más. Era o él o yo. ¡He decidido que soy muy joven aún para morir en vida! Por eso me he ido, me he marchado teniéndola que dejar ahí, llorando como una magdalena a mi querida segunda madre.

 

¿He hecho bien? Ahora mismo el nudo que tengo en medio del pecho me dice que no, que no debía marcharme pese a todo por ella. Pero también sabía que yo ya no podía hacer nada más. Informé de los abusos, las llamé cuando las cosas se salieron de madre una semana tras otra tras otra tras otra sin que nadie hiciera nada, sin que nadie tomara cartas en el asunto.

 

Me siento completamente destrozada por entero pero la vida es muy corta para haber perdido la noción de lo que está bien y lo que está mal. En aquella casa el hacer la comida, el hacerle un masaje a ella para la mejor circulación de la sangre, el sacarla de casa y dar una vuelta con la silla de ruedas, el llevarla para arriba o para abajo se convertía en algo malo a los ojos de él que luego, con sus gritos y reprimendas, la torturaba a solas con sus reproches.

 

La quiero, la quiero mucho pero hay momentos en la vida en que hay que decir no puedo aguantar un segundo más y hoy, por desgracia para mí, ha sido ese día.

 

MORALEJA: Honoré de Balzac, novelista francés, dijo: “Jamás en la vida encontrarás ternura mejor, más profunda, más desinteresada y verdadera que la de tu madre”. Yo la encontré en ella, en la viejita que cuidaba con todo mi amor, como también la encontré en mi verdadera madre, en mis abuelas que ya no tengo conmigo, en mi querida abuela postiza que me acogió en sus brazos llamándome nieta hasta que se acabó su vida. Pero el amor no cambia ni se eclipsa con la distancia. Espero que ella lo entienda algún día. Algún día espero también poderlo entender yo.

 

sábado, 15 de febrero de 2014

BRINDO POR EL AMOR (poema)


BRINDO POR EL AMOR

 

No es amor aquel que sólo vive un día.

No es amor si acaba al llegar la mañana.

No es amor cuando no es correspondido.

No es amor si el corazón no te

tiembla cuando él se aleja de ti.

No es amor si no lo extrañas

cuando no está cerca.

No es amor cuando la batalla

constante forma parte de tu día a día.

No es amor si sólo vive en las fotos.

No es amor si acaba

al cerrar la puerta de tu hogar.

No es amor si le levantas la mano.

No es amor si la sometes a tu voluntad.

No es amor si no hay confianza mutua.

No es amor, no te engañes,

si no sientes nada con sus besos.

 

Vivir engañado no es amor.

 

¡Brindo por el amor!

Por el corazón acelerado,

sin motivo aparente,

al escuchar un canción.

Por ganas de volver a casa

pronto para abrazarle entre tu pecho.

Por las inmensas ansias

de hacerle cosquillas

para escucharle reír.

 

Brindo por el te amo sin palabras.

Brindo por la caricia eterna.

Brindo por amarte y seguir amándote siempre.

Brindo por ti, mi amor.

jueves, 13 de febrero de 2014

QUE NADIE ELIJA POR MI



* Bélgica, a un paso de legalizar la eutanasia infantil (Enlace web: http://www.elmundo.es/internacional/2014/02/12/52fb65e922601d6d228b4571.html).

 

* El PSOE compara la ley del aborto del PP con las 'ideas monstruosas' de Ceaucescu (Enlace web: http://www.elmundo.es/espana/2014/02/12/52fb345be2704e5f0f8b456e.html).

 

Las capacidades del ser humano son infinitas. Su capacidad para imaginar, para pensar, para sentir, para percibir,… lo hace ser un animal racional capaz de todo.

 

Siendo capaz de todo, como animal racional,… ¿Por qué tiene que venir otros semejantes a regular sus capacidades? ¿En qué momento perdió el ser humano la libertad de elegir su camino? En el fondo, esas capacidades no están perdidas simplemente, a nivel político sirven para mantener durante un debate tras otro (con el consiguiente ingreso en sus cuentas por los “servicios prestados”).

 

Poder escoger tu decisión en el momento de tu vida que te corresponda no debería ser un debate en un congreso de los diputados. Sólo tú, por todo lo que posees dentro de ti, tendrías que actuar libremente en lo que fuera mejor para tu vida.

 

Pero no, no puede ser. Para eso tiene que crearse leyes nuevas (según el nuevo partido político que gane esas elecciones) simplemente, para hacer ver que hacen algo de provecho.

