miércoles, 6 de marzo de 2013

CONSPIRACIONES MUDAS


Que el pueblo piense no es bueno. Que el pueblo opine no es bueno. Que el pueblo tenga una visión diferente no es bueno. Que el pueblo ejerza sus derechos no es bueno. Que el pueblo se revele no es bueno. Así podría seguir hasta quedarme sin folios o acabar dormida sobre el teclado del ordenador pero la verdad, que pese a lo que opine una gran mayoría, el poder no radica en el poder del dinero sino en el poder de la mayoría, del pueblo, de la gente.

 

Si miramos atrás y vemos la historia es fácil saber esta respuesta. Por ejemplo, si miramos las causas de la Revolución Francesa encontramos (según Wiki) que en términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución: un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante; el surgimiento de una clase burguesa que nació siglos atrás y que había alcanzado un gran poder en el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el político; el descontento de las clases populares; la expansión de las nuevas ideas ilustradas; la crisis económica que imperó en Francia tras las malas cosechas agrícolas y los graves problemas hacendísticos causados por el apoyo militar a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Esta intervención militar se convertiría en arma de doble filo, pues, pese a ganar Francia la guerra contra Gran Bretaña y resarcirse así de la anterior derrota en la Guerra de los Siete Años, la hacienda quedó en bancarrota y con una importante deuda externa. Los problemas fiscales de la monarquía, junto al ejemplo de democracia del nuevo Estado emancipado precipitaron los acontecimientos.

 

Si seguimos repasando la historia, en 1917, El zar de Rusia, Nicolás II, se vio forzado a abdicar. Este acontecimiento marcó el fin de varios siglos de gobierno imperial autocrático, y la monarquía desapareció cuando el zar y su familia fueron asesinados en misteriosas circunstancias por los bolcheviques.

 

Nicolás II, fácilmente influenciable, no acertó muchas veces a escoger a sus ministros y  sus consejeros, muchos de los cuales fueron tachados de incompetentes o de corruptos. Por otra parte el zar era un marido devoto de su mujer y de su familia, que prefería la tranquilidad de la vida privada a cualquier cosa. Tuvo cuatro hijas, y finalmente, el heredero Alexis, que sufría la enfermedad de la hemofilia. Esta fue una de las causas de que, tanto el zar como la zarina Alejandra, se dejaran influir por embaucadores, especialmente por el disoluto y legendario Rasputín.
El desastroso conflicto con el Japón (1904-1905) creó un desorden revolucionario en toda Rusia y, aunque el zar se vio forzado a promulgar una constitución, no obstante permaneció ciego ante las necesidades reales de su pueblo. El estallido de la primera guerra mundial fue una terrible conmoción para Rusia y el principio de una guerra civil con disturbios en las calles y motines en el ejército y en la marina...
El affaire Rasputín complicó todavía más la situación de la familia imperial, abocada a un trágico final.

 

Y seguro que si seguimos buscando, encontraríamos más y más datos históricos que sin querer o queriendo, nadie, en especial los que tienen ese “poder” imaginario toman en consideración. Una frase que decía mi profesora de historia era “Aquellos que ignoran su historia están condenados a repetirla” (sé que la frase no es suya pero yo hoy se la tengo que otorgar a ella, porque cuando la escuché la primera vez, quedé francamente fascinada de la solemnidad es esas palabras). Pese a todo, pese a que sabemos lo que pasó y la fuerza que tenemos, no seguimos creyendo esas “conspiraciones mudas” no tan silenciosas que apartan a una persona publica muy MANCHADA POR UNA VERDAD REALMENTE INCOMODA QUE EL MISMO OCULTABA, que ignoraba una y mil veces LAS NECESIDADES REALES DE SU PUEBLO, con una “baja” de larga duración MUY CUESTIONABLE. ¿No creéis que es demasiada casualidad que nos quiten de delante a esa personalidad? ¿Qué buscan con ello? ¿Lástima? ¿Pena? ¿Perdón? ¿Comprensión? ¿Respeto? Eso no se busca y menos cuando se ha escondido muchas veces la realidad palpable hasta dejar al descubierto que según su visión, los que peores lo pasan, son los que no tienen para un nuevo coche, o para unas vacaciones en Baqueira, o una estancia en el Palacio de Mirabent, o para un nuevo viaje al fin del mundo. No, señor, no. Quien lo pasa peor es el que NADA TIENE no el que por privilegios adquiridos, encubre usted aun no se sabe por que. Una cosa está clara, en la calle, en casas embargadas por los bancos, en cementerios yacen NOMBRES DE LAS PERSONAS A LAS QUE USTED, Y PERSONAS COMO USTED, por no decir la verdad, HAN LLEVADO A LA MISERIA, A LA PERDICIÓN, A LA PENURIA, A LA POBREZA Y LO PEOR DE TODO,… A LA MUERTE.

 

En fin, ya lo dice un dicho: “El harto no se acuerda del hambriento”. Es una lástima saber que una vez más, esto se cumple sin remedio y si con mucha FALSA ENFERMEDAD LARGA.

 
MORALEJA: Dijo Juvenal: “El pueblo, del que en otro tiempo dependían el gobierno, la justicia, las fuerzas armadas, todo, ahora se desentiende y sólo desea con ansia dos cosas: pan y circo”. ¿Pero si no hay nada? ¿Qué sustentara al pueblo? Las ansias de que esas ANSIAS sean saciadas de nuevo

martes, 5 de marzo de 2013

VACACIONES DE AGOSTO EN LA OFICINA (relato)



Era principios de junio cuando empecé a trabajar después de un paro casi de dos años. Era raro tener que trabajar en vacaciones después de tanto tiempo. Ver como la gente empezaba los preparativos para ese periodo estival me ponía un poco los dientes largos. Lo único que me gustaba de las vacaciones era que los jefes, los responsables y departamentos de demás, se iban y podías trabajar un poco más tranquila, sin tanta presión laboral por parte de los que tienen galones.

