martes, 7 de enero de 2014

FIN DE ÉPOCA (escrito)


Lunes, 6 de enero de 2014

 

Querido Reyes Magos,

 

¡Por fin si acabaron las fiestas! Ya se que para vosotros sólo es un día (aunque vuestro paje se pase desde el veintiséis de diciembre, recogiendo vuestras cartas (antes sería absurdo pues Papa Nöel se las llevaría toda sin dejarle ninguna al pobre paje que, seguro que trabajando como becario, encima de pasar frío, hambre y sueño, no cobraría ni un mísero e insignificante euro (porque el euro, y perdonen que lo diga así de claro, vale menos que nada y cada vez menos (y no se porque será porque el pobre, después de tanto redondeo y operación reajuste (como la operación bikini de la mujeres para lucir tipito en verano que empieza en marzo y dura,… hasta el primer helado) se ha quedo en el purito hueso de una aceituna y no mas))).

 

Otro año más me cansé de todos los manjares habidos y por haber (y eso que no probé ni la mitad de la mitad de la mitad que se sirvieron en las diferentes y variadas mesas). ¡Deseo un plato de lechuga sin aliñar! Soso y sin sustancia.

 

Pero eso no es lo peor: otro año mas me quedé sin mi regalo mas deseado (que no voy a decir cual es para no herir sensibilidades (sobretodo las masculinas, obviamente)). ¿No hay sex shop en oriente o que? ¿Tan complicado es encontrar un “batidor” último modelo tamaño extra grande para mujeres que no se conforman con tallas medias? ¡Ya está bien señores! ¿Y ustedes son magos? Pues en el arte de polvos ni de los mágicos, ni de los la lavadora, ni de los otros.

 

Ahora que no tienen más compromisos hasta el año que viene y viendo que, como la gran mayoría de hombres, hay que decirles las cosas bien claras para que no se equivoquen les informo. ¿Saben lo que es un centímetro? Pues lo quiero de veinticinco, como mínimo, de largaría y de diámetro pongamos que siete. Si es por vicio o por necesidad amatoria mía conmigo misma eso a ustedes no le importa. Traigan lo que me pide o, sin ánimo de ofender, habrá consecuencias (o lo que es decir, si no me traen el año que viene lo que les he pedido le voy a introducir algo similar pero de madera, por sus MAJESTUOSOS Y REALES TRASEROS).

 

Atentamente,

 

UNA MUJER

EXCESIVAMENTE

DECEPCIONADA

(Un error un año vale.

Dos empieza a ser preocupante.

Tres es inadmisible).

lunes, 6 de enero de 2014

LA MAGIA BRILLA SÓLO UNA VEZ (poema)


 
LA MAGIA BRILLA SÓLO UNA VEZ

 

Ilusióname otra vez,

dame la inocencia

de cuando era niña,

haz que vuelva a creer.

En esta hora,

en este día,

en este mundo,

devuélveme lo

que me quitaste

y volveré a creer en ti.

 

No voy a esperar a mañana.

¡Esta es la noche!

No otra cualquiera.

La magia brilla sólo una vez.

Quiero ver el encanto aquí

y ahora para volver a creer.

 

¡Vamos! ¿A qué estás esperando?

¿Te quedaste sin trucos en la manga?

 

Ilusióname otra vez,

dame la inocencia

de cuando era niña,

haz que vuelva a creer.

En esta hora,

en este día,

en este mundo,

devuélveme lo

que me quitaste

para creer en ti para siempre.

 

sábado, 4 de enero de 2014

LEE MI MENTE (poema)


 
LEE MI MENTE

 

Ojalá pudiera leer tu mente,

vivir en tu pensamiento,

rescatarte de las cadenas de tus ideas.

No ser condena, ni presión, ni cadenas.

Ser libertad enérgica,

anidada en cada neurona vital.

 

Viviste anclado en el muro,

asfixiantemente muerto,

enredado en musgo naciente

recubriendo tus poros por entero,

siendo, ante el todos, un hombre perfecto.

