martes, 20 de agosto de 2013

LA ÚLTIMA CARTA (relato)


Querido Rupert,

 

He dormido la siesta hoy y que sueño,… de aquellos que te despiertas empapada en sudor de deseo puro.

 

Estaba de viaje de negocios. Después de un largo día de reuniones, de ir de acá para allá, decidí tomarme una cena ligera en el restaurante del hotel. No tenía ganas de salir. Una mesa para una y una sopa de verduras para calentar el cuerpo, chipirones a la plancha de segundo y de postre un zumo de naranja natural. Cuando llegué al postre pedí una infusión de menta para irme a la cama y vi que un hombre estaba mirándome desde la otra punta del comedor. También cenaba solo y también estaba con el café. Me empecé a poner nerviosa y quise acabarme la infusión cuanto antes y me quemé la lengua. Me giré para que no viera mi cara de boba por quemarme y cuando me dí la vuelta estaba delante de mi, con un baso con dos cubitos en la mano.

 

-         El hielo es lo mejor para la quemadura. – me dijo.

-         ¡No ha sido nada! Pero gracias.

-         ¿Puedo sentarme? – me preguntó con mucho respeto esperando una negativa.

-         Claro,… ya que has venido a socorrerme al menos déjame que te invite a un café. – le dije con una sonrisa en los labios.

 

Pidió un café solo mientras yo me acababa la infusión más tranquilamente. Estuvimos hablando durante mucho rato. Que si los negocios, que si los viajes, que si esto, que si aquello,… fue una charla muy amena. Era un hombre muy agradable, con suprema inteligencia y tenía muchas ganas de seguir hablando con él,… pero era tarde y nos habíamos quedado solos en el restaurante. Él tampoco quería dejar que yo me fuera y me ofreció tomar una copa. Le dije que no bebía y que sería mejor que me fuera a dormir,… que tenía una mañana muy ajetreada al día siguiente. Nos fuimos juntos para el ascensor y seguimos hablando. El estaba en la tercera planta y yo en la quinta. Cuando llegamos a la tercera seguimos sin querer dejar la conversación. Quería que fuera con él a su habitación para tomar una copa,… o un refresco. Le dije que no, que eso le podía dar pie a pensar que podría haber algo que no sería debido.

 

-         ¿Pues porque no tomamos la última en tu habitación? – Dijo él con modo de broma.

-         Nada,… ¿Tantas ganas tienes de tomarte algo? – le solté yo en modo de sorna.

-         No es por tomar algo,… sino por seguir hablando contigo.

-         Vamos entonces a tu habitación,… así pagará tu empresa lo que haya en el minibar.

 

Fuimos a su habitación que era una suite con comedor, un gran baño y una gran cama. Seguimos hablando mientras él se tomaba una copa de wisky del minibar y un refresco yo. Puso el hilo musical y me quiso sacar a bailar. Me sentía muy bien, con ganas de que no acabara la canción que era un merengue sabrosón. Pero luego empezó a sonar una hermosa balada y sus ojos, sus labios, todo él me embriago. Le deseaba y mientras me acercaba a su cuerpo noté que su excitación. Me besó el cuello suavemente una y otra vez. Todo mi cuerpo se estremecía entre sus brazos. Me besó en los labios apasionadamente mientras sentía como su excitación crecía en la parte de la cremallera de su pantalón. Mientras sentía sus labios ardientes, su legua adentrándose apasionadamente en mi boca para jugar con la mía, sus manos acariciándome mi espalda, empecé a desabrocharle la camisa. Empecé a acariciarle el pecho y el me empezó a quitar la blusa. Me empezó a tocar los pechos que ya tenía los pezones erectos y me quitó el sujetador. Mi falda de tubo y su pantalón cayeron al suelo mientras el resto nuestras ropas le seguían. Me besaba mientras nos íbamos a la habitación. Mi cuerpo ardía de deseo y cuando caímos en la cama, desee ponerme encima, sentir su sexo muy adentro mientras le cabalgaba con todas mis fuerzas. Llegar al orgasmo con cada movimiento de caderas fue algo salvaje. Mi excitación iba en aumento mientras el se incorporaba ligeramente y empezó a lamerme los pezones. Me puse a cuatro patas encima de la cama y le pedí que me penetrara analmente. Su miembro estaba erecto, palpitantemente caliente y se adentro en mi trasero deseoso de saciar sus instintos animales. Me embestía y sus gemidos me ponían cada vez más y más y más cachonda. Se derramó dentro de mi pero su miembro seguía erecto, con ganas de seguir con la batalla de cuerpo a cuerpo. Yo me había derramado como una loca encima de él y decidí probar a que sabía su miembro erecto. Era un manantial de ambrosía deseoso de más y cada vez que mi lengua se deslizaba por su pene sentía suspiros ansiosos de más. Mi boca empezó a moverse acompasadamente, lamiendo su capullo, su largo pene, sus huevos,… Él no paraba de estremecerse hasta que se corrió de placer en mi boca.