 

 

Había llegado el mes de julio y los primeros en irse de vacaciones de despedían de sus compañeros con la tez blanca, los cuerpos agotados y las caras de alegría.

 

El mes de julio fue cálido. Apenas podría aguantarse con una camiseta de manga corta y un pantalón pirata fino. Daban ganas de ponerse alguna camiseta de tirante, algo fresquito pero aún había demasiados jefes como para ser un poco indecente con la ropa.

 

Pasó julio y en la empresa empezaron a llegar rostros morenos, cuerpos bronceados, caras tristes pero descansadas. Los de agosto tomaron en relevo a sus compañeros y fueron desfilando para su libertad bajo el sol.

 

Cuando empezó el agosto el sol dentro de la oficina era agobiante. Apenas quedaban responsables pero había que guardar el decoro en la oficina.

Ya no había ni jefes ni compañeros cuando llegó la segunda semana de agosto. La tarde era tranquila ya que muchos hacían jornada intensiva (eran pocos los privilegiados pero muchos, que por falta de control, se tomaban la licencia de faltar por la tarde).

 

 

Llegó el viernes y yo no podía aguantar aquellos días ardientes que nos estaban dejando casi sin fuerzas a todos los que teníamos que pasarlos trabajando en una oficina. Rebusqué en el armario y cogí una camiseta de tirantes blanca muy fina y fresquita. Parecía casi trasparente pero era los más cómodo para un viernes laboral. También cogí un pareo de vestir blanco y negro que me llegaba un palmo por encima de las rodillas. Siempre me había resultado sugerente y sensual porque sólo, con desatar el lazo con el que estaba retenido en la espalda, se caía al suelo grácilmente. La ropa interior blanca y fresca, con un sujetador tipo balconet que dejaba el pecho insinuante y servil para los ojos de los desconocidos. Unas sandalias finas, blancas eran el complemento perfecto para no sufrir ni calor ni siquiera en los pies.



Me fui a la empresa segura, tranquila, relajada. Cuando llegué al trabajo no había apenas nadie. A medida que fue avanzando la mañana, seguro que por ser viernes, ni sonaban los teléfonos y apenas había una persona por departamento. Me sentí segura y me puse el MP3 que llevaba en el bolso para escuchar un poco de música. Había seleccionado unos ritmos muy veraniegos para poder ir a trabajar contenta y despreocupada. Empezaron a sonar en mis oídos y mi cuerpo se empezó a mover sólo pero discretamente. ¡Siempre me había gustado bailar!

 

 

Llegaron las 15h de la tarde y la poca gente que quedaba, fue desfilando para sus casas. Media hora más tarde sólo quedaba yo en la oficina. Seguía escuchando la música y haciendo mi trabajo. Tenía que escanear muchos informes y, como no sonaba el teléfono, me puse el MP3 en los dos oídos mirando fijamente la luz de llamada de vez en cuando mientras escaneaba los todos los documentos.

 

 

En mi reproductor de música empezó a sonar QUE EL RITMO NO PARE de Patricia Manterola y todo mi cuerpo no pudo contenerse. Los pies seguían el ritmo, las caderas parecían ser acompañadas en sus movimientos por las manos invisibles de la música. En poco tiempo no era consciente de lo que me rodeaba y me movía de forma sensual delante de la fotocopiadora mientras iba escaneando los papeles. Salí de mi ensoñación cuando una mano me tocó en el hombro. Era Cristian, un responsable que me avisaba de que había llegado para que no me asustara. Tras él estaba también Ricardo, otro responsable de estructura y Toni el responsable de la división de Rubí. Sus ojos parecían sobresaltados al verme al igual que yo al ver sus rostros. Cristian me dijo que había un problema con una obra y necesitaban todos los informes de la misma para poder arreglar el entuerto: de materiales, de estructura, de hormigón, de aguas, de cementos, de instalaciones,… ¡Todos! Busqué la referencia que me dieron y ellos se metieron el despacho de Toni con los portátiles. Los tres se sentaron alrededor de la mesa redonda que había en el despacho.

Me metí en el archivo y saqué todo lo que me pidieron. Los cogí todos y los fui llevando como pude al despacho donde estaban. No se como, cogí demasiado una de las veces y al entrar por la puerta, caí al suelo esparciendo todas las hojas por doquier. Los tres me ayudaron a recogerlos y me preguntaron si me había hecho daño. Les sonreí y les dije que sólo en mi orgullo. Tenían unas caras diferentes. Vestían con polo de color azul, blanco y amarillo y tejano desgastado con bambas de deporte. Su semblante, pese a todo, era despreocupado y eso les daba un aire de calidez, de sensualidad, de atractivo especial. Mientras me ayudaban a recoger los papeles, noté la mano de uno en mi mano, la de otro en mi otro brazo para ayudarme a levantarme y la mano del último rozar sin querer mi pecho al dejarme lo que había recogido sobre lo que yo había rescatado del suelo. Aquella situación y el sentir sus manos por mi cuerpo aunque sólo habían sido pequeños roces, hizo acelerar mi corazón y empezar a ver a aquellos jefes como nunca los había mirado, como hombres activos y apetecibles sexualmente hablando.