¡Más no eras tú!

Eras lo que ellos querían que fueras

(uno más en una partida absurda

de la que jamás formaste parte,

no sensatamente,

hasta que fue demasiado tarde).

 

¡Se acabó seguir penando!

Se acabó formar parte

de un todo irreflexivo y maloliente.

 

Ojalá pudieras leer mi mente,

sentirte como yo te pienso,

independizarte con mis impulsos

neuronales en este mismo instante.

No quiero ser tú.

No deseo que sea yo.

No busco un nosotros.

Sólo verte a ti,

volviendo a ser tú,

regresando a tu cuerpo,

hallando aquello que desees.

 

Ojalá leyeras mi mente.

Ojalá me leyeras ahora.

Ojalá dejes de leerme para siempre.

viernes, 3 de enero de 2014

MUERTO EN VIDA (poema)


 
MUERTO EN VIDA

 

Nadie se acordará de ti cuando mueras.

Cuando tu cuerpo putrefacto vuelva a la tierra,

cuando tus delirios de grandeza

hayan acabado por fin en una fosa,

cuando ya no se seduzcas a ninguna rosa,

tu nombre y quien fuiste desaparecerá para siempre.

 

Nadie se acordará de ti cuando mueras.

Nadie recordará tu templanza,

tus buenas maneras bien adquiridas,

tu labia, tu infinita dominación del verbo.

Serás menos que un recuerdo,

menos que una bruma difuminada

por un viento, menos que nada,… sólo eso.

 

Nadie se acordará de ti cuando mueras.

Ni recordarán si luchaste alguna vez y con quien.

Ni conmemorarán tus esfuerzos ni victorias.

Nadie llorará por tus glorias

si es que alguna vez las ganaste.

Si lloraste o fuiste causante de lágrimas,

si reíste o fuiste el causante de risas,

si amaste o fuiste el causante de amores.

¡Nadie lo recordará ya!

¡Nada tras el adiós para siempre!

 

Nadie se acordará de ti cuando mueras.

¿Tanto te importa ser inmortal tras tu partida?

Si la vanidad te acompaña hasta la muerte

digno será olvidarte cuando hayas muerto.

Sólo aquel que luchó sin pretender

ser recordado brillará tras ponerse su último atardecer.

 

Nadie se acordará de ti cuando mueras.

¡Nunca mereciste ese don!

Vive ahora con la desgracia

de ser mortal, de estar ya muerto.

jueves, 2 de enero de 2014

EL HOMBRE VS. PUERTA AUTOMÁTICA



Todo el mundo sabe, en mayor o menor medida, que ir después de enero a buscar algo para regalar es toda una odisea.

 

Como primer plato, así de entrada, te sueles encontrar estanterías casi vacías por no decir completamente desiertas de juguetes porque los Reyes Magos han arrasado hace semanas con todos ellos. Pero eso no es lo peor. Lo peor de lo peor es que, aunque creas que no vas a encontrar a nadie en esa clase de tiendas y pese la falta de genero, las personas siguen entrando, comprando, haciendo colas y mostrando el lado mas amargo del espíritu navideño: la falta de educación (Si, ya se lo que estáis pensando. ¡Anda que tú también ir a última hora a comprar un juguete! Pues si. ¡¡¡SOY UNA REBELDE!!! Y tras varios años de ir de acá para allá sufriendo entre mamis histéricas, papis desesperados, abuelas que no saben que les dijo ni la nieta ni la hija, abuelos que protestan porque gastarse más de diez euros en un regalo les parece una locura, titos que quieren hacerse pasar por los superpapisderepuestodispuesto comprando todo y más de la tienda,… me he dado cuenta que la vida es tan corta que mejor no malgastarla entre gente desequilibrada a la enésima potencia. Por eso voy más tarde (también encuentro más desequilibrados pero de los normales, de los de toda la vida) a comprar en las tiendas de juguetes).

