domingo, 3 de noviembre de 2013

¿LAS MUJERES TENEMOS QUE FRENAR PARA QUE LOS HOMBRES ADELANTEN?


 

* Las mujeres tienen menos accidentes de tráfico que los hombres (Enlace web: http://cincodias.com/cincodias/2010/06/02/economia/1275458193_850215.html).

 

Una mujer conduce por una carretera de montaña con muchas curvas. Un hombre, enjuto y con un coche blanco, conduce tras de ella. En las curvas su coche se va para el centro de la carretera que es de dos carriles muy poco anchos y sin arcén apenas (ella siente que el conductor o va borracho o francamente conduce muy mal). Ella sigue a su ritmo, a cincuenta por las curvas y a sesenta o setenta cuando hay una recta. El trayecto de la carretera no es largo. Ella lo suele hacer, a esta velocidad, cada día en unos quince minutos. Llega una recta y el hombre adelanta haciendo un gesto grosero como si estuviera enfadado. Ella se extraña. Le señala los ojos como diciendo: ‘¿Es qué no me has visto?’ Resulta que el hombre, con esos espasmódicos gestos de tirarse en mitad de dos carriles con un coche menos potente que el de ella, lo que quería era hacer era adelantarla. No puso el intermitente. Su coche no iba comiéndole en culo al suyo (quiere decir que no tenía potencia ni para seguir el ritmo de ella y de su coche. Sin embargo, la chica, tenía que ejercer de vidente y adivinar que aquel hombre con un torpe conducir trataba de adelantarla. ¿Cómo? Eso esta claro,… ¡¡¡LEYENDO EL PENSAMIENTO!!!

 

Pese a todo la gran pregunta que a mí me nace en mi interior es esta: ¿Por qué las mujeres tenemos que frenar para que los hombres nos adelanten?

 

Primero pensé que como el coche de esta chica era alto, potente y grande, el hombre sintió en su coche pequeño y su cuerpo a juego como un desafío de tamaños (ya sabemos que a nosotras no nos importa el tamaño pero a ellos, eso les trae por la calle de la amargura. Ahora bien, si pensamos en la regla de la L (hombres altos cola pequeña y hombres pequeños cola grande),… ¿Qué importara que el coche de ella fuera mas potente que el de él? Sigamos…

 

Luego pensé que quizás fuera una falta de resistencia, que justo aquella mañana, que el hombre tenía a su disposición a su mujer de turno dispuesta a todo, el abría sufrido como una especie de encasquillamiento por abuso del manubrio con la mano de maniobras. ¡Vamos! Un gatillazo en toda regla y es que se ya se sabe: la edad no perdona amigo y eso no tiene que ver con el tamaño ni con la potencia sino con el desgaste de frotar el plátano en exceso sin dejar que este se sacie, de vez en cuando, en otra boca o en otro cuerpo. ¡¡¡MALAS COSTUMBRES ADQUIRIDAS!!! Comúnmente dichas obviamente. Sigamos…

 

Luego pensé que el hombre, simplemente, tenía un horrible mal día y que el hecho de sobrepasar a una mujer con un coche más potente con un coche MUY INFERIOR AL DE ELLA le reportaría esa cosilla que le faltaba en su vida, esa pieza que no le dejaba ni respirar, ni vivir, ni formar parte del conjunto de seres humanos que habitan en el planeta llamado tierra. ¡Pobre hombre! El buscando un motivo minúsculo para vivir y ella sin saberlo. Pero claro, repito, que la mujer,… no era vidente. Sigamos…

 

Por último, y ligeramente mas fugaz en mi mente, apareció la idea de que alguien, sea hombre o mujer, casi siempre, necesita sobrepasar, estar por encima. Ese complejo de ser más que nadie sí que me asustó. ¡Nadie es más que otro! Ni por hombre, ni por mujer, ni por coche más potente, ni por más poder adquisitivo, ni por religión, ni por nada. La muerte no hace distinciones a la hora de acabar con uno. Hay que aprender esto rápido porque a veces, cuando las ganas de quedar por encima ponen en peligro una vida, es mejor simplemente no quedar y dejar todo tal y como está aunque duela y sea molesto para más de uno.

 

Las personas siguen corriendo mirando sus relojes, sin darse cuenta que el vivir se le escapa entre los dedos mientras ellos sólo buscan un lugar donde ser superiores a alguien por un instante absurdo que nada cambia.

 

 

MORALEJA: Manuel Primo Iglesias dijo: “La pobreza material es más insostenible cuando además hay pobreza en el saber y en el espíritu” . Da igual las veces que tú hayas estado a su lado, o apoyado, o dado un abrazo. Las personas que no poseen sabiduría te harán daño porque no conocen nada más que su propio beneficio y su propio YO. ¡Viva la amistad! ¡Abajo el falso afecto!

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