 

Estuvimos un rato tumbados sin dejar de tocarnos, sin dejar de excitarnos, sin dejar de besarnos apasionadamente. Quise levantarme pero me lo impidió. Me pidió que pasara la noche con él y, que si quería repetir, podíamos volver a probarlo por la mañana o en media hora,… Me quedé tumbada a su lado, sintiendo sus labios en los míos y sintiendo como se tumbaba encima de mi con su virilidad de nuevo en aumento.

 

Me penetró y estaba tan excitada que me corrí con los primeros empujones de pelvis. Me desperté con todo mi sexo muy húmedo.

  

Un abrazo mi dulce amigo y disculpa mi ausencia durante largo tiempo,… vuelvo desde dónde estaba con algo muy bien aprendido.

 

Tú amiga,

 

 

ARACNE

APRENDIZAJE (poema)


 
APRENDIZAJE

 


Busco un camino

que me conduzca a mí.

Esperaba por esperara,

un destino que llega

con trescientos sesenta

y cinco días de retraso.

¿A quién inclino ahora

de que me concierte

por tres pesos?

¿Quién se embriagará

hoy con mi oratoria?

Mas todos aquellos

que consideré ebrios

de belleza no elegían

un cuerpo de mujer

sino un arte de serlo.

 

Ya no puedo acusar el balde.

¡Se me abrieron los ojos!

El reflejo fue mortal.

 

Vivía en un oasis de mentiras.

El espejismo ya no durará más.

Esta soy yo y no otra.

Lucho, peleo pero no contra

un enemigo con rostro de hombre.

 

Lanzarse y no caer

simplemente no es lanzarse.

Lanzarse y salir casi muerto

es el mejor aprendizaje

que te dará un gran maestro.

 

La oratoria es un complemento

que por si sólo no sirve.

La belleza es un suplemento

que por si sólo no sirve.

El coraje es un añadido

que por si sólo no sirve.

‘Hay que ser tridente

buena amiga en esta vida’,

me dijo mi maestro.

‘¿Cómo se consigue?’ Exclamé yo.

‘Con sufrimiento y valor

no con luchas contra

gigantes amolinados’.

 

Mi fiel corcel,

mi noble causa,

mi dura y fuerte armadura

no sirvieron para conseguir nada.

Perder la fe y sentirse

más beata que nunca.

Volver sobre unos pasos

mal aprendidos y encontrar,

en el principio de todo,

el camino correcto.

¡Gran aprendizaje el mío!

 
 
 
 

lunes, 19 de agosto de 2013

CRÓNICA DE TRES DÍAS DE DESCANSO - 18/08/2013 (3/3):


CRÓNICA DE TRES DÍAS DE DESCANSO


18/08/2013 (3/3):



“¡Fin del juego! Se acabó tu tiempo”, te dices mentalmente contra tu voluntad.

 

El desayuno es mucho más triste pues ya se marcharon dos de tus tres hermanas y pese a todo, tu también las hechas de menos. Tu sobrino también se fue y tus cuñados. Tu madre está invadida por la melancolía y recuerda cuando llenó todos los armarios de comida para que nada nos faltara cuando fuéramos a pasar los días que pudiéramos con ellos. Tu padre esta viendo un documental taurino y recordándote que hay que bajar a mirar los niveles de los coches antes de ponerse en marcha (es su forma de demostrarte que está también preocupado ya que a él le enseñaron que los hombres no pueden manifestar jamás que están tristes o que desde que te casaste te extraña al no tenerte en casa cada día aunque sea sólo para comentarle como te ha ido el coche durante el día).

