jueves, 31 de julio de 2014

ABRE LOS OJOS 3.0



¿Habéis visto alguna vez la película de Amenábar ABRE LOS OJOS ? Es la historia de César, un atractivo joven que ha heredado de sus padres una gran fortuna, vive en una espléndida casa en la que organiza lujosas fiestas. Cuando una noche conoce a Sofía y se enamora de ella, Nuria, su antigua amante, se muere de celos. Al día siguiente, yendo en coche con César, intenta suicidarse. Cuando César se despierta en el hospital, descubre que su rostro ha quedado horriblemente desfigurado. Lo cubre con una máscara a la que todos dice que es terapéutica. Se avergüenza de su rostro. Desea recuperar su vida, su anterior vida en la que no era un monstruo (según sus palabras). Pero una vez das un paso adelante, no hay vuelta atrás.

Mas la realidad siempre supera a la ficción y pese a que César, en esta película, se ve desechado por los médicos que no encuentran forma de reconstruir su cara, en la vida real, hace dos años, unos médicos con sólo el 50% de posibilidades de éxito, operaron, reconstruyendo totalmente, la cara de un hombre que tenía el rostro completamente desfigurado.

El se llama Richard Lee Norris y en 1997 un disparo accidental en el rostro destruyendo completamente su cara. Pasó años con el rostro desfigurado. Como nuestro protagonista de la película, Richard se sentía un extraño en su propio cuerpo: no se reconocía ante el espejo y sufría demasiado. Su familia, dolida por su angustia, decidió cubrir todos los espejos que había en la casa. Hasta que decidió someterse a una valerosa cirugía estética que le devolvería, en parte, su identidad física: un trasplante de cara (la intervención duró 36 horas en la que se le repusieron los músculos de la cara, la lengua, la mandíbula y los dientes y algunos de los nervios faciales).

En la actualidad Richard Lee Norris con su libro explicando su historia y su reciente aparición en la portada de revista de moda GQ, ha empezado a salir y dejar verse tras unos años muy duros de reclusión.

Sin embargo, la vida de Norris no es fácil a pesar de los cambios radicales que experimentó su rostro a partir de la "milagrosa" operación a la que fue sometido por el doctor Rodríguez. El riesgo de que su cuerpo rechace la nueva cara está latente cada día. "Todos los días me despierto con ese miedo: ¿es éste el día? El día que me vuelva a un estado de rechazo que vaya a ser tan malo que los doctores no puedan cambiarlo". Richard deberá consumir por el resto de su vida píldoras inmunosupresoras para tratar de evitar que eso suceda.

Su historia es real y ahora, con ayuda psicológica, enfronta esta nueva etapa de su vida.

Hay momentos en que este tipo de historias de superación, hacen albergar en nuestro interior, sentimientos encontrados. La angustia, el dolor, el sufrimiento, la superación, el coraje, el valor, la fuerza,… se unen en un cóctel de humanidad que hace que la vida nos muestra la cara y la cruz de una vida en un estado tan puro y vital, que somos capaces de llegar a sentir hasta lo que el protagonista de la misma, sufrió en propia piel.

La vida es corta y es mejor vivirla con una sonrisa.

MORALEJA: Hay una refrán que dice así: “A las penas, puñaladas”. Que es como decir,… no voy a dejar que nada ni nadie me amargue mi vida.

ALERGIA A LA LUZ DEL DÍA (poema)



ALERGIA A LA LUZ DEL DÍA

Vivo en la oscura penumbra.
No soporto el sol.
Su relucir incoherente,
me quema hasta en la lejanía.
Mis ideas se prenden
con su furia abrasadora
ante las horas
insignificantes del día.
¡Me muero si recibo su luz!

Tampoco me gusta su reflejo
cuando llega la noche.
La luna sonríe estúpidamente
burlándose de mí
(no estaría tan contenta
si yo pudiera estar allí).
¡Quiero matarla!
Hacerla perecer de por vida.

