jueves, 25 de julio de 2013

SUSURRO A CONTRALUZ (poema)


 
SUSURRO A CONTRALUZ

 

No compartimos más que eso:

un susurro a contraluz.

Un teléfono que sonaba de tarde

en tarde y simplemente para preguntar:

“¿Qué tal te ha ido el día?”

 

Las estaciones no cambiaron aquellas

citas telefónicas, que a fuego lento, iban

haciéndose cada vez mas dulces.

 

Eran el veneno y su cura, sin

ganas nunca de curarse y deseando

envenenarse cada día un poco mas.

 

El sonido de aquel

teléfono móvil

se convirtió como

en reclamo

de auxilio que

verdaderamente desconozco

a cual de los dos ayudaba.

 

Un viernes la dulzura

se convirtió en

algo lúgubre

y vacío de sentido.

 

¡Un mensaje y la voz

desapareció para siempre!

 

Parece que fue ayer,

pero ya pasaron muchas

horas y desengancharme

de una droga que corrió

tantos días por mis venas,

cuesta demasiado.

 

Con los efectos del mono

escribo estas líneas

con la esperanza de que

algo de lo que nunca

hubo salga de mi cuerpo

de mujer, de hembra.

 

Sólo el vacío que nadie

llenará queda al final.

Ahora medio cuerda

y medio sobria, es

cuando comprendo que aquello

nunca debió  haber existido.

 

¡Esa voz jamás volverá

a sonar en mi oído!

 

 

 

(¡Ojala me llamara!)

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