viernes, 28 de noviembre de 2014

NUEVAS ÉPOCAS, NUEVAS MUÑECAS, NUEVAS VISIONES DE LA VIDA




Cuando yo era una niña, mis muñecas eran Nancy, las Barriguitas y la Muñeca Chochona. Yo desconocía si eran las mejores muñecas del mundo. Para mí, eran muy, muy especiales. Nancy, con su melena castaña larga. Mis barriguitas, con el pelo negro recogido con un cintillo unas, con el pelo verde y suelto otras pero todas esa preciosa barriguita regordeta. Y mi querida Muñeca Chochona, aquella que sonaba anunciada por un feriante por los altavoces de su puesto de boletos junto al Perrito Piloto. Sus cabellos largos de lana, azules, negros, naranjas,… y con sus dulces mofletes. No sé si esas muñecas hicieron de mí mejor o peor persona. Está claro, que algo bueno hicieron por mí y por mis momentos de juegos.

Ahora las muñecas son distintas. No quiero decir con esto que sean mejores o peores. Si los niños y las niñas disfrutan con ellas, son tan buenas como las mías porque lo que verdaderamente importa, en esta vida, es dejar que los niños sean niños y que disfruten, todo lo que puedan de su infancia.

Sin embargo al ver a Monster High con esos modelitos tan modernos, al contemplar cuantos accesorios van con la siempre inconfundible muñeca Barbie, creo que en esta nueva generación, el estar a la última, el poseer mucho, el ser guapa, está haciendo que las niñas vean una faceta de si mismas como pequeñas mujeres mucho antes de tiempo.

Yo no digo que no deba haber una evolución en los juguetes. ¡No es eso! Simplemente que hay una parte muy importante en esta nueva generación de féminas, que se está obviando para mal.

Cuando yo jugaba con mis muñecas, no pensaba en la personalidad, ni en la revolución femenina, ni en las barreras que estaría dispuesta a derribar cuando mi sexo fuera un impedimento para acceder a un cargo o a otro el día de mañana. Sin embargo, de mayor todo eso, quizás por los juegos, hicieron que aflorara una yo más fuerte y dura pues mi visión de hembra llegó con los 16, no con los 8 o 10.

Sin embargo, en estos momentos, estoy viendo más casos sobre chicas que se dejan tanto influir por lo que condiciona su cuerpo, con lo que la condiciona no haber invertido en desarrollar su cerebro, que eso la impide imaginarse ya no como una mujer luchadora sino como una mujer.

Varios casos de violencia de genero contra chicas cada vez más jóvenes, me da que pensar en que pueda haber algo en las muñecas, que hacen que una mujer evoluciones hacia un lado o hacia al otro dependiendo mucho de los modelos con los que ha jugado. ¡Ojo! Es sólo una apreciación personal. Pero sin lugar a dudas mientras yo veo en mi yo de 20 del ayer a una mujer luchadora, en las nuevas mujeres de esa edad, veo niñas asustadas que piensas que porque se olviden de pintarse los ojos, no conseguirán gustar a nadie.

No es más mujer la que más se maquilla, sino la que puede presentarse con la cara lavada y con la voz firme ante cualquier situación o problema.

MORALEJA: George Sand (1804-1876), seudónimo de Amandine Aurore Lucile Dupin, baronesa Dudevant y escritora francesa, dijo: “La belleza exterior no es más que el encanto de un instante. La apariencia del cuerpo no siempre es el reflejo del alma”.

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