Incluso el rubor tímido
de las impías estrellas
me enrojece el rostro de ira.
¡No las deseo en mi noche!
Pues, aunque no le guste
al de arriba, la noche
… es sólo mía.

La quiero parda, salvaje, oscura.
La deseo azabache,
donde el negro tenga
aún una sombra aún más oscura,
donde no exista luz alguna
del astro que gobierna en los cielos.
¡Esto es la tierra! Mi tierra.
Aquí jamás mandará él.

Puede dejar vigilando
decenas de soldados,
cientos, miles, millares,…
¡Nadie podrá conmigo!
Soy la reina de la noche eterna.
Sobre mí, jamás tendrá poder alguno.
¿Cómo sienta estar sometido a una hembra?
Como impresiona la fuerza de una mujer.

miércoles, 30 de julio de 2014

EL NUEVO CHEF (relato)





El trabajo era duro pero me encantaba la cocina. Pese a que el antiguo chef había tenido que estar de baja por un accidente, nadie había echado de menos la buena cocina que yo había aprendido de él. No había estudiado para ello, no como mi “maestro” y mentor, pero sin duda, tenía cualidades y aprendía muy rápido.

Sin embargo eso no fue suficiente para nuestro jefe. Sintió miedo cuando se acercó el verano, nuestra época de más trabajo, y contrato a un nuevo chef. Se llamaba Cristopher y era un gilipollas de cuidado. Tenía cuarenta y cinco años, tenía los ojos color ceniza, su cabello era castaño oscuro y tenía una nuez muy pronunciada. Era alto, metro ochenta y tantos y, pese a que no estaba musculado, tenía un cuerpo proporcionado.

El primer día que entró en la cocina de nuestro restaurante todos nos dimos cuenta de que era un tipo petulante, con el que no se podría hablar jamás y al que habría que obedecer pese a no tener ni idea de cómo funcionaba nuestra forma de trabajar. ¡Sí! Cocinaba bien. Pero no todo es eso a la hora del trabajo en equipo. Una persona sola no puede llevar una cocina de setenta servicios y hay que confiar, formar y aprender del equipo para que todo salga adelante. ¡Cris no era así! Prepotente, resabiado, intratable. Un perfecto estúpido.

Su primera semana fue un verdadero infierno para todos nosotros. No se trataba de amoldarnos a él o que no quisiéramos escucharle. ¡No era eso! Las comandas no llegaban, la calidad no era la adecuada pero no por mala primera materia, sino porque al intentar controlar, todo llegaba a las mesas tarde, frío, sin la gracia que le poníamos nosotros antes de que llegara él. Todos estábamos cansados de ese tipo déspota que no trataba de ser parte del grupo de trabajo.

Cuando llegó el décimo en aquel caos de cocina, no pude más. Me enfrenté a él. En vez de tratarlo todo como personas adultas, nos tiramos los platos por la cabeza, literalmente. El servicio de la tarde no salió y la cocina acabó como un campo de batalla. En ese momento entró el responsable:

-         ¡¡¡QUÉ ESTÁ PASANDO!!! ¿¿¿QUÉ ES ESTO???
-         ¿Es qué no lo ves? En vez de tener más clientes cada vez vienen menos. Todos protestan por la comida. ¿O es que no eres capaz de verlo Ricardo? – le respondí a nuestro superior esperando que su decisión acertada fuera despedir a Cristopher y darme de nuevo, el control de la cocina hasta que volviera nuestro verdadero chef. Pero no fue así.
-         Patricia, se acabó. Hace un par de días nuestro antiguo chef, Paco, me ha informado que no volverá jamás. ¡No puedo dejar la cocina en tus manos! Y lamento decirlo aquí, delante de toda la cocina. Eres buena, no lo dudo, pero te falta madurez y experiencia, sobretodo al nivel de llevar un servicio de boda.

Me quedé sin palabras. Eso era verdad: no había llevado ninguna boda a solas, sino siempre con Paco al frente y sabiendo que si algo salía mal, él sabría como salir del atolladero.

