jueves, 27 de octubre de 2011

POR ORGULLO …

Las catástrofes naturales pasan súbitamente y a veces sin previo aviso. Las lluvias, las nevadas, las rachas de viento fuerte, la bravura del mar pueden predecirse pero no el grado de destrucción,… nunca las consecuencias.

De todos las catástrofes naturales las peores son los volcanes, los terremotos, los tornados. No se pueden predecir y su devastación tampoco. Cuando eso ocurre hay que actuar rápido: hay que rescatar a los que están atrapados, hay que ayudar a los que están heridos, hay que actuar rápido con las personas que se han quedado sin hogar y tienen que pasar, después de mal trago por perder a familiares, enseres, casa y demás, el tener que dormir al raso con sus hijos. Hay veces que los gobiernos son torpes o no suele estar preparados. Es compresible hasta cierto punto que no pueden solucionar un problema de gran magnitud de golpe o lo suficientemente rápido. Lo que no puedo llegar a entender que habiendo personas mayores, con hijos, que sufren, que su orgullo no les deje recibir la ayuda que brindan los países que han comprendido que la vida humana es más importante que la política, que los conflictos de intereses, que cualquier otra cosas que no sea paliar la agonía de las personas que han de sobrevivir y empezar de nuevo de cero de la manera mas adecuada sin tener que sufrir más daños personales.

Por orgullo puede hacerse verdaderas tonterías pero cuesta creer que una de ellas sea hace sufrir a las personas sed, hambre, frío,… El orgullo queda bien cuando estamos viendo obras de teatro, escenas impactantes de cine. En la vida real, el orgullo intoxica al ser humano y puede hacer que ese veneno que le mata el alma, pueda acabar con la vida de personas inocentes que se han quedado sin recursos.

MORALEJA: Catorce días tenía la pequeña niña que sobrevivió junto a su madre y su abuela bajo los escombros de Turquía de hace unos días. ¡Que ganas de vivir! Eso es lo que importa a fin de cuentas: sobrevivir para poder vivir. ¡Es así de simple!

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