 

Todos somos muy conscientes que hay palabras que jamás querríamos ver asociadas con los más pequeños. Cuando la eutanasia coge de compañera el vocablo infantil un tremendo escalofrío recorre mi cuerpo o posiblemente el de más de uno. Mas entiendo que yo, como persona, como ser humano completo, lo único que puedo sentir es pena, lo único que puedo percibir es angustia, lo único que puedo pensar es que no debería de existir una situación en la que un niño tuviera que elegir entre vivir una vida “incompleta” según su manera de percibir su circunstancia particular y vital (porque indiscutiblemente su vida, aunque le pese a más de uno, es él el que la vive día tras día).

 

Cuesta dejar que algo así no te sobrecoja en la forma, en el formato, en el trasfondo de la vida y su forma de no ser demasiado licenciosos a la hora de pautar los destinos de cada uno de nosotros.

 

Si nos estamos diciendo día tras día: “¡Yo soy capaz de muchas cosas buenas!” ¿Cómo cuando tengo que elegir en las que crean controversia social o pueden parecer “malas” no estoy capacitado legalmente para ello? La sociedad no debería dictaminar mis acciones.

 

El mundo está lleno de personas que deberían no existir pero,… no por eso la sociedad los ha dejado en libertad después de las muertes más atroces de la vida porque era lo que “legalmente” era lo correcto. Sin embargo, pese a que no sean personas gratas, ahí están, fuera de las prisiones que los contenían.

 

Si un asesino no arrepentido puede campar con la libertad de no haber hecho nada,… ¿Por qué no puede una mujer elegir sobre dar o no dar a luz? ¿Por qué no puede un niño que está sufriendo elegir sobre como terminar con su vida? ¡Nada tiene sentido! O quizás todo lo tenga. El momento y las circunstancias de la vida, nos hacen ser capaces de aprender mientras seguimos adelante. El problema es cuando nos empujan a retroceder y volver a la edad de la ignorancia, de la estupidez, de la represión, de la censura. Entonces no somos nosotros los que necesitamos abrir los ojos sino mostrar, con nuestra propia voz, que somos capaces de dar la libertad imperecedera a quien verdaderamente se la ha ganado con todo su sufrimiento humano.

 

MORALEJA: Ferrer y Guardia dijo: “Se tiene que dejar que el niño, esté donde esté, consuma sinceramente sus deseos”.

miércoles, 12 de febrero de 2014

PACKS INVIERNO-PRIMAVERA: DESAHUCIAR Y DERRUMBAR TODO EN UNO



* Desahucio y derribo de la vivienda de una familia de octogenarios (Enlace web: http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/aragon/desahucio-derribo-vivienda-familia-octogenarios_919939.html)

 

¡El ser humano es extraordinario!

 

Érase un abogado que redacto un contrato la mar de original al tratarse de un hombre con una formación nula y su buena voluntad.

 

Su anciana madre lo firmó sin darse cuenta que "en todas las transmisiones mortis causa constaba este arrendamiento en el registro de la propiedad, pese a que al tratarse de un contrato de tipo industrial este se extinguía a la muerte del propietario”.

 

Cuando la madre falleció y después de once años de litigios, el supremo dictaminó el desahucio y el derrumbe de la casa en que vivían dos octogenarios y sus dos hijos (uno con esquizofrenia y el otro con una discapacidad leve). Para este trámite desplegaron veinte agentes de la Guardia Civil (porque ya se sabe, un par de ancianos, uno de ellos dependiente, y dos hijos discapacitados son una gran amenaza contra las fuerzas del orden).

 

Cuando se apeló a la coherencia, al sentido común, la supremacía por “hacer lo correcto” ha pasado por alto. Lo primero es lo primero y ahí las justicia y los justicieros, siempre lucha a favor del mismo, de ese “personaje” que aprovechándose de la buena fe de las personas que allí iban a vivir, redacto un contrato para ponerles de patitas en la calle después del pago de doscientas mil pesetas del año 1960.

 

Cuatro personas en la calle. Ninguno de los que allí fueron a impartir justicia pensaron que podían ser su padre o su madre. Nadie se negó a ponerse del lado de los más desfavorecidos que sin lugar a dudas, eran aquellas cuatro personas que veían, tras muchos años de vivir en aquella casa, destruida su vivienda y enterradas con ellas sus pertenencias.