-         Es una niñata y desde que llegué no ha hecho nada por aclimatarse – respondió en esos momento Cristopher.
-         ¡NO TE LAS DES DE LISTO! – dijo Ricardo sin titubear – Ella ha gestionado muy bien todo este tiempo la cocina. Ni una queja hemos tenido por parte de los clientes. ¡Ni una! Y desde que estás tú, no han parado de llegar una tras otra.

No respondió. Sin lugar a dudas era consciente de que tampoco había hecho todo lo que estaba en su mano.

-         Ahora todo el personal de cocina a casa. Esta noche no abriremos. Y vosotros dos, os vais a quedar aquí – dijo señalándonos a Cris y a mí – todo lo que haga falta, primero para volver a poner orden en esta cocina y luego para que os entendáis de una puñetera vez. ¿Está claro? - los dos afirmamos con la cabeza.

Nos quitamos las ropas sucias y nos pusimos manos a la obra primero en la limpieza de la batalla pues resultaba lo más fácil. Había pasado una hora y casi todo ya estaba casi en su puesto. Él se me acercó y me dijo mirándome a los ojos:

-         ¿Qué te pasa conmigo?
-         ¡No me gustas! No sabes lo que es el trabajo en equipo.
-         Es no es así. Tú no has hecho nada por que me integre.
-         Tú no has querido integrarte.
-         No me has dejado sitio.
-         Tú no lo has pedido.

Las palabras y el acercamiento subieron de tono, de fuerza.

-         Eres una frígida resentida jovencita.
-         Y tú un hombre al que no le han echado un buen polvo desde que cumplió los treinta.

Se abalanzo sobre mí y me besó fuertemente. La ropa fue cayendo precipitadamente sin control al suelo. Me subió a una de las repisas y me embistió con su sexo de forma salvaje. No pensaba. Él tampoco. Sin duda necesitábamos jodernos bien y con todas las consecuencias imaginables.

Pude sentir su sexo muy adentro y me abalancé sobre él haciendo que cayera al suelo, poniéndome sobre él, con mis pechos moviéndose de forma feroz mientras me movía como una posesa sobre su verga dura, firme, potente. Sentí como se derramaba y yo conseguía deshacerme por primera vez sobre él.

Seguíamos quemando ambos. Me ayudó a ponerme en pie y, con su pecho en mi espalda, me empotro contra la nevera y empezó a adentrarse de nuevo en mí, sin que se bajara ni un ápice su miembro pese al primer desfogue. Sentía su aliento caliente en mi nuca. ¡Eso me ponía más cachonda! La ferocidad no se apagaba con cada embestida. Crecía y se hacía más fuerte a medida que los gemidos alcanzaban el éxtasis supremo con la segunda corrida de ambos.

Sin duda llevábamos el fuego de los fogones por toda nuestra piel. Quise arrinconarle yo esta vez contra la pica, pero me puso encima de él y ambos acabamos sobre ella. El agua se abrió y el chorro mojó nuestros cuerpos sin apagar nuestra sed de carne, de furia, de goce, de placer, de deseo. Nos deseábamos y no podíamos agotarnos pese a que lo intentábamos uno y otra vez con más y más y más derrame de nuestros húmedas partes sexuales.

No sé cuantas veces pude sentir su leche caliente recorrer por mi cuerpo ni cuantas veces consiguió que alcanzara derramarme yo también en él. Más después de aquello, todo fue como la seda en la cocina y, cuando no era así, obviamente nos quedábamos para arreglar nuestras diferencias piel contra piel, hasta quedarnos sin fuerzas.

VEINTINUEVE DE JULIO (poema)



VEINTINUEVE DE JULIO

Mis recuerdos
son ahora fotos,
donde tú estás,
donde quedaste
grabada a fuego.
Tu sonrisa,
tu forma graciosa
de ser feliz junto a tus hijas,
tu más que querido abrazo
al llegar el verano
y el dolor de la despedida
cuando este se acababa,
eran bálsamo,
cura, dolor y ternura.

¡No estás! Ya no y no
puedes imaginarte cuanto
te echo de menos.
Cada paso que doy,
cada decisión
que tomo en esta vida,
sin saberlo, lleva tu nombre,
el deseo de que tú en mi lugar
hubieras podido hacer lo mismo.

¡No voy a llorar!
No voy a derramar
ni una lágrima más.
Hoy quiero abrazar
los retazos que dejaste
en mi memoria,
y con tu recuerdo,
vivir este día
de tu último adiós,
con todo el amor
que me enseñaste
a tener en mi corazón.

¡No me faltas!
Estás en mi corazón.
¡No te extraño!
Te llevo conmigo.
¡No te castigo
con mis lloros!
Sé que por fin eres feliz
y descansas en paz,
con tu hijito de alma al lado.

La eternidad era para ti
Granada y ahora estás
donde querías estar.
¡¡¡TE QUIERO!!!

martes, 29 de julio de 2014

TOMARSE UNOS DÍAS DE VACACIONES





Tomarse unos días de vacaciones no es tan fácil como muchos piensan. De hecho, para algunos responsables que trabajan con ahínco durante el resto del año que no es época veraniega, óptima para el descanso, es mucho más costoso de lo que piensan.

¡No todos tienen ese problema! Y no me refiero porque la tasa de paro en España siga siendo desorbitada, que también, sino porque para muchos, el trabajo, no implica ni responsabilidad, ni esfuerzo, ni compromiso. Para muchos, la gran mayoría por desgracia, formar parte de una empresa es sólo un mero trámite entre ellos y el dinero. ¡Poco más! Quien más ofrece por sus favores, como si un servicio de prostitución se tratara, a ese se venden sin más ni más (con lo criticadas que son las profesionales del sexo por vender sus cuerpos y somos peores nosotros que ellas. Al menos ellas saben que son putas y no se las dan de nada más. Sin embargo nosotros, ponemos el calificativo de “responsable de tal o de cual” o diciendo que somos “su mano derecha”, “su persona de confianza” de alguien con “rango” y nos quedamos más anchos que largos sin tener en cuenta, que no sólo hemos vendido nuestro potencial, nuestro tiempo, nuestro conocimiento, nuestros innovadores descubrimientos de tenerlos, en pos de “prostituirnos” laboralmente hablando. ¡No! Con eso no tenemos suficientes. Seguimos anhelando un protector todopoderoso al que no ser fieles si no al que depositar todas nuestras predisposiciones sin mucho esfuerzo para asegurarnos, de una manera o de otra, una “jubilación” anticipada mucho más que deseada).

¡Ya no hay lealtad laboral! Nadie se sacrifica, se tira a la pira cuando su “jefe” o “responsable” es prendido en pos de otro que hará lo mismo por menos dinero. Cuando esto ocurre, agachamos la cabeza, miramos a otro lado y acabamos sometiéndonos a los designios del nuevo “chulo” que nos utilizará a su antojo como él desee. ¡Así somos los hombres!

Por suerte, no todos pasan por el aro. Por suerte, hay un grupo que no puede desconectar del trabajo por mucho que lo desee porque sus decisiones, sus aciertos y sus errores, pues todos somos humanos, afectan a personas de las que se siente orgullosa, a las que despide para que disfruten de sus días de descanso anhelando que regresen con las pilas cargadas para afrontar la dura y costosa recta final con toda la fuerza de sus ser.

Por ellos, por todos aquellos que no desconectan el móvil, por todos los que se llevan el portátil hasta la playa o a lo más alto de la montaña, por todos aquellos que arreglan un proyecto entre helado y helado, por todos los que lucha con todas sus fuerzas por un futuro mejor para ellos y para sus compañeros (pues los jefes de verdad no tienen secretarios o ayudantes sino compañeros). A todos ellos agradecerles su labor que sin duda es de admirar. Para todos los que aparentan ser jefes y sólo son proyectos de tapones de corcho, que les den dos duros y la vuelta en céntimos para que sigan tirando monedas a ese pozo sin fondo de deseos anhelando ser algo que nunca serán.

