jueves, 24 de abril de 2014

SU VEREDICTO (poema)


SU VEREDICTO

 

Te busqué en aquella playa

que olvidé hace ya mucho tiempo

tras una piel rasgada a contra mano.

El rumor de las olas enfría en mis pies,

mientras contengo en mi cuerpo

todo tu descomunal recuerdo.

Repaso las risas que nos

rodeaban ese último día juntos.

Las bromas, los juegos,… todo aquello

que nos estaba prohibido por ser adultos.

La madrugada nos encontró a solas

repasando lentamente

lo mejor de nuestro encuentro.

El claxon que rompió inevitablemente

el sonido mudo de la noche.

Las luces de los coches acercándose

y alejándose de nosotros.

Hubo un juego de tres algo morboso

que jamás probé hasta llegar a tu cuerpo.

 

Lo recuerdo todo como si fuera ayer

aunque hayan pasado

incontables noches tras aquella.

 

Tu voz empieza a desaparecer en mi mente.

Tu mirada, tu forma de llamarme

por ese nombre con el

que me bautizaste sólo para ti.

 

Ya nada es como antes.

Puedo ver tu tristeza vertida

a golpes sobre tu cuerpo.

Quiero ayudarte pero no sé como.

Lucho buscando una señal

para acercarme,… mas no hay nada.

 

¡No me gusta verte así!

Aunque no pueda verte.

 

Te has perdido

y ni yo puedo encontrarte.

Invoco a los dioses, aquellos

que únicamente

un gran maestro conoce,

de los que yo sólo sé por tu boca.

¡No me escuchan!

Piensan que me he vuelto

loca por conocerlos.

 

Les pido que te devuelvan a tu ser.

Les suplico que

te hagan merecedor

de un nuevo camino,

de una nueva gruta,

de un nuevo sendero.

Les ruego que escuchen

mis desvaríos y pese a eso,…

que los cumplan sin dudar

de mis palabras

ni un solo instante.

¡Nadie escucha a esta aprendiz!

 

Mar, eterno profundo azul,

devuélvele la dicha de volver a ser él.

Haz que sea lo que fue,

haz que desee regresar a su cuerpo,

guíale pues su dolor le ha vuelto ciego.

 

Por fin el agua me responde:

“¿Qué buscas tú sacar de su vuelta?”

“¡Nada!” Les respondo con todo mi ser.

“¿No quieres nada de él?

¡No te creemos!”

Confieso mi culpa a las sabias olas:

“Busco su rumbo encauzado,

verle como le reconozco

en mis recuerdos…

con eso me conformo.

No necesito más”.

El agua vuelve mansa hacia

adentro portando sobre ella palabras.

No sé si me habrán oído.

Me duele esperar su veredicto.

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