Me fui a buscar los últimos informes solicitados pero mi mente sólo podía pensar en aquellos hombres que estaban a solas, en una oficina, en un despacho y sólo para mi si yo deseaba. ¡Y yo empecé a desearlo! Me empezaba a quemar por dentro el deseo.

 

Entré en el despacho y mi cuerpo estaba todo revolucionado. Mis pezones estaban completamente erectos y me sonrojé cuando fui consciente de ello una vez dentro. Cristian me miró y sentí enrojecer todo mi cuerpo de la cabeza a los pies. Se levantó y me cogió dulcemente la mano. Me giré hacia la puerta para salir pero no me soltaba la mano. Sus ojos eran dulces y sabía que no me haría nada. Vino hacia mí. Su cuerpo estaba en mi espalda y pude notar como empezaba a acelerarse su respiración. Su otra mano apartó mi pelo de la nuca y empecé a sentir sus labios en mi piel. No podía ver ni a Toni ni a Ricardo pero sabía que estaban allí y eso acrecentaba mi deseo y mis ganas.

Los labios de Cristian fueron avanzando poco a poco hasta llegar a mis labios y otros tomaron su relevo en mi nuca. No sabía si eran de uno o de otro pero si que ese roce hacía que mi deseo creciera. La boca de Cristian fue moviéndose hacia un lado y la que estaba detrás empezó a avanzar posiciones hasta llegar a mis labios. Era Toni el que me besaba ahora mientras las manos de Cristian se metían por debajo de mi camiseta y alcanzaban mis pezones. Ricardo era el que estaba en mi espalda ahora y hacía que mi nuca estuviera completamente deleitada con todas las caricias recibidas. Toni bajo sus manos a mis caderas y se ladeo un poco para que Ricardo llegara a mis labios. Cristian se quitó el polo y los otros dos le siguieron. Se colocó después tras de mi y me quitó la parte de arriba. Ricardo y Toni se lanzaron a mis pechos y ladearon las copas del sujetador mientras con sus bocas devoraban mis erectos pezones con deseo. Yo gemía de placer una y otra vez. Se despojaron de sus pantalones los tres, de los zapatos del resto hasta quedarse en los tres en slip. Cristian atacó el lazo que ataba mi pareo y este cayó al suelo mientras sus manos acercaban mi trasero a su sexo cubierto aún. Mis manos alcanzaron el sexo de Toni y Ricardo que estaban delante de mí acariciando todo mi cuerpo. Tenían sus penes duros, firmes, llenos de deseo contenido. Mi sexo se humedecía al sentir su virilidad entre mis manos, sus gemidos rodeándome mientras mi mano se movía acompasadamente incrementando sus ganas.

 

 

Cristian me desató el sujetador desde atrás y mis pechos quedaron en libertad mientras las manos de Toni y Ricardo los acariciaban con una y con la otra se deslizaban por mi cuerpo hambriento. Sentí como alguien me despojaba de mis braguitas y cuando abrí los ojos estábamos los tres sin ropa alguna. Cristian se acercó a mi trasero y lo penetró con deseo. Mis manos seguían acariciando los sexos de los otros dos que gemían deseoso de adentrarse en mí. Entre gemidos me incorporé hacia adelante y empecé a lamer de forma alterna los sexos de Toni y Ricardo. Cristian seguía llevándome con sus embestidas acompasadas al nirvana del orgasmo una y otra vez.

 

 

Me acerqué al sexo de Toni y empecé a lamerlo entero, chupando el glande, deslizando mi lengua por cada centímetro de su virilidad creciente. Mientras mis manos seguían poniendo a tono a Ricardo esperando que su sexo me penetrara con deseo y fuerza. Sentí como la leche caliente de Cristian se derramaba en mi trasero mientras Toni lo hacía en mi boca. Me incorporé y los dos que se habían derramaron dejaron paso al que aún no.

 

 

Ricardo me cogió de la mano y se sentó en una de las sillas que había. Su sexo estaba a punto de estallar cuando me puse a ahorcajadas sobre él y sentí su sexo adentrarse en mío. Me movía como si mis caderas siguieran el ritmo de una salsa, de un merengue, de un reggaeton. Él no paraba de gemir y los otros dos, nos miraban con deseo creciente. Yo me derramaba en su virilidad mientras el gemía más, y más, y más, y más, y más, y más, y más, y más, y más, y más, y más, y más, y más,… hasta que sentí su ambrosía ardiente desaguarse en mi interior.

Toni se acercó a mí y me beso en los labios mientras Cristian y él me ayudaban a levantarme de encima de Ricardo. Toni se puso tras de mi y note su sexo firme, duro adentrándose entre mis nalgas. Cristian se acercó a mí y penetró mi sexo húmedo, caliente, lleno de fuego. Los dos me penetraban acompasadamente haciendo incrementar mis ganas con sus gemidos, con sus envestidas certeras y sensualmente firmes. Me estaba poniendo cada vez más y más cachonda. Mis gemidos, mis gritos ya no los podía contener. Ricardo se había recuperado y se acercó a nosotros tres. Mis manos se deslizaron hacia su sexo firme otra vez mientras Toni y Cristian seguían haciendo arder mis ganas con más leña. Los tres gemían de forma desacompasada. Yo ya no gemía sino que gritaba como una posesa poseída por tres penes hambrientos, dos envistiéndome cada vez con mas fuerza, más rápido y otro duro, firme que recibía mis caricias con deseo que creía más, más y más. Sentí como casi a la vez se derramaban los tres y yo culminaba mis ganas con un grito sofocado de placer supremo. Los tres caímos rendidos en la mesa redonda y nos quedamos allí un buen rato.