¡¡¡FELIZ VERANO!!! Summer time.

MORALEJA: Alguien dijo una vez: “Los hombres inteligentes son los que hacen un cometido por otros hombres... el resto de los hombres son jefes o simplemente ricos”.

VOLVÍ, PARA SEGUIR VOLVIENDO (poema)



VOLVÍ, PARA
SEGUIR VOLVIENDO

Si crees que caí olvídate.
Si piensas que morí,
… te equivocas.
Si me esperabas muda,
siempre tuve la lengua
afiladamente perversa
para hablar incluso sin voz.

Sólo fue un
momento de relax.
El típico impás lógico
entre odiarte
y seguir maldiciéndote.

No me llegó la ceguera
aún para volver a amarte.
No conseguiste contagiarme
con tu ambrosía verbal
y coherente que otras
veces tomé por buena.

Conjugué sin ti,
liberándome,
desatándome,
rescatándome,
por fin de todo
lo contaminado
por tu boca
(quien bien sabe jugar,
devorar, lamer, arrebatar
en brazos de otra lengua
que domina otros artes
más allá del convencimiento).

En la ignorancia me instruí
de todo lo que deseaba
no aprender contigo.
¡Nací de nuevo amor!
Nada de fechas
recordatorias tras de ti.
¡Mi nombre
es mi nueva vida!
Y nunca conociste
mi verdadero yo.

lunes, 21 de julio de 2014

IMPRESIONADO DE LAS PERSONAS QUE NOS RODEAN





Hay momentos en la vida en que un desconocido puede convertirse por causas del destino, en un apoyo en un momento malo del día. Eso me ha pasado hoy a mí. Pasaba un domingo de celebración en el campo con amigos y sus hijos, cuando una mujer se nos ha acercado impotente por no poder informar a una ambulancia, donde su marido había sufrido un accidente de bici.

Su esposo, el de la mujer que nos solicitaba ayuda, que estaba sentado en uno de los bancos del merendero desde hacía rato, había recibido un duro golpe contra el suelo cuando su bicicleta se había quedado trabada haciendo que el cayera a peso sobre si mismo. Tenía, cuando nos hemos podido acercar a él, un golpe contundente en el brazo, magullado el otro brazo y con la rodilla sangrando. Había llamado a su esposa para que le socorriera y desde el número de urgencias, eran INCAPACES de localizar el lugar poniendo a la pobre, que venía con un niño de seis años y medio, aún más nerviosa. Ante la imposibilidad de la localización del lugar por parte de la ambulancia (y mirad que las explicaciones han sido claras por nuestra parte), hemos decidido coger al hombre pues empezaba a faltarle la respiración, y lo hemos llevado nosotros mismo en nuestro coche, con el de su mujer delante, al hospital más cercano. Allí, de seguida, lo han cogido y lo han llevado para adentro. Pero la mujer, que tenía que dividirse entre su esposo y su hijo, mientras que sus familiares más cercanos venían (estaban a treinta y tantos kilómetros de distancia), se veía entre la espada y la pared ante una decisión importante (asustada por lo que podía tener su esposo, preocupada por su hijo menor de edad). Nosotros, nos hemos quedado con el pequeño en la sala de espera (un lugar donde no deben estar los niños) intentando que no se preocupara mucho con un videojuego en el móvil, mientras ella podía ir hacia adentro con su esposo y esperando a que llegara su hermana.

No ha sido más de media hora de espera y el trayecto desde el accidente hasta el centro pero ese acto de humanidad que tendría que ser innato en el ser humano, a la mujer le ha sorprendido para bien.

Nunca sabemos que nos depara la vida. Nunca sabemos cuando nuestros actos o cuando nuestras decisiones, acertadas o no, pueden ayudar a perjudicar, directa o indirectamente, a los que nos rodean de los que desconocemos hasta sus nombres. Por eso no es nada malo vivir con esta máxima: “Nunca hagas lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. De esta manera, siempre acertarás en lo que debes hacer independientemente de si lleva tu apellido o no.