 

Como segundo plato las cajeras y los cajeros de estos lugares. Desde los que te recuerdan un número mínimo por persona (perdona,… ¿A cuatro días de Reyes y tú con remilgos absurdos? ¿No es esto una tienda? ¿No se trata de vender? ¿O de lo que se trata es de quedarse con stock para el año que viene cuando ya esté descatalogado porque los niños y niñas han elegido un nuevo fan del momento?), o aquel que hace tres cosas a la vez y te encuentra en la caja como desangelada pensando,… “¿Me estará escuchando? ¿HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA? ¡Estoy aquí! Soy a la que estás cobrando” y el tío,… a lo suyo (lo bueno de estos chicos es que no me hacen perder la fe en la raza humana masculina porque,… ¡¡¡SABEN HACER MÁS DE UNA COSA A LA VEZ!!! Por ejemplo el de hoy, le preguntaba a la jefa por una anulación, mientras me cobraba y cuando yo le he pedido una bolsa grande, ha guardado la compra y todo incluso cuando yo creía que ni me escuchaba y a parte,… ¡¡¡HABLANDO POR UN WALKI!!! ¡Genial tío! Me duele decirlo pero,… ¡¡¡ERES EL PUTO AMO!!!), o la cajera borde, que se las da de jefe pero no cobra más y cree que el espíritu navideño es poner en jaque a una cola que ella misma creo por su incompetencia (¿lo bueno de estas personas? Son tan bobas (sin ser rubias porque, contra mi voluntad al admitirlo, son morenas) que cuando les muestras la verdad en pocas palabras, tiene que agachar la cabeza y seguir a lo suyo que no era mucho más de lo que hacía antes de protestar).

 

Como postre apoteósico, al menos para mí en el día de hoy, al volver de vuelta a casa en el coche, he pasado por delante de un supermercado (de los más conocidos en estos momentos por comentarios desafortunados en más de una vez de su responsable y por productos que no cumplían con los mínimos sanitarios para la piel) y había varia personas en la puerta. “¿Alguna oferta interesante?” Pues no. El detector que permitía abrir la puerta automática para acceder a la tienda. Primero había dos mujeres y dos hombres un tanto bajitos. Alzaban las manos para ser descubiertos por la luz roja para poder entrar y nada. Luego han saltado (¿Será esto una cámara oculta? ¿Si no estamos a 28 de diciembre?) haciendo como un salto en forma de aspa para poder ser detectados. Pero eso tampoco ha servido. Las personas seguían llegando y todos intentaban lo mismo hasta que un lumbreras ha intentado abrirla a pulso (menos mal que no estaba cerca porque con el esfuerzo que ha hecho seguro que una flatulencia se le ha escapado o una pedorreta asquerosa y maloliente). No han conseguido nada: ni con saltos, ni con aspavientos, ni con fuerza bruta,… nada ha servido. ¿Sabéis que ha sido lo peor? Que apenas unos doscientos metros estaba la entrada del parking y a nadie (y cuando me he ido de allí había como unas quince persona ya), a nadie, absolutamente a nadie, se le ha ocurrido entrar por el acceso del parking y avisar a alguien de dentro para que lo arreglara. ¿Qué os parece? Media hora larga y seguían saltando, haciendo el baile del chiquichiqui en mil y una posturas y… nadie ha pensado en la puerta de atrás. ¿Lamentable? ¿Patético? ¿O sólo resaca retardada por la cerveza de fin de año? (¿A quién se le ocurre no brindar con cava? Ahí están las consecuencias. ¡¡¡TONTUNA RETARDADA!!!)).

 

En fin, que la vida está plagada de buenos y malos momentos, pero resulta que los peores se concentran siempre del dos al cinco de enero. ¡Ánimo a todos los rebeldes como yo! Sólo quedan tres días para acabar con la tortura.

