miércoles, 1 de octubre de 2014

TE ESTOY ESPERANDO (relato)





Hola Fran,

Son muchos los días que han pasado ya desde nuestro último encuentro (cuando pienso en él no puedo evitar que mi cuerpo vuelva a revivir hasta el pitido del coche alertando a todos que estábamos ahí, haciendo algo más que conversar en mitad de la noche).

Sé que el trabajo es mucho, que el viajar de un lado al otro, agota a cualquiera. Pero si supieras lo mucho que ansío verte, acariciar, besarte, devorarte, quizás si te plantearas hacer una escala muy pronto en mi cama (aunque nunca hubo cama y nunca fuimos sólo dos. ¿Lo recuerdas? Siempre otro, como mínimo, haciéndonos algo más que compañía, lubricando nuestras ganas, intensificando nuestro deseo. ¡Eso es lo que más me gustaba de ti! Las ganas de hacer que aprendiera algo nuevo más allá de todo lo convencional, mas allá de tumbarse y sin más, dejarse hacer. ¡Tú me hiciste hembra! Eso no lo logra cualquiera).

Más de una noche, mi cuerpo se despierta perlado en sudor. Hablaste de muchas cosas que quedaban por aprender (más de uno junto a nosotros, más de dos, más de tres,… más de una mujer). ¡Las vivo con los ojos cerrados! Se lubrican en Oniro para perseguirme durante todo el día diciéndome: “¡Haz algo! ¡Haz algo! ¡Hazlo ya!” Por no escucharlas me encierro en le baño de donde me pille en ese momento. Mis dedos buscan apaciguar de forma mísera un calor que me quema por dentro, que no para, que prende incluso cuando ya creo que ha acabado.

Más de un día, mi excitación era tan intensa, que no he sido yo sola la que se ha desfogado con mis gemidos. Otras voces, en baños contiguos, de hombres, de mujeres, encontraban en mis gimoteados pasionales, en mis ganas de liberarme, un consuelo para sus vidas monótonas y sin saberlo, éramos tres, cuatro, cinco, gritando y gozando a la vez, cada uno a solas, sin tocarse, pero uno al lado del otro. Tras el éxtasis de una orgía no pactada, las miradas se cruzaban, solo eso, y de vuelta a la rutina sin más.

Deseo verte. Deseo desnudarte. Deseo comerte. Deseo ver tu mirada clavarse de deseo mientras observas que otras me tocan, que otros me acarician, que no somos dos, nunca dos, pues a ti no te gustan los números pares.

Vuelve pronto, cuando desees. Vayamos en mitad de la noche, a reclamar más espectadores que busquen lo mismo que nosotros, que se acerquen al coche con sus viriles intenciones bien visibles ante nuestros ojos. Luego, sólo si tú quieres, abriremos las ventanas y dejaremos que más de unas manos traviesas se posen en mi cuerpo mientras tú, vas marcando el ritmo, sin prisa, sin pausa, dejando que todo se caliente más y más y más. Sólo entonces, cuando el desenfreno carnal llegue de nuevo a ser parte de una noche cualquiera, la pasión encontrará por fin consuelo en algo más que una mano demasiado conocida y cansada.

¡Hasta pronto!

BJ

PD: No tardes. La excitación lascivamente lujuriosa me rebasa, me condena, me persigue, me envenena. ¡No quiero jugar más a solas! Vuelve para que jueguen todos conmigo a tu juego.

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