 

Al final bajáis los cinco a la piscina y disfrutáis de las pocas horas de sol. Despedida con un chapuzón normalito que esta vez por fin te sale a la perfección y un par de series de nados primero de braza, crol, espalda,… Bucear de piscina a piscina como cuando eras pequeña (aunque teniendo que parar en el camino a tomar el aire). Hacer un par de pinos casi perfectos bajo el agua y volver a probar la voltereta, también bajo el agua, que al final sale bien si te tapas la nariz porque es la única forma de evitar que tragues agua por decimotercera vez.

 

La hora de comer es casi una pequeña contrarreloj no programada ni pautada.

 

Recoger los cuatro trapos colgados en el armario, cerrar maletas y bajar al coche. ¡Todo tiene un poco de tristeza mezclado con cada pliegue de las ropas!

 

Por fin enfilas de nuevo la carretera que por octava vez en menos de dos años y no la coges bien, como las otras siete veces anteriores, teniendo que seguir un tramo por la nacional hasta que mas tarde, por fin puedes entrar en la autopista.

 

Cinco minutos de cola en el peaje de rigor (aún es poco para lo que normalmente se suelen encontrar alguien al final de una quincena sobretodo la de agosto. Me viene a la mente cuando la Dirección General de Tráfico dice lo que deberíamos salir escalonadamente para evitar las colas y me pregunto: si normalmente ya entre dos parejas es complicado elegir una película que nos guste a los cuatros o un lugar donde cenar, como para pedirle a miles de persones de se ponga de acuerdo para salir unos a una hora unos y otros a otra. ¿Han olvidado en que país estamos los de Tráfico? Si aquí casi el lema universal es: “¡QUE SE JODA NUESTRO VECINO!” como para ponerse de acuerdo en la hora de salida mas de dos.

 

Por fin llegas a tu ciudad y te das cuenta de que acaba de llover mucho, demasiado. Ves como el agua correr por medio de la ciudad intentando salir embarrada hacia ese lugar donde hace poco estabas tú disfrutando de tus míseras escasas horas de vacaciones.

 

Deshaces la maleta y al poner la tele, todo sigue igual que al irte: los mismo problemas tanto en Egipto como en el Peñón con mas tensión acumulada por el paso de los días, paro, dolores de cabeza, centros sanitarios cerrados, corrupción, pactos para poder libarse la prisión y parecer que no han hecho nada los que tenían una gran mano influyente que les protegía la espalda,… Todo está exactamente idéntico como antes de marcharte (puede parecer que los problemas son como una planta que hubieras dejado con agua en un plato y siguiera su curso vital sin importarle que tú estuvieras o no junto a ella).

 

Todo sigue igual pero todo está diferente. Has cogido aire, un poco de bronce y te has dado cuenta, que la vida es muy corta para tener que vivirla a medias o pendiente de cosas vulgares que no llevan a nadie a nada.

 

El mundo sigue ahí, con su gente, con sus cosas y seguirá su curso, como esa planta, hasta que alguien tenga el valor de podarla y liberarla de las malas hojas que de tan renegridas, no la dejan casi ni crecer en paz.

 

CRÓNICA DE TRES DÍAS DE DESCANSO - 17/08/2013 (2/3):


 
CRÓNICA DE TRES DÍAS DE DESCANSO

 
17/08/2013 (2/3):

 

La noche pasó y caíste rendida en una cama más pequeña de lo normal, hinchada con un inflador, que ahora ya le queda sólo un soplido de aire, de la que cuesta levantarse un mundo y medio.

