martes, 1 de enero de 2013

MMXII (fin de año)

 

Se apagaron muchas voces el año de fin de mundo.

 

Etta James se esfumó sin una última nota. Whitney Houston nos dejó sin su banda sonora. Donna Summer se cansó de trabajar duro por el dinero y nos dejó sin su último baile. Fontella Bass se cansó de que se negara la palabra rescate y se fue a protegernos desde donde nadie le prohíba poder decir “Rescue me”.

 

El piano de Ian Bargh enmudeció. Se quedaron huérfanas las guitarras de Larry Reinhardt, Enrique de Melchor, Enrique Sierra y Luis Alberto Spinetta. Las baquetas de Tonmi Lillman dejaron de sonar.

 

El balón quedó sólo en mitad del campo sin Marquitos, Manolo Preciado, Timo Konietza, Dragan Miranovic, Juan Echecopar y Piermario Morosini.

 

Los periódicos y revistas se quedaron sin los escritos de Mika Yamamoto, Marie Colvin, Aatos Erkko, Osvaldo Valerin y Manuel Calvo Hernando.

 

Neil Armstrong se elevó de nuevo al cielo inmenso.

 

La risa de muchos se nos tornó llanto cuando nos dejó Miliki.

 

Michael Clarke Duncan paseará ya por siempre por la Milla Verde de nuestro recuerdo.

 

Santiago Carrillo abandonó con su cabeza descubierta este mundo buscando siempre, la igualdad y la libertad inculcadas por sus ideales.

 

Las láminas de metal y los alambres quedaron abandonados para siempre por las manos de Edgar Negret.

 

Se abrasaron para quedar solo en el recuerdo los poemas de Agustín García Calvo, Lêdo Ivo, Alberto Acosta Pérez, Wisława Szymborska y Charles Higham.

 

Hubo muchas voces sin nombre propio que no todos recuerden pero no se olvidan para los que tenemos alma y corazón, que nos abandonaron desde Nigeria hasta Bagdad, desde Siria hasta Somalia, desde Irak hasta Ucrania, desde Honduras hasta la India, desde Argentina hasta Polonia, desde Yemen hasta Bulgaria, desde Newtown hasta Madrid.

 

Muchas voces se nos fueron, algunas antes de su hora y muy cerca de nosotros por culpa una vez mas, de negligencias por las que no pagan nunca políticos implicados e informados de los abusos que se producen una y otra vez en eventos que concentran a gente que en un país SIN FUTURO sólo quiere pasar un rato disfrutando de la vida, una vida que se les arrebató demasiado pronto.

 

Se les secó la tinta a las máquinas de escribir. Los instrumentos empezaron a acumular polvo. Los ideales fueron quedando en el recuerdo. Algunos actuaron por última vez. Otros ni nos dijeron adiós (no les dio tiempo). Pero lo bueno es que todos fueron grandes y tenían un nombre, una familia, un sueño, una vida. Los que nos quedamos sólo nos queda seguir recordándoles para que nuestra mente y nuestro corazón no los olviden.

 

Adiós 2012 lleno de grandes y duros momentos. Bienvenido, cuando llegues, 2013.

 

MORALEJA: El fin del mundo no llegó. No fue un punto final a un mundo que destruimos  día tras día un poquito más. ¿Con qué me quedo yo? ¡Eso es fácil de decir! Me quedó con el llanto preciosamente bello de los ojos que no controlan un exceso impetuoso de risa. ¿Hay algo más bello? Pues guárdenlo en su mente por si llega su fin este 2013.

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