sábado, 22 de febrero de 2014

LLEGÓ LA HORA (poema)


 
LLEGÓ LA HORA

 

Sonó la hora.

Llegó el momento.

Cayó sobre mí su cuerpo.

Vivía allá, alejado de mí

por una promesa cumplida

contra su propia voluntad.

Yo vivía absorta en un mundo

que para nada encajaba

conmigo de principio a fin.

Mi promesa no existía

más si una regla absurda

de ser que era lastre

en mi vida más

que delicia eterna.

 

Llegó la hora.

Resonó el momento.

Se tendió sobre mí por entero.

Una puerta se cerró

tras de sí atropellando

su sombra apresuradamente.

Allí yo, él, un silencio deliciosos,

un placer inimaginado,

un deseo contenido infinitamente

tras unas cortinas lubricadas

mil veces por otros

nombres de amantes

que vieron arder

su deseo por entero.

 

No hizo falta contenerse.

¡Ahora ya no!

Se acabaron los convencimientos,

el fingir comedida ante otros,

ser una mujer sumisa y obediente.

 

¡Era yo!

Hembra naciente,

henchida por dentro y por fuera,

inflamada hasta la extenuación

por aquella hora,

por aquel momento,

por aquel hombre

que no era mío y jamás lo sería.

 

¡La vida era perfecta!

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