 

¡Fue algo increíble! No estaba aún al cien por cien de fuerzas y no pensaba más que el volverlo a repetir con aquellos tres dioses del sexo.

lunes, 4 de marzo de 2013

HABÍA UN MUNDO MEJOR DONDE NACÍ Y HABÍA CRECIDO,…

 

Volví como vuelve la mala hierba a nacer después de mucho tiempo pese a que la tierra fuera regada una y mil veces con agua salada. ¡Ese era yo! Una parte amarga de una tierra de la que tuve que distanciarme sin razón y motivo (o quizás fue esa parte desagradable de mi tierra la que me hizo distanciarme, la que me causo en mi cuerpo ese rumor de “mala hierba renacida” que ahora sentía invadir cada milésima de mi sangre).

 

Durante mucho tiempo tuve envidia de todas aquellas personas que podían presumir de ser de un sitio o de otro, que colgaban orgullosos en sus balcones una bandera cuando ganaba su selección de futbol o que simplemente la ponían en días señalados como era costumbre en su país. ¡Yo nunca pude hacerlo! Escapé como un prófugo, como un delincuente cuyo único delito había sido, ser amigo del amigo de un hombre que en el fondo,… no se portó bien con los suyos (tener que escapar por eso de tu mundo, de donde naciste, de donde creciste y vivir para siempre alejado de tus calles, de tu gente, de tu pasado,… es algo más duro que lo que muchos piensan. ¡No deberían ser condenados los niños por delitos políticos de los amigos de sus padres! Pero entonces yo era demasiado pequeño para entenderlo y me limitaba a esconderme en el fondo de un camión de estiércol para pasar a escondidas hacia el puerto y de allí, hacia un nuevo mundo, una nueva vida. ¡Ese sería mi futuro mas tarde! Estar hasta el cuello de mierda por no tener patria, ni bandera, ni pasado).

 

Mis padres huyeron, yo simplemente fui arrastrado contra mi voluntad (no dejaron heridas en mi cuerpo de ese forcejeo pero en mi alma, las llagas jamás cicatrizaron del todo. Siempre hubo una herida purulenta que me recordaba una y mil veces, lo ajeno que es un niño en un mundo de adultos). ¿Qué sabía yo de la vida si apenas tenía siete años? Durante mucho tiempo consideré que mis padres eran el enemigo pues había sido por su culpa, que había tenido que renunciar a todo (crecer con ese rencor, con esa ira tan adentro de uno, no fue fácil. Lo peor de todo es que jamás se lo perdoné y a mis dieciséis años, los abandoné por sus “delitos antiguos” y me fui sólo a vivir bajo un cielo estrellado. Cualquier vida, incluso la de indigente, era mejor que vivir con unos seres que me habían amargado la infancia por sus influencias o ideas políticas. No podía vivir con aquellos personajes que habían sido cómplices de mi desilusión inicial del mundo. Si lo habían pagado por sus delitos en su tierra ahora purgarían sus pecados, que los tenían y muy gordos a sus espaldas, por el daño en mi infligido al alejarme de mi universo).

 

Ser indigente no fue fácil pero con un poco de suerte, aprendí que volver estaba en mis manos y a mis veinticinco años de vida, cogí el camino de vuelta a mi hogar, a mi verdadera morada, donde provine y me críe hasta que todo cambió.

 

Nunca hubiera pensado que se podía cambiar tanto un mundo en tan sólo dieciocho años. Todo lo que vi a mí alrededor era tan familiar como desconocido. Había un mundo mejor donde nací y había crecido,… pero yo ya no era capaz de verlo. Mis ojos ya no eran de niño sino de un adulto que había renegado hasta de sus padres por volver a una tierra que ya no existía.

 

La lucha que nunca tuvo fin en mi interior aquel día, acabó con mi alma. Caí al suelo, arrepentido, malherido, emborrachado de verdad. El aire se escapó por última vez de mis labios y mi cuerpo, yació para siempre, en aquella tierra regada por agua salada durante muchas primaveras. ¡Por fin algo había matado a la mala hierba! Aunque, tener por seguro, que nunca fue el agua con sabor a mar.

domingo, 3 de marzo de 2013

REUNIÓN DE LAS MUJERES DE SETENTA PARA ARRIBA

 

Jamás me hubiera creído si me lo hubieran contado, que una reunión de solo mujeres de edades de setenta para arriba, serían tan divertida como desconcertante.

 

Se celebraba el cumpleaños de una de ellas y las pastas de pastelería, el mosto y un poquito de cava, corría por la mesa entre las cuales estaban sentadas de toda condición y cuna. Lo bueno es que el destino, o quizás el lugar de residencia, les había llevado a ser compañeras de charlas en las que se hablaba de todo, algunas veces muy efusivamente, pero siempre sin restricciones y con el amparo absoluto de ser todas mujeres vividas, sufridas y en cierto modo supervivientes.

 

Aquel día, no se porque, fue a tratar el asunto de la noche de bodas. Al ser de edades avanzadas todas contaban sus experiencias como algo anecdótico, porque en aquella época, todas llegaron “vírgenes” al matrimonio.

 

Empezó Carmen (no es su verdadero nombre pero,… mejor así. Con nombres comunes, nadie se siente nombrado en lo que se contó en petit comité con la confianza de la edad y las canas) diciendo que a ella le daba mucho apuro y que encima su pareja, no le podía desabrochar la camisa porque se puso muy nervioso (ahora se reía como una descosida al recordarlo pero reconoce que aquella noche,… estaba hecha un manojo de nervios pues era la primera vez que iba a ver a un hombre desnudo y que iba a probar,… los placeres de la carne).