MORALEJA: Elizabeth de Austria (Sissí) dijo: “Lo que todas las personas tenemos en común no es el espíritu, sino el destino”.

domingo, 20 de julio de 2014

DOSCIENTOS NOVENTA Y OCHO INOCENTES





* Malaysia Airlines identifica las nacionalidades de los 298 pasajeros del avión de Ucrania (La compañía condonará los recargos a los pasajeros que pidan cambiar de destino y a los que deseen posponer o cancelar sus viajes). Enlace web: http://www.lavanguardia.com/internacional/20140719/54411265164/malaysia-airlines-nacionalidades-avion-ucrania.html.

Una nueva tragedia mancha de nuevo la compañía aérea Malaysia Airlines tras ser derribado del pasado 17 de julio un avión de dicha compañía por un misil tierra-aire tipo BUK mientras sobrevolaba en espacio aéreo ucraniano.

El avión, un Boeing 777-200, hacía la ruta entre Amsterdam y Kuala Lumpur. Desapareció de los radares en Ucrania a una altura de 10.000 metros y perdió la comunicación con tierra en la región oriental de Donetsk, escenario de combates entre las fuerzas gubernamentales ucranianas y los rebeldes prorrusos.

Según los datos proporcionados por la compañía Malaysia Airlines y el Gobierno de Holanda, al menos 154 holandeses, 43 malasios (incluidos 15 miembros de la tripulación), 27 australianos, 12 indonesios, 9 británicos, 4 alemanes, 4 belgas, 3 filipinos, un canadiense y 41 sin nacionalidad verificada iban a bordo.

Mientras se intenta averiguar si fueron los rusos o los ucranianos los que lanzaron el misil BUK ya que este tipo de sistema de misiles Buk es una familia de misiles antiaéreos de alcance medio desarrollados por la antigua Unión Soviética y Rusia para atacar misiles guiados, helicópteros y drones, y tanto Rusia como Ucrania disponen de este tipo de armamento, hay que añadir estos doscientos noventa y ocho inocentes al más de quinientos civiles que ha perecido desde que empezó el conflicto entre Ucrania y Rusia.

Mientras unos y otros intentan echar balones fuera con este ataque sobre una ruta aérea SEGURA hasta el pasado 17 de julio, muchas son las incógnitas ya que rodean a esta nueva tragedia aérea. En el cruce de acusaciones se habla de que se han manipulado los cuerpos de los fallecidos hasta que se han escondido partes del casco del avión por tal de esconder pruebas. Es más, Ucrania se niega a que las cajas negras del avión vayan a Rusia por miedo a que se eliminen, según ellos, las huellas de los terroristas.

Lo que está claro es que nadie esta exento de un conflicto bélico sin pertenecer directamente a él. Por desgracia es ahora cuando cobra más sentido aquella frase de que dice “Este mundo es un pañuelo”. Doscientas noventa y ocho personas que nada tenían que ver en el conflicto político y económico de Ucrania y Rusia, fueron abatidas acabando así con sus vidas el pasado jueves.

Cuesta decir estas palabras pero hay veces en que las personas, con poder o sin él, no se implican en diferentes momentos, salvaguardándose en que no hay nada en ese momento que puedan conseguir o de unos o de otros o que sea de su interés. A veces, la mayoría de ellas, nos olvidamos de que allí también hay personas como nosotros que sufren a diario el tener que vivir con el ruido de explosiones, de disparos, que conviven directamente con la muerte. Pasamos del puntillas sobre el tema porque ya tenemos cada cual suficiente con lo que nos rodea. Esta nueva tragedia nos demuestra que da igual de donde seamos, ni la vida que llevemos, si vamos o venimos, si tenemos más o menos. Este accidente aéreo duro y desgarrador por los millones de imágenes que nos están llegando del siniestro, nos precipitan de nuevo con la cruda realidad y nos enseña, de manera dolorosa, de que nadie está exento del sufrimiento en una guerra pertenezca o no a ella, esté lejos o cerca.