 

Pese a que estamos en familia, te semivistes para salir a desayunar y te sientas en la mesa de la terraza donde mermelada de fresa, mantequilla, crema de cacao, café calentito con leche, aceite, ajo, tomate, tres clases de tostadas de tres panes distintos, pizza de la noche anterior (si, porque tu esplendida tercera hermana (lo de tercera por nacimiento claro está que de momento, pese a ser todo mujeres, no hemos montado un concurso entre nosotras mimas ni mucho menos) que quería que no faltara comida, cuando hizo las cuentas para comprarlas, contó que si éramos diez para come contando a mi sobrino que no comería pizza, hacían falta ocho para cenar (su lógica es mas vale que sobre que no que falte). Eso si, cuando ves la mesa tan repleta de tanto manjar a elegir dices: “¡Ala! ¡Que bueno!”  Pero claro, cuando te las ponen para desayunar te hace gracia. Lo malo es cuando también aparece para comer recalentada que ahí ya te escamas un poco diciéndote a ti misma: “Joer, esto de llegar los últimos al apartamento no es bueno. Claro, como ya se han gastado toda la pasta durante los diez primeros días ya no les queda mas que para el peaje de vuelta”. Pero en fin, tal y como está el panorama, no se puede tirar nada. Eso si, cuando te la vuelven a poner la pizza para cenar la noche siguientes te ACUERDAS DE TU MADRE y en especial de tu hermana y de toda tu familia entera porque VAYA PUTADA tener que comer cuatro veces seguidas, no pizza, sino la misma recalentada que cuando llega la noche eso no es masa cocida sino piedra), batido de chocolate, magdalenas rellenas y croissant de chocolate te esperan, al igual que tu familia, para desayunar. ¡Que bonito es desayunar en la terraza! El sol aún no calienta y la brisa mañanera de las once y media del día es la mejor hora para hacerlo.

 

Después, un poco mas tranquilos, se produce el efecto laxante (unos a causa del café y otros a causa del batido). Lo difícil es que sois diez en un apartamento con dos habitaciones, cocina mediana, amplia terraza, comedor grandecito pero sólo con un cuarto de baño. Ahí se produce en efecto TONTO EL ÚLTIMO que consiste en no quedarte para el final, no por el consecuente olor acumulativo de un espacio cerrado, sino porque el efecto AHÍ QUE VOY producido por un desayuno y cena inusual, no se puede contener con el clásico apretar nalga contra nalga. En fin, que deseas que llegue tu turno entre sudores fríos provocados por la contención cular.

 

Por fin salís todos aliviados en mayor o menor medida, en dirección a la piscina con toallas, cremas, pareos, agua y demás (se vuelve a producir el mojadero normal de nuca, muñecas y tobillos tal y como está mandado). Esta vez, después del fracaso del planchazo contra el agua barriguero del día anterior, te lanzas en bomba que es mucho peor ya que no te acuerdas de saltar mas arriba y no te da tiempo de cogerte las piernas por medio de la pantorrilla y acabas lanzando mas agua fuera que sientes como si hubieras vaciado las piscina con la problemática de cómo te has tirado mal, las rodillas dan en el fondo de la piscina y el dolor del barrigazo del día anterior no es nada comparado con el de hoy.

 

Después de aparentar que todo ha ido bien en el salto tras sacar la cabeza del agua, me pongo a observar la variedad de personas que hay en un lugar de veraneo normal: la mujer que se pone gorra y gafas de sol para meterse en la piscina y que aún no sabemos muy bien porque. En principio imaginamos que es para no mojarse el pelo pero si así fuera, lo llevaría recogido en un moño y no en una coleta que se moja mientras nada. Alguien especula que es por culpa del sol pero si es por eso, el bikini debería taparle escasamente algo más que los pezones y los agujeros del cuerpo que no sean la buconasalesauditivos. Luego está el típico abuelete que va con los nietos pero que no juega con ellos ni para atrás y se dedica a intentar de sacar el máximo de fotos de mujeres en top less mientras aparenta que fotografía a su prole.

Allí, sobre las toallas en la zona de mas sol, hay un par de parejas que no sabes quien está con quien de lo cariñosos que se presentan los cuatro entre si, entre ellas, entre ellos.

Más allá aparecen dos dioses de los cuerpos perfectos y deseables. Nada musculados en exceso pero si en su justa medida, con los ojos verdes y color miel, como si de vampiros de Crepúsculo se trataran. Hipnotizan al pasar y deseas que tengan a bien pasar por tu lado aunque sea sólo de paso. Luego, cuando ya has pensado que serán los próximos protagonistas de tus sueños mas ardorosos de aquella noche, descubres así como quien no quiere la cosa, que las chicas como tu no le van (bueno, en definitiva ni como tu ni como ninguna chica ni mujer del planeta ya que no son de la cera de enfrente sino de tres calles mas para abajo).