 

Luego Conchi dijo que para ella fue más complicada la noche de bodas pues si madre había muerto hacia menos de dos meses y se tuvo que casar de negro. A parte, como todos sus hermanitos estaban a solas y ella era la nueva mama a la fuerza, no dejaban que su pareja estuviera con ella. Decidieron, entre muertos de miedo, alejarse tanto de la familia como del pueblo para que nadie supiera que iba a perder la virginidad. Se fueron a un hotel en la ciudad con tan mala suerte, que en la recepción del hotel, se encontraron con otra pareja del pueblo que también se habían casado el mismo día y que habían tenido la misma idea de no encontrarse con nadie esa noche “tan traumática” para las mujeres de aquella época. Cuando se encontraron en la recepción de aquel, y pese a que ella estaban casadas, tanto Conchi como Encarna, se pusieron rojas de vergüenza.

 

Pero la mala experiencia de Conchi no acababa ahí. Resulta que mientras ella se acicalaba en el cuarto de baño del hotel, su marido se despelotó y se puso como su madre lo trajo al mundo, encima de la cama. La pobre, al ver todo aquello ahí tieso (palabra textuales) le dijo a tu pareja: O te tapas por lo menos con la sábana o yo no salgo (a mi me dio una ataque de risa cuando explicaba eso con todo el desparpajo de la edad y del momento vivido en forma de recuerdo. Mientras no podía parar de reír me vino a la cabeza un chiste parecido de una novia a la que la noche de bodas. ¿Qué no lo sabéis? Es muy malo pero os lo cuento:

 

Carmen y Paco se casaron, pero como no les alcanzaba el dinero, se quedaron a pasar la Luna De Miel en casa de los padres de Paco. Por la mañana, Juanito, el hermanito de Paco, baja a tomar su desayuno. Cuando está a punto de salir de casa rumbo a la escuela, le pregunta a su mamá si Paco y Carmen ya se levantaron. Ella dice que no.
Juanito le dice: - '¿Quieres saber lo que yo creo?'
Su madre le dice: - '¡Eso no te importa! ¡Anda a la Escuela!'
Horas después, Juanito regresa de la escuela, y le vuelve a preguntar

a su madre: - '¿Ya bajaron Carmen y Paco?'
La mamá responde, 'No'
Juanito le dice: - '¿Quieres saber lo que yo pienso?'
La madre le vuelve a decir: - 'Eso no te importa. ¡¡¡Termina de almorzar y haz los deberes!!!'
Largo rato después, pregunta nuevamente: '¿Ya bajaron Carmen y Paco?'
Su mamá le dice, 'No'
Juanito vuelve a preguntar: - '¿Quieres saber lo que yo creo?'
Esta vez la madre, cansada, le dice: - 'Esta bien, dime qué piensas'.
Juanito responde: - 'Bueno, anoche Paco vino a mi habitación y me pidió vaselina. Y yo creo que en la oscuridad le di el pegamento de mis avioncitos'.)

 

En fin, se animó a explicar su experiencia María, que parecía la mas modosita de las tres y dijo que ella, le daba tanto miedo la noche de bodas, que como les dieron unos sobres con dinero la familia y los amigos, que se lo pasaron contando toda la noche. Muchas, ante esa explicación le dijeron que bueno, que aquella noche de bodas no había dejado la virginidad pero que al día siguiente si o al otro. Ella dijo que no se acordaba pues y todas se echaron a reír por la tontería,…

 

Manuela, cansada de que todas repitieran una y otra vez lo de la virginidad, dijo que todas fueron “vírgenes” al matrimonio porque era lo que tocaba pero que vamos, que impolutas, impolutas ninguna porque antes de la noche de bodas, el novio ha tenido que tocar a la novia. Todas se pusieron rojas como tomates y ahí salí yo al quite de mi Manuela y le dije: Vamos, que antes de comprar la fruta, hay que palparla para que no estuviera pasada,… ¿No Manuela? Todas se pusieron a reír pues el símil que había buscado era muy claro y a la vez gracioso.

 

En esos momentos, Conchi retomó la palabra diciendo que la que verdaderamente lo había pasado mal en la noche de bodas, era su hermana. Su cuñado, Julián, el mas alto del pueblo (por si alguien no sabía quien era esa era una identificación muy aclaradora), era el mozo mas caliente del pueblo y se casó con su hermana Angustias (a la pobre, pensé yo para mis adentros, ya le pusieron el nombre para empezar la vida de casada angustiada,… Si, una chorrada como otra cualquiera, pero también había tomado un poco de mosto y creo que en aquel momento,… ya me había subido a la cabeza). En la noche de bodas, la pobre Angustias no es que no se diera cuenta de nada sino que todo fue tan bruto y tan rápido, que no sabía si estaba casada con un hombre o con un troglodita. Según le contó a su hermana, le arrancó la ropa y… ¡¡¡YA PODEIS IMAGINAR!!! Un visto y no visto de manual con algo de agresividad de por medio (sinceramente a mi me dio por reír y se me cayeron los goterones de los ojos como al resto de las asistentes porque decía Conchi que cuando le preguntó a su hermana si dolía o no, ella le decía que es que no se había enterado de nada y las otras bromeaban,… tan caliente, tan caliente, tan caliente, que no llegó ni a meter gol).