 

Cuando uno piensa en los milagros, cuando uno imagina que no había mejor momento para demostrar que entre tanta niña pija de sangre azul atontada, entre tanto ladrón de guante blanco enriquecido por ser yerno de, entre tanto político corrupto, entre tantos agentes del orden que matan y luego intentan borrar las pruebas para no ser juzgados por sus delitos,… podía existir un alma cándida que dijera: ‘¡No! Hasta aquí. Esta mujer y este hombre no tienen porque pasar por esta “desvergonzada” sentencia. Lo que les quede de vida, permanecerán en la finca’. ¡Los milagros no existen! En esta vida no.

 

¡El ser humano es extraordinario! De eso no hay duda. Extraordinariamente cruel (de eso no me cabe la menor duda).

 

MORALEJA: Confucio, (551 AC-478 AC) filósofo chino: dijo: “Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes”. Empeoramos a diario y seguimos sin aprender la lección. ¿Hasta cuando durarán todas estas ganas de no querer ser mejores personas?

 

martes, 11 de febrero de 2014

APRENDIZ (relato)



Es raro como suceden a veces las cosas. No sabes como al final, como por arte de magia, te vas tropezando sin querer, con aquello que tanto deseas y no sabías que deseabas.

 

La novela erótica estaba en auge en nuestro país. Trilogías de lo más excitantes nos habían hecho pasar más de una noche caliente entre las sabanas donde tus manos eran sólo el único consuelo de tu propio cuerpo. Pero para mí, había llegado el momento de ir más allá, de ir más lejos y llevar lo leído a la realidad.

 

Fui a un sex shop. Cuando entré me sentí rara pese a tener treinta y siete años y ser toda una mujer. Me sentí observada por todos mas no había tanta gente y sólo un dependiente. Aún así, me sentí cohibida. Salí, después de mirar un rato, sin nada. ¡Era una cobarde! Tenía que dejar mis complejos y demás en casa si quería conseguir descubrir, si quería conseguir llegar más lejos, si quería aprender de que iba todo.

 

No volví al sex shop pero en casa me conecté a su página web y pude ver todo lo que tenían sobre esposas, cadenas y demás. Todo parecía como muy de juguete y yo quería probarlo todo pero no en broma. Había un link debajo que ponía en la propia web “Habla con nosotros”. Le di y le puse mi petición. Me respondieron por e-mail al día siguiente y en un plazo de 48 horas, podía tener los artículos en casa. El paquete iría muy discreto, ninguna marca, ni de donde, ni nada. Llegó el repartidor y era un día de mucha lluvia. El paquete era de cartón y se había empapado. Al extendérmelo para dármelo se resquebrajó por debajo y todo lo que contenía (un pack de cuatro esposas de nylon, un azotador de madera, un par de pinzas para los pezones,…) todo cayó al suelo. Se agachó a recogerlo pues yo estaba en estado de shock y muerta de vergüenza. El muchacho que tendría unos veinticinco años, alto, fuerte, con los ojos color verdoso, el pelo mojado por la lluvia de un color castaño oscuro pero no esbozó ni una sonrisa, ni una mirada picara, ni esa cara de vaya tía esta. Muy serio pidió disculpas, me dio todo en la mano y se fue. ¡Me dejó sin palabras! Cualquiera, conocido o no, joven o no, me hubiera juzgado con severidad o reído por mi atrevimiento sin tener ni siquiera pareja. Él no. Seriedad, rectitud, saber estar y eso que sólo era un repartidor. ¡Ese chico tenía algo!

 

Había pasado un mes de mi primer pedido y no había podido quitarme a aquel chico de la cabeza. Todo lo que había comprado era para dos, para ser la sumisa o la dominante de alguien y yo,… estaba sóla. Volví a realizar un pedido on-line con la esperanza que me lo repartiera él. Pasado los dos días, llegó el paquete pero el repartido era otro. Me llamé tonta, gilipuertas, poca mujer. Tener a alguien que no cuestiona ante ti y no aprovechar para algo que parecía normal para él había sido infantil, absurdo, necio.

 

Pasó el tiempo. Tenía las cosas que había comprado en el sex shop ahí, riéndose de mi cada día. Pensaba en aquel repartidor a diario pero no lo había vuelto a ver.

