Un segundo es la unidad de tiempo en el Sistema
Internacional de Unidades, el Sistema Cegesimal de Unidades y el Sistema
Técnico de Unidades (enlace web: http://es.wikipedia.org/wiki/Segundo).
Un segundo parece la unidad menos importante comparada con
un minuto, comparada con una hora, comparada con un día, comparada con un mes,
comparada con un año. Mas un segundo lo puede cambiar todo. En un segundo
puedes perder la virginidad,… no hace falta más. En un segundo puedes ganar el
premio gordo,… no hace falta mucho más. En un segundo puedes estar vivo y al
siguiente, aunque no te guste, podrías estar completamente muerto. Un segundo
es MUY IMPORTANTE aunque muchas personas no lo consideren así. En un segundo
eres el vencedor y al siguiente,… el fracasado. En un segundo se gana una
victoria o se pierde. En un segundo puedes salvar la vida de alguien con un
simple gesto. Todo, por muy pequeño que sea, cabe en un diminuto segundo.
Siendo tan importante un segundo,… ¿Por qué teniendo tanto
tiempo para decidir algo hace falta a esperar al tiempo de descuento? ¿Qué se
demuestra al llegar al final de la cuenta atrás? ¿Soberbia? ¿Cobardía?
¿Demencia?
Ya no se trata de aquí o de allí. Ya no se trata de un país
o de una elección. Ya no se trata de una treta política o una táctica de
despistes. Cuando se juega a esperar al último segundo, uno corre el riesgo de
no poder girar a tiempo si se va de frente y sin frenos.
Sabiendo todo esto, sabiendo que se corre un gran riesgo no
sólo contra las personas sino contra la salud pública, hay políticos que les
encanta este juego tan temerario del último segundo (tener algo y no saldar
cuentas simplemente por quedar por encima,… ¿De qué? ¿De quien? Lo que importa
es la gente, la población, pues ellos están en su cargo porque nosotros
elegimos, porque nosotros votamos, porque hasta la fecha democracia significa
el poder para el pueblo).
No se pude actuar como un kamikaze cuando hablamos de
medicamentos, cuando hablamos de que un segundo puede variar el estar o no
estar a tiempo. Dejemos los juegos, las triquiñuelas, los embustes, las
travesuras para los niños pues ellos son a los únicos que se le puede
justificar esta forma de juego por ser pequeños, jóvenes e inexpertos. Los
mayores no debemos jugar a ser niños, ni hacer niñerías y sobretodo, no debemos
de esperar al último segundo para demostrar nada de nada pues cuando se actúa
sin conocimiento, se acaba perjudicando no sólo a una parte de la sociedad sino
a todo el pueblo da igual de donde venga o donde vaya. Si hay para demostrar
que somos adultos hagamos lo correcto sin dar más vueltas a las cosas. ¡Las
personas somos personas! Y por desgracia, dependemos de esos cuatro millones y
pico de euros de medicamentos que aún no han sido pagados a las farmacias de
Cataluña.
MORALEJA: Groucho Marx dijo: "Él puede
parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar: es
realmente un idiota". Una gran frase para que aquel no ve poseyendo la facultad
de la vista empiece a mirarse en el espejo y a ver lo que para todos los demás
es más que obvio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario