martes, 27 de agosto de 2013

INFANCIA AVEJENTADA


 

VIOLACIÓN: La violación es una violencia de tipo sexual que se produce cuando una persona tiene acceso sexual hacia otra, mediante el empleo de violencias físicas o psicológicas o mediante el uso de mecanismos que anulen el consentimiento de los ofendidos. También se habla de violación cuando la víctima no puede dar su consentimiento, como en los casos de incapaces mentales, menores de edad, o personas que se encuentran en estado de inconsciencia. (ENLACE WEB: http://es.wikipedia.org/wiki/Violaci%C3%B3n).

 

INFANCIA: La infancia o niñez es un término amplio aplicado a los seres humanos que se encuentran en fases de desarrollo comprendidas entre el nacimiento y la adolescencia o pubertad. (ENLACE WEB: http://es.wikipedia.org/wiki/Infancia).

 

ABUSO SEXUAL: El abuso sexual es definido como cualquier actividad sexual entre dos o más personas sin consentimiento de una persona. El abuso sexual puede producirse entre adultos, de un adulto a un menor -abuso sexual infantil- o incluso entre menores. (ENLACE WEB: http://es.wikipedia.org/wiki/Abuso_sexual).

 

Hay palabras que no deberían existir en ningún diccionario. Violación y abuso sexual son dos de ellas. ¡Nada que no fuera consentido por ambas partes debería existir! Más si a esto le añadimos el término poder como sinónimo de fuerza o dominio sobre algo o alguien, lo horrible se convierte en dantesco. Pero por desgracia siempre hay algo para peor en lo que a la raza humana se refiere y la evolución involucionada del lenguaje. Si a las palabras Violación, Abuso sexual, Poder le añadimos Infancia,… la repulsión, la impotencia, la rabia, el asco, incluso la venganza, se hace presa de nuestros corazones y nuestras mentes.

 

¡Nadie debería abusar de un poder así! Y menos si ese alguien es una figura “paterna” que el infante usa como referencia para su aprendizaje en el camino hacia la madurez.

 

Veinte años no son muchos si tienes sesenta o más. Veinte años de tormento y sufrimiento cuando sólo tienes treinta y cinco  son como diez mil vidas infinitas mal vividas. No tener elección, no tener fuerza, no tener criterio, ni formación, ni salida,… ¡No es justo! Donde debía haber muñecas hubo hijos. Donde tenía que haber escuela hubo reclusión y silencio. Donde el vivir y crecer debería haber sido un aprendizaje para mejor, fue todo de golpe, a la fuerza, sin tiempo a nada y menos sin mentalidad para asimilar la atrocidad que se estaba cometiendo contra la voluntad de una niña pequeña.

 

No se ha dado a conocer a este último violador al que todos conocían como “El viejo”. No necesito una cara para ver a un monstruo, ni un nombre para reconocer a un violador. La pauta, para ellos, siempre es la misma y es que tiene el poder cuando lo que verdaderamente son es escoria humana falta de verdadera fuerza para enfrentarse con una mujer de verdad.

 

Nadie tiene derecho a ejercer de juez. Pero hay gente que ni recibiendo el peor de los castigos aprende.

 

Nada volverá a ser lo mismo para esa niña-mujer que ha vivido un infierno en la tierra. Lo que debemos conseguir no es sólo castigar al culpable por lo cometido sino tener el suficiente valor como para dar la cara incluso cuando temamos por nuestra propia vida. Nada, por muy horrible que sea, es peor que el silencio y el conformismo. Decir “¡SE ACABÓ! ¡Ya no puedo más!” no es malo sino un paso justo para la liberación, para la verdad, para la justicia, para poder ser nosotros mismos. No voy a decir que sea fácil, ni rápido, ni siquiera voy a confesar que la resolución sea rápida. Lo que si voy a decir, medio por experiencia, es que poco a poco consigues superarlo todo y empezar a vivir una nueva vida. Aprendes que todo aquello acabó y que el presente, manda sobre un pasado nefasto y mal encauzado. ‘Agua pasada no mueve molino’  y la vida es un movimiento constante de aguas que vienen y van, en forma de personas que nos ayudan más de las que nos maltrataron o hicieron daño.

 

¡No hay que temer al hombre por ser hombre! Hay que temer al monstruo por dejar de ser hombre.

 

MORALEJA: Hay un pasaje en la Biblia que siempre me ha gustado, no por que la haya leído asiduamente, sino porque tiene una relevancia un tanto especial para mi. Es el siguiente: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño”.

 

No busco que religiosamente alguien entienda este pasaje o se ofenda si no es de su religión. Este pasaje, estas pequeñas frase, para mi, dice mucho más que como aspecto puramente religioso. Hay que vivir las etapas de la vida tal y como viene incluso cuando una de ellas ha sido eliminada de nuestras vidas contra nuestra voluntad. Volver atrás no es la solución. Continuar hacia delante con rencor tampoco. Hay que aprender, aunque duela, sobreponerse y empezara a vivir. Sólo así llegará un momento que ni duela y todo sea más fácil.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario