jueves, 20 de junio de 2013

BLANDIRTE CON UN BESO (poema)


 
BLANDIRTE CON UN BESO

 

No existía tu beso en mis labios.

(Resultaba absurdo pensar en ello).

 

Tu boca limitada a mi boca,

como tierra y mar,

como ola y piedra,

como los mensajes

llenos de señales confusas,

como tortura infinita de eclipse.

 

¿Por qué me estremecían?

¿Amor, ternura, traición, dolores?

Ni amor era, tampoco ternura.

No existía traición y

 había siempre insuficiencia de dolor

en tus muerdos lascivamente complacientes.

 

Aparecieron besos entre tus labios y los míos.

(Resulta paradójico detenerse en ello).

Masticamos las voracidades

y nos empachamos de deseo.

¿Besos? ¿Sólo eso?

Cuesta creer que sólo

eso conjeturéis de nosotros.

 

 

miércoles, 19 de junio de 2013

PARA TI QUE NO ME LEES (escrito)


 

 

Querido amigo,

 

Es más fácil escribirte ahora que no me lees. Antes cuando te escribía tampoco me leías pero me molestaba que no lo hicieras. Ahora soy muy consciente de que no lo haces y me da igual.

 

¿Cómo estás ahora que ya no estoy en tu vida? ¿Aliviado? ¿Feliz? ¿Inmensamente contento? La respuesta no me quita el sueño pero más de una vez te he visto en mi mente triste, apenado, como si realmente estuvieras triste por que ya no esté en tu vida. Por suerte, abrí los ojos y me di cuenta de que sólo era un sueño. ¡Tú nunca me echarás de menos! Yo a ti si,… pero no te preocupes, fue solo un momento. Justo el instante que me dije,… ¡¡¡No le importas nada!!! Te lloré cuatro lágrimas y me recompuse al segundo. Quería demostrarme que era fuerte pero francamente no es fuerza lo que me rodea y me hace seguir adelante sin ti. Es más el orgullo, el quererme, el empezar a ser un poco más egoísta conmigo y con lo que me rodea a mí.

 

¡Me estoy convirtiendo en un monstruo! Noto como las uñas cada vez nacen con más fuerza en mis manos que están empezando a parecerse a zarpas por días. Tengo ganas de hacer daño y me siento bien cuando veo el sufrimiento a mi lado y no me da la gana de hacer nada por evitarlo. No sé, es algo extrañamente excitante, como un veneno que se va colando poco a poco por cada poro de mi piel hasta convertirme en algo que no creía jamás que pudiera ser. Ahora mismo, por ejemplo, tengo sed de sangre, hambre de dolor, un terrible deseo de sufrimiento extremo.

 

A veces, desde un cochecito, un niño me mira con sus tiernos ojos y se me estremece lo poco que me queda de corazón. ¡Me quedan apenas cuatro días para perderlo! ¿Cómo lo sé? Simplemente lo sé. La cuenta atrás empezó el día de tu silencio y ahora,… ya no hay vuelta de hoja.

 

Es extraño sentir como el corazón se me van congelando por dentro. Pero no tengo miedo. Supongo que era lo que siempre habías buscado,… que dejara de tener corazón, que dejara de quererte, que me olvidara de ti.

 

No te emociones al leerme si es que al final te entra la curiosidad y empiezas a buscarme entre páginas de Internet dónde antes sabías que yo estaba y ahora ya no. No te escribo porque me esté acordando de ti sino es como una despedida de mi parte humana, una despedida sin lágrimas, sin gimoteos tontos, ni palabras falsas bañadas de amor que nunca existió. Es el fin de un estado lógico del ser humano (tu no crees en otra cosa). Me pudro y me convierto en lo que siempre has deseado para mi: ser un ser completamente oculto que nada puede sentir.

 

Para ti que no me lees sólo unas últimas palabras,… ¡Devora! No, no te quedes el último. Sé que ahora no lo entenderás. ¡No importa! Tu trasformación es más lenta pero llegarás al mismo punto dónde yo me encuentro ahora y lo sabrás. ¡Será tu mantra!

 

Se despide una que un día fue una mujer humana,

 

ARACNE

martes, 18 de junio de 2013

ABRAZAME MUY FUERTE (relato)


 

Nunca lo hubiera imaginado si me lo hubiera contado otro cualquiera. Ahora que lo estoy contando incluso me parece hasta un poco irreal pero lo que viví un día de junio jamás se borrará de mi mente ni de mi cuerpo.

 

El se llamaba Julián y era una persona francamente horrible. No saludaba, siempre colgado del teléfono respondiendo e-mails de trabajo, casi nunca hablaba sino era para humillarte y siempre públicamente. Todos lo detestábamos en el trabajo y por desgracia, era el responsable de la empresa.

 

Llevaba ya cuatro años trabajando allí y había tenido un poco de suerte porque no me había tocado pasar por sus malos modos a la hora de reclamar algo. Pero había sido la primavera de aquel año una mala, con lluvias, con frío que iba y venía y hacía que las personas, enfermaran en masa y teniendo que coger hasta la baja por fiebres altas. Aquella semana de cincuenta que éramos en oficina sólo estábamos tres (no todos de baja sino algunos de vacaciones ya que la empresa no dejaba poder disfrutar de las cuatro semanas seguidas). Marta tenía reducción de jornada laboral por maternidad y se fue a las cuatro. Patrick tuvo que ir a solucionar unos asuntos personales urgentes. Y yo me quedé sola ante una centralita de 10 líneas, sin saber muy bien que hacer y con la sombra de mi responsable pululando muy cerca.

 

Empezó a caer una lluvia terriblemente fuerte y abundante. Parecía que el techo se fuera a venir abajo por el golpeteo de miles de goterones precipitándose irremediablemente contra el techo de uralita que había por encima del falso techo. El teléfono no paraba de sonar y no podía atender todas las llamadas que entraban. Julián salió de su despacho. Me miró inquisitivamente como si me quisiera decir que si era una inútil. En ese momento sonó un trueno ensordecedor. ¡Tenía pánico a las tormentas! Al sentirlo me hice un ovillo y me importó un pimiento el jefe, los teléfonos, todo. ¡¡¡Estaba aterrada!!! Noté como alguien se me acercaba y me abrazaba. Mis ojos estaban cerrados por el pánico, mis manos en los oídos para no ver ni escuchar nada y alguien me aferraba con un abrazo tremendamente paternal, contra su pecho, como protegiéndome,… ¡Me sentí muy segura! Escuché un estruendo pero no pude abrir los ojos. Cuando pasó un buen rato, no recuerdo cuanto, una voz masculina me dijo: “Ya ha pasado todo”. Cuando abrí los ojos y vi a Julián no podía creerlo. ¿Cómo un hombre sin sentimientos podría estar abrazando a una mujer sólo para protegerla de un medio que sólo vivía en su cabeza? Su cabello azabache parecía diferente. Su mirada marrón parecía diferente. Él no parecía la misma persona. No se porque al mirarle y seguir abrazada por sus brazos me giré a ver de donde había venido el estruendo y vi que los cables de la centralita habían sido arrancados por él de cuajo. “Ya lo arreglará mañana el de mantenimiento. Para eso llega temprano”. Respondió de forma cómica y esa sonrisa me cautivó por entero. Me acerqué a su boca y no pude contenerme un beso. Le pedí disculpas por el atrevimiento pero el me devolvió el beso sin dejar acabar mis palabras. Mis manos le quitaron la americana del traje que cayó al suelo. Mis dedos de deslizaron uno a uno entre los botones de su camisa que fue abriéndose poco a poco. Sus manos hacían lo propio con mi blusa mientras su lengua seguía jugando con mi lengua en mi boca. ¡Como besaba! Era dulce, intenso, infinitamente pasional.

 

Desabroche su cinturón y dejé que los pantalones cayeran al suelo tras bajar su bragueta. Llevaba un boxer azul marino que ceñía perfectamente su enorme y descomunal sexo erecto. El me dio la vuelta y desabrochó mi falda que hizo caer al suelo mientras besaba mi nuca. Me despojó de mi blusa por fin y de mi sujetador para acariciar mis pechos jugueteando con mis pezones desde detrás de mí. Sentí su pecho en mi espalda y eso me hizo gemir inmensamente de placer. Su sexo me rozaba el trasero aún contenido en su ropa interior. Dejó caer mis braguitas suavemente en el suelo y yo le quité su boxer. Estaba un poco recostado sobre un box de cuatro mesas sin ordenador y me deslicé hacía él mientras le empecé a besar de nuevo. Me senté encima suyo y su pene atravesó mi caliente y húmedo sexo. Creía morirme de placer. Empecé a cabalgarle primero lentamente, disfrutando infinitamente de toda su virilidad creciente, notando uno a uno, cada centímetro de su descomunal sable. Quería disfrutarlo al máximo y incremente muy poco a poco los rotativos movimientos de cadera. ¡Era increíble! Me estaba volviendo loca de placer cuando empecé a cabalgarlo muy fuerte. El mordisqueaba mis pezones con maestría haciendo que me pusiera más y más ardiente. Estuvimos no recuerdo cuanto pero de lo que si me acuerdo es que aguantó, y aguantó y aguantó hasta que yo estuve a punto de perder el conocimiento tras orgasmo, y orgasmo, y orgasmo, y orgasmo,… hasta que me fue imposible seguir contando por el mareo. ¡Era una tremenda maquina sexual! Cuando estaba medio exhausta, me puse de rodillas delante suyo y empecé a lamer sus huevos, a apretarlos suavemente con mi lengua dentro de mi boca, a lamer todo el camino hasta su glande. Me metí su pene en la boca y le empecé a lamer, primero lentamente, repasando cada rinconcito sin dejar ningún lugar sin lubricación. Sus ganas por fin se derramaron en mi boca y yo me sentí completamente plena como mujer. ¡Era genial aquella locura! Lo mejor había sido formar parte de ella.

 

A ESO LE LLAMAS AMOR (poema)


 
A ESO LE LLAMAS AMOR

 

Me pides amor cuando

tu verga hierve deseando

una vez más mi cuerpo.

- ¡No está el corazón

tan abajo! - Te digo.

Tu respuesta es simple:

una sonrisa muda

que se pierde

en el horizonte

mientras me alejo.

 

¡No sabes amar!

Lo demostrarte la noche pasada

y la anterior y la que precede a esta.

Algo que crece sin un latido certero,

un impulso irrefrenable de tenerme,

un amargo rumor de no saber ni mi nombre,…

a eso le llamas tu amor.

 

¡No sabes amar!

Confundes términos,

lugares, personas.

No son ellas ni yo.

No eres tu o los otros.

No se trata de mostrarte imperativo

sólo por demostrar ser más fuerte.

(No se ama al que puede golpear

sino al que decide no hacerlo).

No se trata de poseer sin ser jamás poseído.

No se trata contigo o con nadie.

¿No lo ves? ¿Sigues sin verlo?

 

¡No sabes amar!

Nunca lo sabrás y no te importa.

Tu eres feliz con tus amantes perdidas,

con tus muecas fingidas,

con esas lágrimas que nunca

muestras pero dices a todos

que existen después de un adiós.

 

¡No sabes amar!

Siempre lo supe.

Ahora ya no puedo seguir

a tu lado ni un día más.

Se me agotaron las ganas,

las fuerzas, el existir sólo a medias.

Me rendí cansada de no sentir

tu abrazo sin tu espada envistiéndome,

sin palabras de amor sólo resuellos.

Me agotaste al no

ver mi nombre en tu boca.

Me cansé te ti.

 

¡No sabes amar!

A eso lo llamas amor.

 

domingo, 16 de junio de 2013

UN EXTRAÑO DÍA (poema)


UN EXTRAÑO DÍA

 

Había risas,

había dolor,

había hedor a campo,

cianuro potásico,

algo que recordaba existir.

Juego o broma,…

ya no importaba.

En un instante todo

se convirtió en nada,

el rumor de estar

vivo era ensordecedor.

 

Se acabó tocar,

sentir otro cuerpo

(hombre o mujer,…

cualquier género

era prefecto

para el placer),

gemir de deseo,

morir de placer.

 

Un golpe certero,

un último recuerdo,

una vida en un instante,

… luego nada.

 

¡Estaba muerto!

 

Ni luz,

ni túnel,…

para mí

no quedó nada.

Quizás no era bueno

morirse en tiempo de crisis.

¡No dejaron ni un

lucero que me guiara!

 

¡Era una putada

morirse siendo pobre!

 

sábado, 15 de junio de 2013

TU YA NO ESTÁS AQUÍ… (poema)


 
TU YA NO ESTÁS AQUÍ…

 

No estás.

Las campanas doblaron

 otra vez, recordando lo lejos

que quedaron tus palabras,

lo vacía que está tu casa,

lo solos que estamos

todos sin tus besos,

sin tus abrazos,

sin tu amor.

 

¡Duele mucho!

Duele tanto

que hasta respirar

se convierte en una tortura.

Poder mirar hacia delante

y ver que en este

presente ya no estás. 

 

¡Te extraño!

Noto tu mano secar

unas lágrimas que jamás

querías en mis mejillas

tras tu marcha.

 

No puedo olvidarte,

debería hacerlo

por dejarme

tan sola, … no quiero.

 

Abrázame esta noche tan oscura sin ti.

Ven en sueños para regañarme,

para darme una reprimenda

por mi llanto,

… necesito verte abuela.

 

¡ESTO ES MUY DURO SIN TI!

 

¡SÓLO EXISTEN LAS MANZANAS ENVENENADAS! (poema)


 
¡SÓLO EXISTEN LAS MANZANAS ENVENENADAS!

 

Me alcanzó en la oscuridad nocturna,

tétricamente misteriosa.

Me dominó en forma,

voluntad, esencia.

Se paró mi corazón en seco,

inundándome el alma de tinieblas.

Caí presa de un amor

que no entiendo,

que no me entiende,

que me condena a la indiferencia.

Dejé un mundo aburrido,

renuncié mi anhelo falso

de buscar, encontrar, disfrutar

un incomprensible amor.

Me rendí al espectro del casorio,

para ilusoriamente no estar sola.

 

¡Fui estúpida!

Una niña cursi,

una niña mala,

una niña rara.

Cansada de cuentos

me abandoné a la corriente

para pudrirme entre

cuatro paredes siendo

la perfecta esposa,

la amante iniciada,

la madre fervorosa.

 

¡Fui estúpida!

Me imaginé

un afecto que inexistente,

un estremecimiento

que reside sólo en la ficción,

para sucumbir en los sueños.

 

¡Nadie ama!

¡Nadie busca amor!

 ¡Nadie quiere estar con otro!

 

No hay zapato de cristal,

ni calabaza encantada,

ni hadas madrinas.

¡Sólo existen las manzanas envenenadas!

Procura nunca comer una.