viernes, 5 de abril de 2013

ME MATÓ UN MARTES JUEVES (poema)


 

ME MATÓ UN MARTES JUEVES

Dije que era jueves
y me disparó un martes.

(Sabía que sería él

incluso cuando no lo era).

Llegó sin esperanza,

sin murmullo de intermedio día,

sin chaqueta ni traje a rallas,

sólo con polo amarillo,

pantalón desgastado y

virilidad de hombre

siempre en cuarto creciente.

 

La luna estaba llena pero su deseo no.

Su luz se ceñía al temblor

oculto de sus apetitos.

Quería poseerle y la dejó hacerlo

(me pregunte cuantas más

fueron sólo eso,… un instante).

 

¡Me callé!

 

Celar no va con mi porte y clase,

pese a ser de cuna pobre y de casa humilde.

Intenté contener mi rabia

que salpicaba por entero

la noche inmensamente estrellada.

Ansié que mi furia

fuera mansa, sumisa, manejable.

 

Corté rosas del jardín vecino,

me distraje con un libro prestado,

batí un suflé a punto de nieve para otro,…

se desinfló con mis lamentos.

 

A nadie pude contarle nada,

ni siquiera a ti porque no estabas.

Te pudieron más

las voracidades que el afecto.

 

Su revolver no era grande,

ni su munición pesada,

ni si quiera su puntería era diestra.

Sólo contaba con una gran ventaja:

sabía cual era el lugar

que con un roce, desángrame podría.

 

Digo que es jueves
y me mató un martes.

Pocos me escuchan aquí,

o se acuerdan de los días.

¡Los muertos no suelen

tener charlas largas!

Aquí se olvida pronto el tiempo,…

pues ya no tienes donde ir.

¡Es la meta!

 

Es irónico

ganar la última partida.

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