miércoles, 2 de noviembre de 2011

FRÍO EN EL ALMA

El otoño llegó hace días pero hoy parece oficialmente el primer día de un otoño especial que ha dejado que su sol con un tono especialmente bello, el color de las hojas que aún no cayeron del todo, su olor a tierra húmeda,… nos hiciera alargar las esperanzas en un momento tan desesperanzador como el que estamos viviendo a muchos niveles.

Hoy que los termómetros han llegado a niveles de temperatura muy bajas, que nuestro país esta sufriendo lluvias, nevadas, fuertes rachas de viento,… me pregunto si el tiempo puede influir en el alma, si el frío puede hacer que el alma se hiele, se congele, parezca que no exista.

¿Puede existir el frío en el alma?

Hay gente que no cree que la gente tenga alma y es por una cuestión religiosa o científica. No voy a entrar en un debate en el que no puedo poner a favor de un punto o de otro sin tener estudiados todos los parámetros. Hoy creamos todos que los seres humanos tenemos alma. Cuando el frío es elevado nuestros dientes castañetean para recuperar nuestro calor, nuestro bello se eriza en señal de que hay menos ardor a nuestro alrededor pero,… ¿Cómo sabemos cuando se está helando el alma?

Quizás las palabras que se dicen nos hagan ver un poco como esa persona que tenemos ante nosotros se le está enfriando el alma sin que podamos hacer nada. Palabras como NUNCA, palabras como DÉJAME, palabras como OLVIDÁME expresadas de modo imperativo con una mirada fulminante y un tono elevado en una conversación de un minuto como mucho puede hacernos ver que esa persona no sólo esta sufriendo una hipotermia en el alma sino que no le importa hacer daño con el frío que desprende en su tono, en su pose, en su mirada, en su forma de desprecio.

Vivimos en un mundo dónde gente que no tiene nada es muy feliz y gente que lo tiene francamente todo en su mano no se da cuenta de lo importante de no dejar que una mala época, un mal día, un mal cambio, pueda hacerte morir por dentro. Hay un refrán que dice: No es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita.

Vivir en un mundo helado es vivir en un mundo sin sentimientos, sin palabras bonitas, sin unas manos que ofrezcan calor, sin abrazos que ofrezcan sosiego, calma, comprensión.

Hoy no fue un gran día. Mañana volverá a salir el sol y me aferraré a cada rayo con la esperanza de que mi calor, mi fuerza, una simple palabra mía consiga descongelar algo a las personas que viven heladas a mí alrededor. No voy a dejar de luchar porque el frío haya llegado porque la primavera volverá y espero que todos podamos seguir unidos para disfrutarla.

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