 

MORALEJA: Luis Fernando Paredes Porras, pedagogo, periodista,  promotor y empresario cultural, dijo: "Quienes recibimos regalos el 6 de enero nos dieron el mayor obsequio: la ilusión y la imaginación;  si para ello tuvieron que mentirnos, es la prueba de que en verdad eran magos". (Como decía Federico Felini (según la película Bajo el sol de la Toscana): "Tienes que vivir esféricamente, en muchas direcciones; nunca pierdas tu entusiasmo infantil, y... todo saldrá como deseas” aunque todos los demás traten de impedirlo a toda costa).

miércoles, 1 de enero de 2014

LA HISTORIA SE REPITE,… ¿PERO POR QUÉ?

 

* EL AYUNTAMIENTO DE LEÓN (PP) CELEBRA LA NAVIDAD CON ESVÁSTICAS EN LAS LUCES NAVIDEÑAS – 30/12/2013 (Enlace web: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2013/12/el-ayuntamiento-de-leon-pp-celebra-la.html).

 

* LA CAMISETA 'NAZI' DE LA FIORENTINA - 02/01/2011 (Enlace web: http://elfutbloglin.blogspot.com.es/2011/01/la-camiseta-nazi-de-la-fiorentina.html).

 

 

Marcelino Menéndez Pelayo (1856–1912), polígrafo, político y erudito español, consagrado fundamentalmente a la historia de las ideas, dijo: "Pueblo que no sabe su historia es pueblo condenado a irrevocable muerte. Puede producir brillantes individualidades aisladas, rasgos de pasión de ingenio y hasta de género, y serán como relámpagos que acrecentará más y más la lobreguez de la noche."

 

La historia de España, la historia de Europa, la historia del mundo y seguimos sin aprender. En pleno siglo XXI, seguimos ignorando, o fingiendo hacer coincidencias nada casuales formen parte de un presente que en vez de aprender y evolucionar, choca de bruces siempre con los mismos mitos, con las mismas malas costumbres, con la forma más desagradable que el inmovilismo y el anclaje de anticuadas “tradiciones” hacen que parezcamos aún catetos desdentados analfabetos ante el mundo.

 

En la historia de España podemos hablar de esa guerra, la Civil, que nos costó tras una victoria, justa o no, una dictadura de cuarenta años.

 

En la historia de Europa podemos hablar de esa guerra, la Segunda Guerra Mundial, que con Hitler a la cabeza, arrasó de tal manera con la vida humana (campos de concentración entre otras muchas barbaries) por la supremacía de la raza aria. En la actualidad en Alemania, quizás por la vergüenza de la historia ha causado en gran parte de la población alemana, la legislación prohíbe y sanciona el uso en público de la cruz gamada, entre otros símbolos nazis.

 

Sin embargo en nuestro país no hemos aprendido la lección. Mientras los gastos innecesarios (como cuadros para la posteridad que se llevan una gran tajada del dinero de contribuyentes que pasan hambre, o sueldazos de jueces que deberían ser revisados, o un senado que no sirve para mucho cuando de reajustes se habla y que teniendo un parlamento es más que innecesario, o mas coches oficiales y mas políticos por habitante que EEUU,…) sigue inundando presupuestos no sólo a nivel nacional, permitimos que las calles de una bella ciudad española luzca, como motivo navideño, las esvástica nazi en una de sus calles como si de tal (y aquí no ha pasado nada).

 

Un símbolo que significó algo tan bello como en la cultura hindú donde creían que la "swastika" era “la llave del paraíso”. Ese mismo emblema que durante la Segunda Guerra mundial, con Adolf a la cabeza, se convirtió en el símbolo del dolor y la agonía humana que en la Alemania del siglo XXI se sanciona y prohíbe para tratar olvidar la historia oscura del país. Esa misma insignia decora una de las calles leonesas, con los señores de azul al mando,… ¿En honor a qué? ¿A la falta de cultura? ¿Al catetismo? ¿Al inmovilismo? ¿A la necedad humana?

 

Lo que está claro es una cosa: que aprender no forma parte de las prioridades de todos los políticos españoles ya sean presidentes, ministros o alcaldes. Y como dijo Marcelino Menéndez Pelayo "Pueblo que no sabe su historia es pueblo condenado a irrevocable muerte […]”.