En la piscina pequeña mamas y papas que hacen de padres una vez a la semana con sus hijos de corta edad que no paran de llorar porque sienten que están con un extraño.

En otro sector niñitas con cuerpos perfectos pero menores de edad que están de vuelta de todo y que intentan ligarse a los extranjeros mas sexys de la piscina (descontando al sector gay claro está).

 

Después de una jornada mañanera de sol un tanto corta, nos vamos a comer algo y al final, la tormenta perfecta se monta y acabas teniendo que dormir la siesta (sobretodo si te dan verdadero pavor los rayos y los truenos).

 

Por la noche de vuelta a la orilla a pasear junto a pescadores, a despedirte del inmenso y profundo mar mientras tu madre te dice que no te adentres tanto en las aguas que se le acaba de acordar de la película del Tsunami y le parece que no ve muy bien el horizonte (como cuando la escena mas conmovedora y desgarradora de el mismo film). A ti te da por acordarte de Tiburón y te da por hacer una pequeña observación o de lo poco fuertes que somos los humanos o de los influenciables que somos cinematográficamente hablando.

 

Te retiras a dormir, a descansar, a saborear las horas escasas que te quedan de paz, de sosiego, de algo parecido a la libertad.

 

CRÓNICA DE TRES DÍAS DE DESCANSO - 16/08/2013 (1/3):


 
CRÓNICA DE TRES DÍAS DE DESCANSO

 

 

16/08/2013 (1/3):

 

Tal y como está la situación económica actualmente, poder decir ME VOY TRES DE VACACIONES es casi un privilegio (bueno, sin el casi). Además que la salida no te cueste ni un solo euro ya es la reostia pero para que esto ocurra tienen que darse tres factores importantes:

 

1º: Que tus padres tengan cierta edad (mayores de cincuenta y nueve), que hayan pasado todos los veranos de su vida teniendo que ir a ver a sus padres a más de mil kilómetros de distancia (cosa que no les importaba hasta que tenían que cambiar de casa de los padres a casa de los suegros. Lo peor es que los hombres, la mayoría de ellos, se tenía que conformar con sietes escasos días al AÑO con sus padres. El resto del mes, tres largas semanas casi cuatro, tenían que pasarlas con los suegros que, normalmente, no le trataban mal pero tampoco le tenían el aprecio que le tenían a la hija ni mucho menos pese a los gritos anuales y los reproches semanales), hayan decidido que a partir de los sesenta van a pasar quince días en un apartamento alquilado con piscina, jardín propio y muy cerca de la playa y que tengan un nieto que le guste estar con los abuelos.

 

2º: Que uno de los dos haya cogido vacaciones y que al otro, pese a no tener contrato, le permitan cogerse un fin de semana de descanso.

 

3º: Haber cogido, como una manía, guardar los billetes de cinco euros que llegaban a tus manos desde su salida al mercado y haberlos escondidos de forma estratégica que encontrarlos antes de tiempo se hubiera convertido en un misión casi imposible y agotadora (de ese modo, has conseguido ahorrar casi cien euros para gasoil y peajes porque cuando digo que te salga “gratis” el fin de semana de tres días me refiero a alojamiento y a comida ya que NADIE te va a quitar tener que pagar casi los veinte o treinta euros de peaje (según donde vayas) y los cincuenta o sesenta euros en gasoil).

 

Si se conjugan esto tres factores casi imposibles, consigues coger el coche, cerrar la puerta de casa y salir por fin después de 365 días de encierro no voluntario, dirección a la playa.

 

La autopista, incluso con sus locos al volante, te parece algo ideal (pese a los adelantamientos por la derecha obligados por los gilipuertas que cogen el carril del medio a cien por hora desde que cogen la carretera y no lo sueltan hasta llegar al destino como si de una fila de miguitas de pan se tratara o como si fuera una petición que hubieran hecho al SAN ASFALTI DE TODOS LOS SANTOS como promesa de siete meses horribles de problemas con el coche).

