martes, 19 de enero de 2016

LOS HOMBRES QUE NO SABEN LO QUE DICE SON GRANDES



 

Cuando Albert Einstein dijo: “Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro de la primera” aun no había conocido a los políticos de nuestro país. Sin lugar a duda, si hubieran vivido en su misma época, hubiera llegado antes a esa conclusión tan simple como cierta: LA ESTUPIDEZ HUMANA ES INFINITA.

 

Seguro que muchos estaréis pensando: ‘Bueno, ya sabemos que los políticos, a casi todos, les falta un hervor (y eso que todos tienen una carrera universitaria). Pero de ahí a decir que son estúpidos, va un tramo largo’. ¡Pues no señores! El tramo no es tan largo sino más corto que las mangas de un chaleco.

 

¿Cómo he llegado yo a esta conclusión de la estupidez de nuestros políticos? Pues mira, de una manera muy sencilla: leyendo, escuchando y viendo lo que hacen.

 

Hace cuestión de unos días, Carme Forcadell, presidenta del Parlament Català quería ir a Madrid a informar a su Majestad Felipe VI de la Investidura del President de la Generalitat Catalana Carles Puigdemont. Forcadell pertenece a la coalición Junts pel Sí, es decir, los políticos que luchaban y siguen luchando por la independencia de Cataluña. El Rey, obviamente, le dijo que no hacía falta que se personara en Madrid para comunicarle aquella investidura por la obviedad de que si no reconocen a España como país propio,… ¿A qué ir a decirle al Jefe de Estado lo que han decidido hacer incluso sin tener la mayoría (que aunque les cueste entenderlo, la mayoría es el 51% por ciento, no el 48 como algo)?

 

Pues bien, Carme Forcadell no dio mucha importancia a lo sucedido. Pero basándonos a que la ESTUPIDEZ HUMANA ES INFINITA y en que lo ocurrido con su majestad podría quedar en una mera anécdota, hoy se vuelve a remover la mierda para que huela más y por más tiempo. ¿Cómo? Tras las elecciones generarles, hoy, todos los grupos políticos con representación parlamentaria, los 16, tenían audiencia con Don Felipe VI. Sin embargo, Oriol Junqueras y compañía, no se han personado, en principio por el “FEO” que se le hizo a la presidenta del Parlament Català. Y encima lo dice super indignadísimo, como si hubiera sido algo no grosero y mal educado, sino completamente fuera de lugar. Eso sin tener en cuenta que el propio partido de Junqueras, Esquerra Republicana de Catalunya, sólo por ser Republicanos, lo que hiciera el rey, tanto bueno como malo, se la tendría que traer al pairo ya que por su propia condición de Republicanos, no reconocen al monarca como representante de lo que ellos creen políticamente. Sin embargo ahí están indicando con el dedo de forma acusadora: “mirad que malo que es que no nos hace caso, buaaaaa, buaaaaaa, buuuaaaaaaaaaaaa”.

 

Centrémonos por un instante si es posible: Si uno lucha por la independencia de su país incluso teniendo en contra a la mayoría (que es la mitad más uno), si uno apuesta por una gobierno republicano, es decir, sin monarquía,… ¿A qué tener en tanta consideración lo que haga UN HOMBRE que no es para nosotros más que un personaje circunstancial de una situación actual en la que estamos completamente en desacuerdo? Pues no, no sabe mal, nos molesta, nos pone los pelos de punta si encima de estar actuando contra todo y contra todos, no nos hacen caso. Y es que señores míos, lo que verdaderamente importa no es hacía donde va un país, si pasa hambre, sed, necesidad, angustia o pobreza. Lo que realmente importa, sobretodo a un Republicano Independentista como Oriol Junqueras es que el Rey de España le haga caso y sin lugar a dudas, ese señor, ni tiene tres años, ni está en el patio de un colegio, ni hay que hacerle el más mínimo de caso por tratar de llamar la atención. Cuando un adulto se comporta como una criatura, sólo hay que dejarle que se le pase la pataleta, a parte de recordarle que hay muchas más importantes en la vida, sobretodo por el cargo que ocupa, como para tomarse tan a la tremenda los desplantes de un Regente.

 

MORALEJA: Julio Fernández Gargallo en su libro Los Hombres Miedo, dice en la boca de Amancio Ruiz, antiguo sindicalista, excombatien­te republicano que perdió a su mujer en el frente de Belchite mientras le enseña a Alberto, un niño de su edificio, cómo jugar al ajedrez (lo escribo parafraseando pues leí la novela ya hace algún tiempo): “Lo que más me molesta de este juego es tener que estar protegiendo al Rey”. Oriol, aprende más leyendo y sobre todo adoctrinándote sobre tu propia condición política pues está claro que la desconoces de todas todas. Vivirás mejor e incluso serás más feliz.

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