 

MORALEJA: Cicerón dijo: "Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla". Sólo hubiera deseado que no fuera ni en España, ni en Navidad, ni en decoración, ni mucho menos, como “vitoreando”, a sabiendas o no, una parte muy oscura de las historia de Europa.

 

 

SIETE DÍAS (relato)


Trabajaba en una empresa de publicidad y nos habían encargado el montaje de tres stands de la Feria de Madrid.

 

Me había desplazado hasta Madrid para la supervisión del montaje. Luego, permanecería allí toda la semana para poder arreglar cualquier desperfecto que surgiera con cualquier cosa.

 

Cuando los stands estaban montados y la feria estaba a punto de abrir sus puertas, me dí cuenta de que faltaban varias luces que se habían fundido. No me lo pensé y me puse mi Mp3 (para no pensar en la altura). Mientras la música sonaba subí una gran escalera de tres metros para poder cambiar las del primer stand. Desde allí arriba podía ver a las azafatas que iban llegando (preciosas, esbeltas, deliciosamente sensuales. Yo era una chica normal, proporcionada, pero sin nada que destacara con un simple vistazo).

 

Al bajar vi que en las escaleras había un papel pegado y decía:

 

“Tremenda. Si hubieras estado más

tiempo ahí arriba hubiera subido

a… ¿Puedes imaginarlo?”.

 

Sonreí. Miré a un lado y a otro. No vi a nadie. Me sentí admirada, bella, sexy. No me importaba quien lo había escrito. Sentirme el centro de la mirada de un hombre me hizo estremecerme de la cabeza a los pies.

 

Seguía mi ruta con la escalera para cambiar las luces. Volví a subir y al bajar otra nota:

 

“¿Me estás provocando?”

 

¿Provocar? Pero si no estaba haciendo nada de raro. Estaba rodeada de bellísimas azafatas de esas que crean ilusiones y pensamientos impuros sólo con mirarlas de refilón.

 

Fui al tercer stand y cuando colocaba la última bombilla estuve a punto de caerme. Me agarré fuerte a la escalera pero durante un rato no me vi capaz de bajar. Entonces sentí un suspiro a mi espalda y una mano que me agarraba por la cintura.

 

-         Te ayudo, no te preocupes.

 

Fui bajando con la seguridad de que no me iba a caer. Al llegar al suelo me di cuenta de que era un hombre muy alto, de un metro noventa y cinco como mínimo, moreno, cuerpo moldeado pero no musculoso, elegante, vestido con un tejano azul oscuro y una camisa lila claro con una corbata de color negro con reflejos morados exquisitos. Tenía un aroma que embriagaba. Me quedé mirándolo fascinada deseando que fuera el escritor de la notas.

 

Me preguntó si estaba bien. Le respondí que si y se marchó. No me dijo su nombre. Miré en las escaleras pero no había nota.

 

Fui a guardar las escaleras en un pequeño almacén que nos habían dejado. Cuando abrí la puerta, sentí como me empujaban para adentro. Cerraron la puerta con la luz apagada. Podía sentir el sexo erecto de un hombre en mi trasero. Eso me excitó mucho. Me cogio mis manos y con la otra, desbrochaba mi pantalón y el suyo. Sentí como su sexo atravesaba el mío fuertemente. ¡Creí morir de placer! Sentía su fuerza, sus gemidos mezclados con los míos. Estaba muy húmeda. Todo mi cuerpo ardía de deseo. Me corrí con sus embestidas una y otra y otra vez. Deseaba que no parara, que siguiera follándome salvajemente.

 

Introdujo su mano por mis labios mientras su sexo seguía dentro de mí y empezó a deslizar sus dedos por mi clítoris. ¡Me estaba volviendo loca de deseo! Gemía como una posesa. Deseaba más y más. Sentí como se derramaba dentro de mí. Su leche caliente me hizo derramarme en un orgasmo bestial que me dejó casi sin sentido. Cuando lo recobré, estaba vestida, como si nada hubiera pasado y no había nadie conmigo. Pensé que era un sueño y casi me lo creo si no fuera porque todas mis braguitas estaban inmensamente mojadas.

