viernes, 15 de noviembre de 2013

¿EMPIEZA EL EXHIBICIONISMO AL LLEGAR A LOS OCHENTA?


 

¿Qué es el exhibicionismo? Los exhibicionistas atraen rápidamente la atención del público.

 

El exhibicionismo (del latín exhibere, "mostrar") o apodysofilia es la inclinación de un individuo a exponerse en público de forma espontánea y excesiva. El término también refiere especifica y más convencionalmente a la conducta o perversión de mostrar los órganos sexuales y órganos considerados como partes íntimas como los genitales, glúteos, torso y pechos, a otras personas.(Enlace web: http://es.wikipedia.org/wiki/Exhibicionismo).

 

Yo creía que en la actualidad, a alguien como yo, eso de que alguien se le exhibiera con las vergüenzas al aire era como si te toca la lotería: ¡ALGO IMPOSIBLE! Pues en cuestión de dos meses, que se dice pronto, me ha tocado la lotería, la peor lotería del mundo. ¿Cómo es eso? ¿Cómo puede ser que te toque la lotería y sea algo malo? Pues os cuento: hace cuestión de dos meses, mi vecina y yo a dar un paseo juntas (ella va en silla de ruedas y yo la llevaba). Al llegar de vuelta a su casa, fui a buscar a su marido al patio y me lo encuentro con el asunto fuera de la madriguera. Algo pequeño, arrugado, acusador y sobretodo,… algo nada agradable (no me asusta el sexo masculino. ¡Para nada! Pero cuando en vez de mirarte algo grande, jugoso y que incite a pensamiento lascivo, te apunta un gusanito cuellicorto que parece tener más de diez mil siglos y medio y con pinta más bien,… rara como que mejor salir corriendo o darse la vuelta muy deprisa como aparentar que nada ha pasado). Ese mismo día, cuando había pasado una hora larga de esa lamentable anécdota graciosa contada y asquerosa vivida, el mismo hombre mea en el lavabo de su casa con la puerta abierta que está justo entre la cocina y el comedor (dos de las arterias de una casa de paso). Yo pensé,… ¿Nos hemos vuelto locos o que? ¿Cómo deja una persona la puerta del cuarto de baño abierta ni que sea para lavarse las manos? ¿Qué está buscando? ¿Y para que? Ese día puedo aseguraros que se me pasó de todo por la cabeza. Un hombre de ochenta y dos años exhibiéndose. ¡No daba crédito! Y más cuando fue por partida doble.

 

En fin, cuando empezaba a olvidarme de tan trágico suceso, al ir al baño en un hospital me encuentro a un hombre de ochenta y muchos en el baño de mujeres con la minga fuera. ¡PREMIO! Cuando ya me había recuperado otra vez una más arrugada, mas pequeña y mucho mas acusadora. ¿Pero que le pasa a los hombres? ¿Es cumplir los ochenta y sólo queremos enseñarla porque ni con un silo de viagra se nos pondría tiesa y durita? ¡¡¡POR EL AMOR DE DÍOS!!! Los penes no son bellos a la vista, todo hay que decirlo, pero puesto a elegir mejor uno que parezca un pene y no la cría de una marsopa calva y encogidita toda.

 

Insinuar forma parte de la seducción y para eso no hay edad o no debería haberla. ¡Forma parte del juego! Pero si pasamos a sacarla porque si, manosearla y mostrarla sin un propósito en concreto a diestro y siniestro la práctica hace lamentar no tener la rapidez del corre caminos para haber gritado BIP-BIP y haber dejado tras de una misma, una ráfaga infinita de polvo levantándose del suelo tras esa horripilante y traumática visión de nada, de tamaño diminutamente diminuto y cubierto de piel arrugada sobre más piel arrugada sobre infinita piel arrugada.

 

Lo peor es que el dicho dice: ¡NO HAY DOS SIN TRES! ¿Quién será el próximo que se exhiba ante mí? ¡¡¡YA EMPIEZO A TEMBLAR!!!

 

MORALEJA: Para acabar una frase célebre del Dr. Oscar Espino “El doctor del sexo” tomada del libro “El Buen Sexo” (2010): “Usted aprecia la belleza de La Maja Desnuda de Goya sin lograr una erección, pero otra historia sería si tuviera en frente de sus ojos a la mera Maja en carne y hueso. Porque la pintura huele a aguarrás y la celeste carne de la mujer huele a feromonas.” Pero yo no soy ni la Maja ni la mujer del cuadro así que… ¡¡¡BASTA YA DE HOMBRES DE OCHENTA Y TANTOS CON PENES FLÁCIDOS POR FAVOR!!! Ahora, tal y como estoy con estas dos acusaciones peneanas, ni ver la de un joven vigoroso, enérgico y bien dotado, conseguiría arrebatarme ni siquiera una mirada de asombro. ¡Mucho trauma! Pocas,… nueces.

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