domingo, 21 de abril de 2013

ESCRACHES VS. COBRADORES DEL FRAC



 

Alguien te sigue y te molesta. Alguien está en la puerta de tu casa y te molesta. Vas a cenar, o a comprar, o dar un paseo y te molestan. ¡Siempre son los mismos! ¿Qué pasa? 

 

Se pueden llamar escraches o pueden llamar cobradores del frac. Los dos cumplen una función importante. Uno, los escraches, cumple una función social contra una deuda que  se han adquirido con el pueblo, ya sean ministros, alcaldes, etc., y que no se ha cumplido. Los otros, los cobradores del frac, cumplen una función empresarial contra una deuda que se ha adquirido con una persona jurídica o física y  el contrayente, no se ha hecho cargo de saldar lo subscrito.

 

Para muchos, cada vez más por desgracia, son un incordio. Pero las deudas adquiridas son deudas. Aceptarlas y pagarlas es la mejor solución para acabar con la situación incomoda que significa tener la suficiente inteligencia de no escurrir el bulto, cuando algo no se cumple (pero claro, esto sólo sirve para los que tiene dignidad, conciencia o simplemente, sentido del ridículo).

 

¿Los insultos? ¿Los desprecios? ¿Los golpes? Existen, no vamos a negarlo, pero no por parte de los que reclaman lo que se les adeuda sino por los deudores que, frente a la verdad día tras día tras día, se sienten faltos de herramientas para enfrentarse con la prueba constante de una mala gestión, un tanto incómoda dicho sea de paso, pero única y más real que la propia realidad vivida.

 

La solución suele ser fácil. El orgullo, la falta de sensibilidad, la chulería, hacen que lo sencillo se convierta en una lucha “televisiva” a veces que quiere hacer competencia directa con otros realitis que sinceramente, tienen más veteranía dentro de la caja tonta. Aquellos que intentan rivalizar con los “grandes hermanos” televisivos, se olvidan en sus charlas ante las cámaras, que aquello es un concurso y lo que ellos hacen y dicen, forma parte de una vida que empieza a ser no embarazosa sino preñada de falta de conocimiento y de falta de responsabilidad latente por un gobierno, estatal, municipal, comarcal, etc., que da realmente asco.

 

MORALEJA: Joan Manuel Serrat en su canción Sinceramente tuyo decía: NUNCA ES TRISTE LA VERDAD, LO QUE NO TIENE ES REMEDIO.

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