martes, 13 de enero de 2015

UNA PELÍCULA DIFERENTE





Hoy ha sido la primera vez que he visto El lado oscuro del corazón, una producción Argentino-Canadiense recomendada para que la viera del año 1992.

En ella, Oliverio, un poeta bohemio, recorre Buenos Aires con sus amigos, acosado por la muerte, buscando a una mujer capaz de "volar". En el transcurso de la película, la poesía de Mario Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo se ve entremezclada con los lugares más espesos de la cotidianidad artística argentina y uruguaya. Desde el asado, hasta los maltrechos bares de Buenos Aires y Montevideo. Entrelazada en ocasiones con la ficción, solamente para poder mostrar de mejor manera el pensar del personaje central.

La historia se desarrolla en las idas y vueltas de Oliverio, a través de su mundo, en el cual, cambiar alimento por poesía, o pedir en verso monedas por las esquinas de la calle, ver a Mario Benedetti recitando sus poemas en alemán, ver esculturas genésicas, hablar con vacas, y conversar con la muerte, parecen ser parte de un día cualquiera en la vida de un poeta.

No se puede decir que una película es buena o es mala, no si no eres un profesional que se dedica a ello y aún así, más de uno a veces, se equivoca.

A mí, desde mi más humilde opinión, creo que me faltaba madurar un poco. Es una obra densa, con mucho trasfondo, con muchas imágenes llenas de significado.

El verso es el diálogo o el diálogo es verso. No es apta para personas que como yo, trataban de verla una sobremesa desde un cómodo sofá. Es una película para ver en la gran pantalla, para ir expresamente a disfrutar de toda la fuerza que desprende.

Sin embargo hay un personaje con el que me sentía identificada al cien por cien. Era la muerte, fría, distante, realista, la única vitalmente cuerda en unos desvaríos de idas y venidas. La sincera de la obra, la sobria, la sublime, la magnifica presencia presente que perseguía o iba de la mano, pues a veces no quedaba claro, de un rocambolesco poeta Oliverio.

Mas, como ya he dicho, es la opinión de una persona que pensaba que el lado oscuro del corazón es lo que uno calla y no sus miedos.

MORALEJA: Me quedo, para acabar el escrito de hoy, con las palabras de la propia muerte en un momento de la película: “Quizá ya no tengas nada que decir. O quizá comenzaste a darte cuenta, que soy la mujer más importante de tu vida. O quizá, decidiste quedarte en silencio, para que yo te dicte mis palabras”.

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