viernes, 7 de agosto de 2015

CUMPLIR UN AÑO MÁS (VERSIÓN 2015)





Alguien dijo una vez que cuanto más viejo más sabio es uno. Yo, que acabo de cumplir hace nada un año más, creo no es que nos hagamos más sabio pero si que hay un cambio en nosotros cada año que cumplimos uno más. En mi caso, no llegó la sabiduría pero si la exigencia. Creo que no soy la única que cuando llega a una edad, sean treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta,… (y no tienen porque ser cifras redondas sino simplemente un año más), algo cambia dentro de nosotros. No es un cambio de la noche a la mañana, las personas no sufrimos esa clase de sobresaltos tan marcados sólo en un día. Es un cúmulo de cosas que van sumando día tras día (una palabra, un acto, un acontecimiento,…) hasta que un día, sin un motivo aparente, algo nos hace despertar de nuestro letargo y nos hace decirnos a nosotros mismo: hasta aquí y no más lejos.

Las exigencias pueden ser muy distintas. Para unos quizás sea poner fin a una relación que ya no tenia sentido alguno de existir. Ese suele ser un momento amargo. Romper con algo que se tenía muy asumido y con esa condición de hasta que la muerte nos separe, es casi traumático (para unos más que para otros, esa es la verdad. Pero hay que entender, en la mayoría de los casos, los años y el desgaste emocional de una relación infructuosa, tortuosa, llena de piedras, desgasta y mucho. ¿Hasta donde vamos a ser capaces de soportar por alguien que ni nos trata como hombre o como mujer? ¿Hasta donde vamos a aguantar por seguir viviendo una vida incompleta?).

Para otros solo es las ganas de sentirse libres las que provocan ese cambio, esa evolución. No es egoísmo aunque se vea desde fuera de esa manera.

Sin embargo para otros es simplemente llegar a un punto donde las migajas no son suficientes. Y me refiero a tener que aceptar como pleno algo que no lo es. Una mala experiencia tras otra, sobretodo en las primeras veces, en aquellos momentos que debería ser mágicos o intensos en la vida, el rememorar sin querer esos actos insuficientes que nos han perseguido desde que somos adultos, duele sobretodo al ver que para otros, esos actos no es que sean enteros sino que son aquello que parece que la vida te está negando a ti misma como persona sin saber muy bien porque.

Llega un día, sin tener porque ser el de nuestra onomástica, que tras los muchos años de “represión”, tras muchos momentos “defectuosos” por un motivo u otro, una dice: ¡Se acabó!

Si la persona que está en ese momento a tu lado, ya sea pareja, amigo, amante,…, es mínimamente comprensivo, aceptará tu decisión. Si no fuera así, esta claro  que no conoce de veras lo duro que es para ti ese deambular por el mundo con una vivencia escasa. En ese momento por lo tanto, a ti no te queda más remedio que aceptar su enojo, en el grado que toque según la proximidad del mismo y decir que lo sientes pero que para ti, se acabó el vivir a medias.

La vida da muchas vueltas y lo que hoy es un no por el motivo que sea, mañana puedes ser otra cosa. Eso sí, quien lo ha tenido todo en esta vida, jamás entenderá el sufrimiento de una persona que ha tenido que ganarse en cada momento, hasta que aceptaran su decisiones más sencillas sin tener que cuestionarlas por motivos incomprensibles.

MORALEJA: Oscar Wilde, (1854-1900) dramaturgo y novelista irlandés, dijo: “A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante”.

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