 

Es hermoso ver como los camiones juegan a rebasarse una y otra vez en una danza hipnótica donde los pitidos son como las castañuelas que avivan la llama de un baile casi prohibido (como la lambada para vehículos de gran tonelaje pero con muchos más peligros adquiridos).

 

Es inmensamente placentero observar los excesos de equipaje en coches y camionetas que atentan contra las leyes de la gravedad (es mágico observar lo importante que es para mucho llevarse la nevera a cuestas y como nevera no me refiero a esa con asa de color azul con tiras blancas sino a la nevera NO FROST de DOS METROS POR DOS METROS sobresaliendo por todos las costados del vehículo que uno no sabe si es el coche el que lleva a la nevera o la nevera la que lleva al coche).

 

Es tremendamente sorprendente ver carteles de lugares que se encuentran a mas de mil kilómetros en varios idiomas como si ese lugar, estuviera a la vuelta de la esquina (esto, normalmente lo hacen, para los torpes y como son cuatro contados, pues hay que ponerlos en color AMARILLO para que les quede claro que siguiendo esa carretera TO RECTO llegaran, diez horas mas tarde, a su destino).

 

Cuando final llegas al tuyo, a tu emplazamiento veraniego de tres días y dos noches, pese a la indicación de la vía, la prisa por relajarte te invade. Llegas al apartamento, te arrancas la ropa como si esta estuviera en llamas, te pones el bikini mas rápido aún de lo que te has desvestido, coges el ascensor (para ir mas rápido claro por que las escaleras son lentas incluso si estás en un primero) y llegas a las piscina donde te duchas antes de meterte para que no se te corte las digestión (eso si, recuerda, no hace falta el cuerpo entero sólo nuca, muñecas y tobillos que no se como eso evita que te un chungo digestivo, pero que es mano de santo y no se sabe muy bien porque).

 

¡Por fin estás de vacaciones (aunque sólo sean tres días y dos noches)! El agua está ahí y tu estas dentro, chapoteando, disfrutando de las ahogadillas, tirándote de cabeza después de un año y comprobando que irremediablemente se te da horriblemente tan mal como el año anterior porque lo primero que has notado es un planchazo en la barriga que duele que no veas (y aunque cuando sacas la cabeza de la piscina mirando a tu alrededor como aquí no ha pasado nada ellos han visto el barrigazo contra el agua que has dado y se ríen para adentro diciendo,… ¡¡¡OTRA QUE SE CREE QUE NO LA HAN VISTO!!!).

 

Disfrutas haciéndote el muerto, reposando de ese horrible año que has tenido que esperar para poder remojarte el pandero por fin.

 

Cuando la vida parece perfecta y por fin parece que ha llegado la ansiada paz que deseabas, el cielo se pone en tu contra y empieza a llover. A ti no te importa pues estás en el agua y sería absurdo salir corriendo del agua para no mojarse. “¡Es un disparate!”  Te dices. ¡Pero estás equivocado! La mayor incongruencia del mundo es quedarse dentro del agua,… ¿Por qué? Pues sinceramente no tengo ni idea. Al caer las primeras gotas todos, absolutamente todos salen de forma despavorida del agua como si alguien hubiera visto un tiburón blanco como en la película; se lanzan contra las toallas tendidas en el suelo y no dejan de correr hasta llegar a la ducha (y la incongruente soy yo porque quiero quedarme en la piscina).

 

Llega la noche y sales a pasear después de la cena por el paseo marítimo. Te acercas al agua y empiezas a caminar por la orilla del mar románticamente diciéndote: por fin llegó el verano (o el fin de este) y puedo disfrutar de la brisa con aroma a sal.

viernes, 16 de agosto de 2013

SEVILLA (poema)


 
SEVILLA

 

Recuerdo mi Sevilla más de lo que deseo

desde una distancia que me atormenta.

Me invade su aroma a romero,

a hierva buena, a dama de noche.

 

El rumor del río cuando la noche caía

era consuelo del calor adormecido.

 

Recuerdo mi Sevilla, sus gentes, sus calles,

el orgullo latente de haber nacido en el sur.
Quisiera estar allí, pasear por Triana,
sentir el agua del Guadalquivir tocar mis dedos.