 

Otras más modestas, se reían y no decían nada pues todas sabían que el cuento de que su primer hijo había sido sietemesino pesando casi cuatro quilos y medio, no se lo creía nadie y que eso significaba, que mocita, mocita, mocita no se había llegado al altar y sí con un bombo, como mínimo, de dos meses.

 

Otras, ya mal aconsejadas por su madre y familia, tampoco hablaron pues su calvario había sido otro. Su familia era pudiente y ella se fue a enamorar del mozo de cuadras cosa que no toleró ni su padre, ni su madre (pese a que el padre tenía el mando de todo, el modelo matriarcal, dominaba en aquella familia). La hija se quedó embarazada y la ocultaron para que nadie lo supieran haciendo pasar, a la que fue una hija, como hija de la madre, ósea que era la hermana menor de la mujer en vez de su hija. Pero en este mundo, el dinero y el poder, no lo es todo y ella, esa mujer en concreto, se quedó embarazada por segunda vez teniéndose que casar al fin con el mozo de cuadras, vestida de marrón y de madrugada pero pudiendo así al fin, estar con la persona que amaba.

 

La noche fue transcurriendo muy animada y a las doce de la noche, cual cenicientas solitarias que se recogen ellas misma sus zapatos perdidos pues los hombres, ya fallecieron hace algunos años, se marcharon a su casa con una sonrisa en la cara y con una velada vivida de una manera diferente a la que cada noche les tenía destinada, desde había ya algún tiempo, la soledad de la viudedad. Quizás algunas se fueron escandalizadas por lo que se habló, otras un tanto sorprendidas y pero sobretodo, todas, se fueron con alegría en el rostro y con eso me quedo yo de ese día… ver a mujeres de más de medio siglo, con sus caras sonrientes y sus risas contagiosas inundando una noche de marzo.

SANGRE HORCHATADA (escrito)


 

Me enamoré,… lo reconozco. Cometí el mismo error que todas aquellas pánfilas de las que me había burlado una y mil veces (yo que siempre había odiado a esas niñas cursis que se callaban y aguantaban la respiración cuando pasaba por su lado ese chico que les hacía temblar hasta las fotos de la carpeta, me encontraba a mi edad, aguantando la respiración y deseando que ÉL pasara por mi lado para escuchar hasta el golpeteo hipnótico de sus pisadas al caminar).

 

¿De quién me enamoré? Pues de alguien que en aquel momento me trasmitió una ternura y una complicidad buscada durante mucho tiempo sin ser consciente de ello.

 

Lo conocí en el trabajo pero no era un compañero (siempre había tenido claro que ni con los clientes de una empresa, pese a lo excitante que eso podía llegar a generar en alguna mete calenturienta, ni con los jefes por muy apasionante que le pareciera a más de una montárselo con un superior, ni con un compañero de empresa por mucho morbo que diera hacerlo en el lavabo de la empresa o en el vestuario de los tíos en la ducha,… eso no iba conmigo).

 

Instalaron un nuevo sistema informático y él,… era uno de ellos. Un chico sencillo, con un cuerpo normal, sin mucho pelo (pero no calvito aunque me hubiera dado igual que lo estuviera porque en aquel momento, hablaban los sentimientos del corazón y la frialdad de la mirada). Era agradable, simpático y muy dulce. Sus ojos eran de un color gris perla hipnóticos y su labios,… pufff, me hacían estremecer de la cabeza a los pies.

 

¿Cómo me fijé en él y no en otro? Pues muy sencillo. Con toda la instalación y todo el cableado nuevo pues yo me despisté tropezando sin querer, con un grupo de cables. El me cogió en plan película moña por la cintura y… ¡Me cautivo! (Si,… ya se lo que estáis pensando,… ¡¡¡EL PROTECTOR!!! Ese hombre que ves como un héroe solo por haberte salvado una vez de una caída menos dolorosa que una real. ¡Pues si! No os voy a engañar,… el titulo de héroe en mi mente lo tuvo durante mucho tiempo e incluso ahora, pese a todo,… lo sigue siendo para mi. ¿Qué soy tonta? Pues si porque el amor, nos guste o no, atonta y mucho).

 

Desde aquel momento quedamos varias veces para tomar un café o una copa después del trabajo (y cuando digo café y digo copa es sólo eso, tomar algo en un pub, en un bar o en una terraza y no ese concepto moderno que utilizan lo de “tomar un café” como sinónimo de verte con otra persona y si consigues que tenga un rato tonto,… pasártela por la piedra. ¡Un café es sólo un café! Le guste a uno a dos o ninguno. ¡Esa soy yo!).

 

Pronto le presenté a un par de amigas del trabajo. Yo quedaba con él y me contó que había vivido durante muchos años con una chica pero que al final, todo se quedó en agua de borrajas. Que lo había pasado muy mal y que ahora sólo buscaba divertirse (en aquel momento lo consideré tan tierno y como si fuera un osito de peluche que necesitara consuelo. ¡Fui una estúpida! Pero en mi defensa diré que yo estaba enamorada (si, una defensa pobre pero más real que cualquier otra)).

 

Seguimos saliendo varios meses sin que pasara nada hasta que un día, me invitó a su casa porque preparaba unos mojitos geniales. Yo le dije que llevaba la menta fresca. Cuando llegué a su casa todo era normal para un piso de soltero: pocos muebles, poca decoración, poco ambiente hogareño,… condones en el baño, encima de la mesita de noche, en el recibidor (esos si que me llamaron la atención pero sólo éramos amigos y punto). Como yo predije, tomamos copas, charlamos, vimos una peli y las cuatro de la mañana cada cual para su casa.

