domingo, 4 de mayo de 2014

LO QUE SE OYE. LO QUE NO SE ESCUCHA


 
 
Hay veces que en la vida hacemos cosas de las que no arrepentimos profundamente. Yo hoy cometí una de esas cosas que me arrepiento, pero no porque fuera algo malo o amoral, sino por la controversia que ha causado entre los que me rodean.

 

El otro día perdí el pie y como resultado de una pequeña caída, pues tengo varios morados en el cuerpo (nada grave).

 

Hoy, día de la madre, hemos ido todos a comer con ella. Al salir, tras los regalos y la buena compañía de hermanas, cuñados, sobrino, padres,… pues en la puerta estaba uno de mis cuñados fumando (dentro de casa de mis padres está prohibido fumar para que nuestro sobrino respire con tranquilidad. Sólo tiene siete años). Me ha visto los morados mi madre y ha comentado en forma de broma: ‘Eso es que su marido le ha pegado’ delante de mi pareja que se ha reído porque sabía no que no había sido así. Pero mi cuñado, aún no sé porque motivo, ha soltado una frase que me ha hecho reaccionar de pero manera posible: le abofeteado en la cara. No ha sido un ostión, no pero si ha sonado a hueco. Mi padre, mi hermana, su esposa y mi madre me han reprochado el sonido de mi mano contra su cara. Lo peor de todo esto, a parte de esa bofetada que no ha sido nada dura pero sin impulsiva y quizás un poco inapropiada, es la frase que ha soltado mi hermano político: ‘Lo lógico. Como está mandado’. ¿Cómo que lo lógico? ¿Cómo eso de que está mandado? Un hombre de treinta y seis años decía que eso de maltratar a una mujer estaba bien y en vez de recriminarle su estúpido comentario machista, ya fuera por hacer la gracia o porque lo pensara de verdad, me regañan a mi por un acto de voluntad, de liberación, de demostrarle que la violencia no es la forma de obtener ni siquiera una aceptación vulgar dentro de un grupo de personas reducido.

 

Sé que no he hecho bien y me alegro que mi sobrino no estuviera presente. Lo que me indigna es que todos arremetieran contra mí por una palmada en el rostro que no fue ni bofetada, y nadie, absolutamente nadie, le recriminara a él lo malo y denigrante de sus palabras contra las mujeres. ¡Lamentable!

 

MORALEJA: Una frase que ahora no recuerdo donde leí trasmite muy bien mi sentimiento de hoy. Dice así: "Cuanto más violentamente me tratan, más violento me vuelvo, y cuanto mejor me tratan y más querido me siento, más hago por portarme bien".  La violencia verbal es igual de molesta que la física. Lo malo es que pocos escuchan y ese es un gran error en esta vida.

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