La Giralda me embelesa,

me embriaga el Parque María Luisa,

me adopta la penumbra bañada por la risa.

 

Me siento huérfana sino estoy allí.

El aire me falta y nada puede mitigar

mi sufrimiento de sentir que voy

muriendo por volver a Sevilla.

jueves, 15 de agosto de 2013

LA CRUDEZA DE LAS PALABRAS



 

Hay momentos en la vida que las palabras cobran un sentido especial que no siempre suele ser bueno. Cuando escuchas un Te quiero por primera vez, cuando un Te amo te arropa en una cálida noche de verano, cuando te llaman Amor, Cariño, Bombón,… con delicadeza y con pasión es algo francamente bello. Pero cuando por desgracia escuchas Operación, Enfermedad, Muerte,… algo dentro de ti sinceramente se descompone y te deja totalmente a merced de un dolor compartido con aquel que sufre por esas palabras.

 

¡Nadie es mejor cuando muere o cuando está enfermo! Simplemente es que la asociación con ese mal, con esa pena, nos hace más vulnerable a los sentimientos y todo aquello malo que pasó, se borra de nuestra mente dejando paso al miedo de la perdida que lo inunda todo en poco tiempo como si de un virus infeccioso se tratara.

 

Pero no a todos nos pasa lo mismo y por igual. Hay personas de las que puedes escuchar tranquilamente frases como: si les dan veinte pastillas al día así nunca se morirá, que ganas tengo de que todo esto acabe, para vivir de esta manera (en silla de ruedas o con menos conciencia de la que un día se tuvo) mejor que deje de sufrir de una vez y cosas por el estilo. ¿Aman a sus seres queridos aquellos que dicen estas palabras o simplemente están siendo egoístas?

 

Las enfermedades, el paso del tiempo, el deterioro de los cuerpos, no son cosas que uno le gusta vivir ni en presente y en un mundo paralelo o cercano. ¡Los viejos estorban! He escuchado yo más de una vez en el día de hoy. Pero,… ¿A partir de que edad una persona es mayor? A partir de los 65-70 años empieza la tercera edad. Si se es viejo a partir de entonces,… ¿Qué hay que hacer si estorban? ¿Acabar con su sufrimiento? ¿Actuar como LOS CHICOS DEL MAIZ y liquidarlos llegados a estas edad para que dejen de sufrir?

 

El ser humano no es muy inteligente. A veces, muchas veces olvidamos que nosotros también llegaremos, si todo va bien, a esas edades. No digo que por llegar a ser viejos debamos sacrificar nuestras vidas jóvenes o maduras por nuestros bisabuelos, abuelos, padres, tíos,… Pero lo que está claro es que si consideramos que el cuidado de alguien a quien AMAMOS es un sacrificio posiblemente no es amor lo que nos guíe y si interés y codicia a la misma medida.

 

¿Estorban mas los viejos pudientes que los que no lo son? Posiblemente si ya que los fiduciarios, los futuros herederos de ese capital amasado por su familiar no desean el fin de su sufrimiento como ellos quieren aparentar ante la sociedad sino que anhelan cobrar y hacerse con algo que ni se han ganado.

 

Francamente cuesta mucho ser un árbitro imparcial en un juicio moral sobre el amor a nuestros mayores. No busco ser juez pues es muy complicado dictar una sentencia que haga feliz a todos por igual. Lo que está claro es que la vejez no es el fin sino una etapa de la vida. Las personas mayores tienen en su poder un conocimiento infinito de la vida, de las cosas sencillas, del amor, del cariño,… Se que no todos tenemos la fortaleza para estar junto a ellos en el final de su camino vital pero lo que si es cierto que desear su muerte no nos convierte en mejores personas sino en personas francamente vagas que prefieren tirar la toalla antes de seguir aprendiendo de toda la sabiduría que ellos poseen y de la fortaleza que han ganado con los años, las penas,… de sus tremendas ganas de vivir.

 

MORALEJA: Fernando de Rojas, dramaturgo español autor de LA CELESTINA, dijo: “Nadie es tan viejo que no pueda vivir un año más, ni tan mozo que hoy no pudiese morir”.

 

Vivamos mucho o poco sigamos siempre la misma máxima: ¡Vive y deja vivir!