 

Al día siguiente me sentí muy bien, como si no quisiera forzar nada o es lo que mi mente se decía medio dormida todavía. No me había tirado ninguna indirecta ni nada pero,… que me invitara a su piso significaba que estaba interesado por mí. Cuando llegué a la empresa y fui al baño, mi realidad idílica, recibió un duro mazado. Estaba dentro cuando escuché una conversación entre dos compañeras. Una de ellas tenía novio y le decía a la otra que estaba con otro chico de la oficina. A mí nunca me han gustado los cotilleos pero,… merecía la pena escuchar ya que no sabían que yo estaba allí. La chica con novio decía que llevaba montándoselo con ÉL, mi ÉL, desde la primera semana que entró por aquí. Que no era muy guapo, que no era un tío con mucho brío en la vida, sino más bien soso y paradito en todo, pero que en la cama era una máquina, y que ella para lo que le quería, ya le bastaba.

 

¡No pude salir del baño! Noté el tintineo en el suelo de los pedazos de mi corazón roto.

 

Había quedado con él después del trabajo y le pregunté si estaba saliendo con alguien. Abiertamente me dijo que no pero que estaba enrollado con alguien, que sólo era sexual y que es lo que necesitaba en ese momento. ¡Sólo sexo! Segundo jarro de agua fría el que cayó sobre mi cuerpo aquel día.

 

Desde entonces, pese a que le amaba, poco podía hacer yo en su vida. El buscaba sexo, sin compromiso y ya está. Su vida le gustaba así y por lo visto,… siempre había sido así.

 

En fin,… aún le veo por la empresa y sigo sintiendo algo por él pero cuando alguien que no tiene nada sólo prefiere lo mínimo, es que su sangre no vibrará jamás por ti como vibra la tuya por él. ¿Una dura lección aprendida? ¡Claro que si! Pero al fin yo la he aprendido y sólo deciros que si encontráis a alguien así, con la sangre horchatada, corráis en sentido contrario. Si recibís el flechazo ya será tarde pero si no,… aún podréis huir de un dolor tan duro como la mayor puñalada jamás recibida. ¡Sólo es un consejo! Lo demás,… ya sabréis como es.

viernes, 1 de marzo de 2013

MENSAJES EN LA MUERTE (escrito)


Los cadáveres en las calles eran un mensaje pero no recuerdo muy bien de que. Buscaba en mi mente, el primer muerto visto, nacido para enviar un mensaje. ¡No lo encontré! Había tantos muertos recientes que la vista me nublaba, que encontrar el primer mensaje en mi mente era bastante complicado. Me pregunté a mi mismo cuando había empezado todo pero ni tan solo tuve respuesta de mi (era patético lo mucho que empezaba a ignorarme. ¿Cuándo empecé a ignorarme? No lo recuerdo muy bien. Me levanté una mañana, supongo, me miré al espejo y ya no me gustaba. Creo que ese sería el primer síntoma pero no estoy yo para recordar mis inicios en rechazar mi propio yo. Supongo que luego vino la distancia que empezó por dejarme de mirarme en el espejo (sino me veía, era más fácil soportarme). Pero claro, no puedes pasar toda la vida sin mirarte en el espejo y un día, mirando un aparador me vi reflejado y me di asco. Bueno,… lo supongo. Más o menos es así como acaban todas las relaciones. ¿No? Primero uno no quiere ver a su pareja y duerme en el sofá, en el cuarto de invitados o en cualquier otra cama (si es acompañado mucho mejor pero sólo el rato justo de un polvo, dos si el día es bueno, tres si el día es estupendo, cuatro si es francamente excepcional,… a cinco no he llegado jamás. Supongo que al final me acabaré encontrando una que me haga llegar a cinco y que me deje vivo pero ahora mismo,… no estoy por la labor de buscar a una diosa sexual. Me conformo vagamente con aquellas que me encuentra atractivo por ser alto y vestir bien (y luego dicen que los hombres somos los simples). Después cada uno a sus cosas. No es que sea un autista emocional pero las cosas claras,… ¡Me gusta dormir solo!). Supongo que después de aquella visión de mi, empecé a querer abandonarme a mi mismo cosa un tanto difícil ya que cuesta mucho desprenderse de lo que eres en realidad. Poco a poco supongo que vino todo lo demás hasta llegar al punto de ignorarme tanto que ya no sabía cuando era lógico escucharme y cuando no. ¡Eso era horrible! A veces hablaba y como me ignoraba, no era capaz de retomar una charla mía propia. Los demás, aquellos pelotas a los que también convencía con mi lírica pero que no me gustaban como compañeros de cama al ser hombres, lo encontraban algo extraordinariamente excéntrico. ¡Que tristes! Alabar a alguien solo por el dinero o por el puesto que ocupa su padre,… ¡Así es la vida! (me decía pero como no me escuchaba,… no lo sabía a ciencia cierta). En fin, que al final de los finales no se ni lo que digo pero sigo aquí, ignorándome de forma patética y sin saber el porque de muchas cosas).

 

¿Qué mensaje querían trasmitir aquellos que mataban? ¿Miedo? ¿Angustia? ¿Poder? No lo sabían supongo que ellos porque de ser miedo, no a todos nos asunta las mismas cosas. A mí, por ejemplo, los cadáveres no me asustan. Supongo que el primero me llamó la atención y que el mensaje que me trasmitió fue alto y claro,… pero como no lo recuerdo. A mi me asustan las mujeres sin personalidad, esas que cogen un libro y dicen que no se lo acaban porque no les llega. ¡Madre mía! Si no llegas al final de algo,… ¿Cómo puedes saber si ha conseguido cautivarte? ¡Esas mujeres si que dan miedo! Pero no el pavor que daba un Freddy o un Jason sino el pavor de la incultura que es el peor miedo del mundo para mí.