 

Un día después de tres meses, volvía a llover. Tronaba y la luz tintineaba como si se fuera a ir. Sonó el botón de abajo. Era un repartidor. No me acordaba que había pedido un par de libros. Abrí y era aquel chico. Yo estaba mojada por la lluvia pues acababa de entrar de la calle. Él estaba como aquel día, el pelo revuelto, el cuerpo húmedo. Cuando estaba firmando la entrega cayó un rayo muy fuerte. Se fue la luz. Grité asustada. El me cobijó en su pecho. Me ayudó a entrar en casa pues estaba muerta de miedo. Volvió otro trueno. Seguía muy asustada. El me decía con voz suave que me tranquilizara. Me preguntó si tenía un par de velas y yo le indiqué. Las encendió. Me sentó en el sofá e iba a irse cuando otro trueno más fuerte me hizo abrazarme a él muerta de miedo. “Tranquila,… me quedaré hasta que se vaya”. No dije nada, estaba muy asustada.

 

Se fue yendo la tormenta poco a poco. La luz no volvía. Él me miró: “¿Estás mejor? ¿Puedo irme?” Le miré y le dije que no. Le pedí que no se fuera. De pie ante mi vi su cara seria y tuve miedo. El tenía que ser mi maestro. Era más joven que yo pero era todo un dominador. No dije nada más. Cogí una vela. Se la di. No hizo falta nada más. Me miró y me dijo que aquello era demasiado duro para mí. No lo dude. Le di todo lo que había comprado en la web de sexo.

 

Me pidió que me desnudara. Su voz era firme y obedecí. Aquello empezaba a gustarme. Puso una mordaza en mi boca con un pañuelo del cuello que había en una de mis sillas. Me excité cuando lo sentí detrás de mí amordazándome.

 

Sacó las esposas y me ato las manos a la espalda. Me sentía tremendamente encendida. Arrasó con sus manos todo lo que había en mi mesa y contra ella me tumbó separándome las piernas con uno de sus pies. Empezó a azotarme el culo. Al sentir su primera palmada un dolor delicioso recorrió todo mi cuerpo. Luego vino otra distante. Y luego una más fuerte sobre el primer azote. Sabía muy bien como darme placer. Sabía muy bien como iniciar a una mujer inexperta como yo. Seguí notando su disciplina en mis nalgas mientras la humedad de mi sexo cobraba cada vez más vida entre mis piernas. Mis pezones se inflamaron de deseo. Cuando el los vio, los retorció con sus dedos. Era un dolor unido a un placer inimaginable. Entre mi mordaza se escapaban mis gemidos de placer. Sentí como bajó su cremallera del pantalón  y su sexo, se adentró en mi culo. Me dolió mucho. No lo esperaba. Cuando empujó la primera vez creía morir de dolor. Cuando el segundo empujón toco mis nalgas el dolor era menos y mi excitación,… sorprendente. Me follaba el culo con fuerza y me gustaba. Me agarró por el pelo para inclinar mi cuerpo un poco hacía atrás. Me derretía de placer con su fuerza. Quería más, y más, y más.

 

Me cogió por las esposas y me condujo hasta mi habitación. Allí me las quitó para ponerme unas atadas a la cama en forma de aspa. Yo estaba allí, amordazada aún. El se quitó la ropa y empezó a mordisquear mis pezones. Con la boca castigaba uno de ellos mientras con la mano, le daba golpecitos al otro. Yo gemía y quería más.

 

Aflojó mi mordaza y me metió su pene en la boca. Aquella fuerza, aquella decisión me ponía muy cachonda. Notaba como su sexo no me dejaba casi ni respirar. Pero el no tener aire, el sentir su fortaleza, me provocaba, me lubricaba tanto por dentro que ansiaba que siguiera, que tuviera el control, que hiciera conmigo lo que quisiera. Mamé su sexo con dificultad, obligada y deseosa de ser aún mas forzada. Me sacó su sexo de la boca y me lo metió en mi sexo de golpe. Se movía fuerte y cada golpe pélvico me hacía derretirme en un orgasmo tras otro, tras otro. Le pedía que no parara y cuando él me escuchaba paraba de golpe dejándome su sexo lo más adentro del todo y muy quieto. Yo quería que se moviera pero debía callarme. Poco a poco volvió con sus embestidas más fuertes, más duras. No podía dejar de gemir, no podía dejar de correrme, no podía dejar de pensar que no deseaba que se acabara aquello nunca.

 

Desató mis manos de arriba y me hizo poner a cuatro patas. Me engancho otra vez el culo con su pene. Siguió con sus bruscas y deliciosas acometidas, azotando mi trasero, con mis piernas amarradas aún a la cama. Cogió mi pelo otra vez y se corrió dentro de mí.

 

La luz no volvió en toda la noche.

 

El volvió a instruirme al día siguiente. Por lo visto, había sido una buena aprendiz y quería seguir aprendiendo junto a él.

 

¡No había sido como en las novelas! Había sido mejor y quería más.