Mientras todo se resuelve, mientras las compañía área Malaysia Airlines que aún no había superado la perdida de uno de sus aviones con todos los pasajeros hace apenas cuatro meses, intenta poner un poco de orden a los nuevos nombres y nuevas vidas destrozadas, las muestras de dolor empañan una vez más todos los medios de comunicación demostrándonos que la vida es muy corta y que hay que vivirla intensamente pues sólo hay una y pasa, por desgracia, en un suspiro.

MORALEJA: Agatha Christie, (1891-1976) novelista inglesa, dijo: “Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único”.


sábado, 19 de julio de 2014

PRISIONERA DE UN “AMOR” (poema)



PRISIONERA DE UN “AMOR”

Había una cuerda
muy fina, atándome a ti.
Era un títere ciego,
que bailaba agradecida
al son de los latitos
de mi corazón enamorado.

No recuerdo cuando,
mas un día la cuerda
se deshilachó aferrando
cada extremidad de mi
cuerpo sin apenas
darme cuenta.
Sentí la soga apretarse
a mis muñecas,
luego a mis tobillos,
por último a mi cuello.
No podía moverme,
no si tu permiso.
Tuve miedo.
¡Me asusté!
Tu boca acalló la mía.
“Esto no es nada”, me dije
y continué con mi vida.

Desde entonces,
poco a poco,
deje de ser yo misma.
Un día no me pinté
la línea de los ojos,
pues no te gustaba
como me quedaba.
Al siguiente deje
las pestañas sin su máscara.
Al otro ni los labios
lucían su brillo rosado
que guardaba cuidadosamente
en mi bolso.
¡Deseaba agradarte!
Cumplir tus deseos.
“Esto no es nada”, me dije
y continué con mi vida.

Llegó el verano y dejaron
de gustarte aquellas prendas
que te hicieron enloquecer
de amor por mí.
Me deshice de las mini faldas,
de los vestidos veraniegos,
de todos mis bikinis.
No soportaba mis
short y los regalé.
Te hacían enfurecer
mis tops, mis transparencias,
todas aquellas prendas
que dejaban ver un retazo
insinuado de que debajo
había una mujer.
¡Todo lo rompí por ti!
“Esto no es nada”, me dije
y continué con mi vida.

Pasaron los días.
Alguien nos invitó
a una fiesta infantil.
Eran de tu familia.
Fuimos pero no te
gustó nada llevarme.
¡Deseabas mantenerme
fuera de su alcance!
Tu primo me acercó
un vaso con algo.
Tus ojos se llenaron de ira.
Viniste hacia a mi directo,
como un tren sin control,
derramando con su acometida,
su líquido sobre mis prendas.
“¡Vámonos!” me ordenaste.
Nos fuimos sin más.

La puerta de nuestro hogar
se abrió y tras cerrarla tras de ti,
vinieron unos reproches
que no alcanzaba a entender.
“¡Te gusta mi primo! ¿Verdad?
¡Te gusta que te miren! ¿A qué sí?” decías.
No quería responder.
Me obligaste a gritos a hacerlo.
Cuando despegué mis labios
tu mano cruzó el cielo,
hasta estrellarse con mi mejilla.
¡No dije nada!
Puse mi mano para calmar
la rojez saliente
que empezaba a cobrar vida.
Me levanté, me fui al baño.
¡No me seguiste!

Me duché. Deseaba que el agua
me hiciera olvidarlo todo.
¡No había suficiente en
el mundo para conseguirlo!
Tumbada, en la cama,
me miraste y me susurraste:
“Ves lo que me haces hacerte por tu culpa.
Me duele más de lo que te piensas”.

Cuando cerró los ojos
recogí mis ropas,
las que me quedaban.
Me llevé lo poco que era mío.
Cerré la puerta tras de mí
dejando la llave sobre la mesa.
“¡Esto no es amor!” me dije.

Empecé a alejarme poco a poco,
y retomé lo que había sido mi vida.
¡Ahora si que era mía!