 

Si era angustia lo que deseaban comunicar… tampoco un cadáver me daba a mi esa sensación de no poder respirar y necesitar que el aire invada tu cuerpo por entero. A mi, esa sensación tan mala, me ocurrió una vez en un tren lleno de pasajeros. Todos sentados y yo de pie. Pasó una mujer con un olor tremendamente fuerte a perfume y se puso de pie al lado mío. ¡Dios! Se que el olor a sudor es horrible pero el olor a perfume en exceso es francamente horrible. En ese momento, no se si por autodefensa de mi cuerpo, mi nariz empezó a cerrarse y no me acordaba como respirar por la boca. Empezó a faltarme el aire y todo lo que había a mi alrededor empezó a oscurecerse. ¡Creí que me moría! Por suerte ella, se bajó en una estación y el aire de la puerta abierta, me condujo poco a poco, de nuevo, al mundo de respirar.

 

Si era poder lo que deseaban difundir… tampoco un cadáver me lo trasmitía. Para mi el poder siempre lo había tenido la masa, no ese tipo verde que se rompía la camisa, sino aquellos que alzan la voz, un palo, una piedra y siguen a un primero que no tiene ni idea de porque alzó la voz, el palo o la piedra. ¡¡¡ESOS TIENEN EL PODER!!! Los locos que actúan por inercia sin cuestionarse en ningún momento el porque de ese impulso. ¡Ojo con ellos! Son peor que los cadáveres que dejan para dar un mensaje.

 

De nuevo el sonido lejano de otra explosión inundó aquel precioso día de marzo. Había mas cadáveres recientes intentando trasmitir algo pero no sabía el qué, y me asusté de ser un ignorante ignorado, y me fui a casa a meditar sobre ello.

UN NUEVO RETO. UN NUEVO PROYECTO. UNOS NUEVOS MIEDOS


No se si os a pasado a alguno de vosotros pero cuando todas las puertas se cierran a tu alrededor y no ves esa ventana de la que todos hablan al ver cerradas las aberturas, uno empieza a estar harto de depender de los otros y empieza a pensar en un nuevo reto para uno mismo.

 

Primero siempre llega la euforia y creemos que seremos capaces de cualquier cosa que nos propongamos. Este momento llega con un “subidon” moral, de ego, de autoestima que se disipa tan pronto como llego. ¿Por qué? Porque lo primero que tiene que tener uno claro cuando se plantea un nuevo reto, es tener muy claro en lo que es bueno y en lo que no. De ahí nace la segunda fase o lo que yo denomino,... un nuevo proyecto.

 

El proyecto siempre es ambicioso pero más definido que el reto. Ya sabemos cual es nuestro mal y cual nuestra virtud. Empezamos a orientarnos, a recabar información, a ponernos manos a la obra ya sea un proyecto a corto o largo plazo. Cuando conseguimos algo, por poco que sea, nos sentimos con una fuerza renovada que nos quitaron todos aquellos entrevistadores que miraban y no veían nuestro potencial sino que la cola del paro era muy larga, y como la mujer del chiste que busca lo mejor, de tanto buscar, se queda con NADA.

 

Más cuanto todo parece ir en marcha corta y a buen paso, nos asaltan los primeros miedos: ¿Seré capaz? ¿Podré con lo que me he propuesto? ¿Serviré? ¿Lo conseguiré? ¿Y si me faltan las fuerzas? Y así hasta un número indefinido de preguntas que nos van asustando y nos hacen querer cerrar esa semi-obertura que hemos hecho en un pequeño quicio de una puerta para labrar nuestro nuevo destino.

 

En mi caso, no se si en el vuestro, el peor critico que tengo es mi YO interno. Soy muy dura conmigo misma porque me gusta el trabajo bien hecho y cuando uno mismo es su propio critico, puede acabar muy mal parado porque lo conoce todo y todo lo sabe. ¡¡¡ESO ES LO PEOR!!!

 

Al final, a veces contra nuestra voluntad, llega una voz cariñosa, siempre una voz amiga que nos acaba diciendo: “¡No seas tan dura! ¡No te pongas trabas antes de volar! Tu puedes, eso lo se yo y lo sabemos todos los que te queremos. Si has llegado hasta aquí tu sola, no temas porque ya nada podrá detenerte. Y no te preocupes, que yo seguiré a tu lado por si los miedos vuelven a nublar tu mente”. Entonces, sólo entonces, vuelves a la carga con mas fuerza que la primera vez y poco a poco, sin prisa pero sin pausa, sigues labrando ese nuevo futuro. ¡Confías en ti! Y tú sabes que no te vas a defraudar.

 

MORALEJA: “Quien tiene una amigo tiene un tesoro”, o eso dicen pero yo iría un poco mas allá: No hay tesoro, ni botín, ni fuerza mas enérgica que las palabras de ánimo de un amigo de verdad. ¿Por qué? Porque te conoce como tu mismo con la virtud de que jamás te hará daño pues tus fallos, para él, no existen cuando de tu bien se trata. ¡Eso es la amistad! Al menos la que verdaderamente importa.

 

 

¡¡¡MUCHAS GRACIAS A TODOS Y CADA UNO DE MIS AMIGOS!!!