 

Al día siguiente me presenté en la feria como cualquier día normal. Lo que había pasado formaba del el pasado. Yo debía seguir con mi trabajo. Iba de aquí para allá. Paré un momento para tomar algo de comida y en el plato,… otra nota:

 

“Sigo con ganas de ti.

No me quedé saciado ayer.

¿Te gustaría volver a probarme?

A mi me encantaría devorarte”.

 

Aquella nota me excitó mucho. ¿Cómo podría demostrarle que quería volver a disfrutar de él? No sabía quien era y no sabía como hacérselo saber.

 

Fui para dentro del primer stand y de nuevo,… me arrinconó. Pero esta vez, me tapó los ojos, me levantó sobre un arcón, me bajó los pantalones, mis braguitas y empezó a comerme. Sentir su lengua en mi sexo ardiente me hizo gritar de deseo, gemir de placer. No podía contener mis orgasmos que se encadenaban cada vez más y más. Perdí el sentido de nuevo. Él se había ido.

 

El tercer día la nota estaba en mi café de buenos días:

 

“Hoy quiero hacerlo

con público. ¿Te atreves?”

 

No sabía a que se refería pero deseaba probar su nueva perversión. No pasó nada durante toda la mañana. Creía que se había arrepentido. Fui a comer algo a un restaurante que había dentro del mismo recinto. Me senté sola. Al poco tiempo alguien dejó una caja en mi mesa. Dentro había unas gafas de sol que no permitían ver nada y una nota:

 

“Póntelas e iré donde estás tú”.

 

Me las puse y ipso facto, se sentó delante de mí. Su pierna me abrió las mías. Su pie se deslizó por mi sexo y lo frotaba haciéndome disfrutar de un modo distinto. Tenía que contener mis ganas de gritar pero el hacerlo delante tantas personas, tenía mucho morbo, me excitaba. Yo deslicé mis pies hacía sus pene que el había sacado de su bragueta. Empecé a frotarlo con ambos pies como si fuera como si dos manos lo masturbaran. No podía verle la cara, pero cogía mi mano y la apretaba conteniéndose mucho (me gustaba sentirle caliente y deleitándose de mis caricias). Sentí su leche derramarse por mis pies. Cuando me quité las gafas no había nadie.

Las perversiones siguieron todos los días y sin su rostro. Por toda la feria lo hicimos a oscuras, delante de todos pero sin ser vistos. ¡Había sido increíble!

 

El séptimo día la nota estaba en mi hotel, pegada a la puerta de mi habitación.

 

“Esta noche ponte vestido fácil de quitar.

No lleves ropa interior.

Te espero a la puerta de la feria”.

 

Sólo quedaba un día de feria y por la noche no había nadie. De todas formas fui tal y como él me dijo. Me tapó los ojos con una venda y abrió una puerta. Me desnudó y sentí como se quedaba sin ropa. Se encendieron muchas luces y entonces, me quitó la venda. ¡Era él! El chico de la escalera. Estábamos dentro del pabellón de la feria, desnudos los dos. Me tumbó en el suelo y me penetró (estaba muy mojada). Con cada movimiento de cadera me volvía loca. Me dio la vuelta y a cuatro patas, me penetró analmente (jamás lo había probado,… era fascinante). Seguía sintiendo su fuerza, su poder, su tremenda erección. Quise recompensarle por una semana genial. Me di la vuelta. Me amorré a su sexo y empecé a comérselo lentamente, dedicándole con mi lengua caricias que jamás había proporcionado a nadie antes. No pudo contener su orgasmo y su ambrosía se derramó en mi boca. Sus dedos se deslizaron por mi sexo mientras seguía con su sexo en mi boca. Me proporcionando un orgasmo y luego otro y luego otro.

 

Fue una semana sorprendente. Jamás había disfrutado tanto con un desconocido y no creo que jamás pueda volverlo a hacerlo.