jueves, 3 de noviembre de 2011

HUBO UN DÍA

Hubo un día en que hubiera corrido en tu busca aunque la distancia hubiese sido eterna. Hubo un día en que un susurro tuyo hizo temblar todo mi ser. Hubo un día en que mi vida, mi única razón de existir, lo que hacía que  fuera diferente, especial, mágico era sólo una mirada tuya. Hubo un día que hubiera dado mi vida por ti sin pedir explicaciones de cómo hubieses deseado que hubiera sido mi fin para prolongar tu marcha quizás precipitada. Hubo un día que creí morir cuando sentí que te alejabas sin ni siquiera un triste adiós.

Habíamos compartido tantas momentos, tantas palabras, tantos sentimientos, tantas promesas,… ¿Dónde lo guardaste todo para marchar tan ligero equipaje?

Hoy miro la mesa dónde aún están nuestras copas impregnadas de vino, de risas, de recuerdos, de un beso perdido quizás lanzado al aire y que rebotó, queriendo o sin querer, contra mis labios.

Miro tu copa,… el vino borro tu aroma o quizás fuera aquella la fragancia que te acompañaba esa noche. Aquel color rojo sangre que nos hizo hervir el alma hasta quedar exhaustos a la mañana siguiente.

Toco mis labios, deslizo mis dedos intentando buscar en ellos el recuerdo del ayer y lo único que siento aún es el calor de tu boca que se tornó fría al rozar la mía. ¿Fue un beso perdido?

El aroma, el color, el cuerpo, la noche, el frío, tu beso, mi boca, tu copa de vino vacía en la mesa,… todo pertenece al ayer. ¿Qué me queda a mí ahora? Una mesa desocupada, un corazón sin latidos, una historia que jamás fue algo real.

Quizás todo fuera un sueño me repito ahora intentado despertar a la realidad,… ¿Un sueño? Esto no puede ser un sueño,… sino una pesadilla. Sólo tengo que despertar.

Cogí tu copa con rabia y la apreté hasta destrozarla con mi mano. Si todo es una alucinación el dolor de los cristales incrustados en la piel me hará recobrar la razón. El dolor existe. La sangre mana de las heridas infligidas para intentar despertar,… pero lo vivido había sido real.

No hay un día que no vuelva a mirar esa mesa con una copa, aquella copa solitaria que una vez tubo una compañera, una amiga que permaneció a su lado hasta que su existir en este mundo ya no tuvo sentido. Ahora, triste y apenada, sólo en recuerdo del ayer hace que siga allí, como aquella noche, con aquella fragancia, con aquel labio marchito que dio su último sorbo después de aquel beso furtivo y sin sentido.

Hubo en día en que te ame. Hubo un día en que la nada era un todo para mí. Hubo un día en que los dos nos lubricamos con poemas de amor las entrañas. Hubo un día que al despertar que todo parecí haber sido una quimera. Hubo un día que estuvimos creando un mundo para nosotros. Hubo un día que cerraste la puerta tras de ti pese al amor, pese al beso deseado o no, pese a lo que sentías,… cogiste tu vida, la empaquetaste en el bolsillo de tu chaqueta y sin mirar atrás, te fuiste.

Ese día existió. Hoy lo se y no me arrepiento. De lo que ocurrió, sólo aquella copa que se marchita y el labio que se pregunta por qué existió aquel beso sin obtener una respuesta que le haga olvidar el pasado.

Hubo un día, no me cabe duda. Hubo un día pero ahora,… sólo queda el ayer.


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